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La sequedad del barro genera formas escultóricas singulares. MIGUEL GIL

Los hipnóticos paisajes del barro

Fotografía ·

El fotógrafo granadino Miguel Gil publica un libro con una selección de 'macro paisajes' obtenidos de las singulares formas y colores de las orillas del río Tinto

Jorge Pastor

Granada

Miércoles, 6 de enero 2021, 01:06

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Posiblemente muchos de ustedes le conocerán. Se lo presento por si acaso. Se llama Elliott Erwitt, es uno de los mejores fotógrafos de la historia y dijo cosas tan interesantes como ésta: «La fotografía es el arte de la observación;se trata de encontrar algo interesante en un lugar ordinario». 'La memoria del barro, un viaje a través del tiempo', el libro que acaba de publicar Miguel Gil (Sonámbulos Ediciones), es la perfecta constatación de que Erwitt, que saltó a la fama por sus retratos de personajes imprescindibles para entender el siglo XX como John F. Kennedy o Ernesto Che Guevara, llevaba más razón que un santo. La selección de imágenes de Miguel Gil que conforman este volumen, tomadas en una sucesión de viajes al río Tinto (Huelva), descubren los impresionantes paisajes que puede deparar, por ejemplo, una sencilla torta de barro resquebrajada por el calor y la sequedad. «Como una escultura tallada por el mismo Chillida, como una mancha multicolor que evoca un lienzo pintado por Vassily Kandinsky», comenta Ramón L. Pérez, prologuista de esta 'Memoria del barro' con textos de María del Carmen Pernas.

Miguel Gil León es un empresario y emprendedor que hizo de su pasión, la fotografía, su 'modus vivendi'. Se dedica fundamentalmente a la realización de rutas por parajes naturales de toda Andalucía –nadie como él ha captado la esencia del Geoparque de Granada–, aunque una de sus grandes especialidades es la astro fotografía. Ha participado en múltiples exposiciones y en 2011 y 2012 fue director del Al AndaLuz Photofestival.

Algunas de las formas de las fotos emulan las tablillas de los escribas mesopotámicos. MIGUEL GIL

«'La memoria del barro', mi ópera prima, recoge tomas inspiradas en el más primigenio lenguaje escrito sobre tablillas de barro», dice Miguel Gil, quien agrega que son muchos los que le 'empujaron' a dar este salto al mundo editorial. «Ya no tenía más excusas y he tenido que enfrentarme a todas las barreras que siempre me había puesto», confiesa entre risas. Gil subraya el importante concurso de María del Carmen Pernas en 'La memoria del barro', «que sin lugar a dudas aporta un valor estético y literario a la obra». Y por si todo esto fuera poco, los lectores pueden acceder a través de un código QR a una pieza musical compuesta por Miguel Ángel Pugnaire inspirada en las ilustraciones de 'La memoria del barro'. «Mi deseo –subraya el autor– es que la gente pueda disfrutar de este paseo virtual como nosotros hemos disfrutado construyendo este mensaje fotográfico, literario y musical».

Espectacular combinación de colores y formas en las orillas del río Tinto. MIGUEL GIL

La idea surgió a raíz del regreso de Miguel Gil de Lofoten (Noruega), cuando se encontró con la pandemia y un confinamiento que se prolongó durante varios meses. Una parada obligada en su profesión. «Tenía que buscar algún recurso para pasar el tiempo y revisando mi proyecto 'macro paisajes', recordé que tenía pendiente hacer mi primer libro del que había hablado años atrás con mi amiga María del Carmen Pernas», comenta Miguel Gil. Analizó cinco años de trabajo fotográfico, montó una exposición virtual y aprovechó para hacer el catálogo que fue el germen de 'La memoria del barro'.

Río Tinto

Y ahí fue donde 'emergió' el río Tinto. «No fue nada premeditado, podría haber sido cualquier otro lugar del planeta, pero los talleres que organizo con Al Andalus Photo Tour me han llevado en innumerables ocasiones hasta esta zona de Huelva tan singular», narra Gil. Y ahí fue también donde surgió esa similitud con los usos de los escribas mesopotámicos, que plasmaron el pensamiento de su civilización sobre el barro, valiéndose de una caña. Sobre estas tablas escribieron las primeras transacciones económicas, la memoria de las ofrendas, los nombres de las estrellas... «El barro está en las escuelas, la farmacopea, los libros sapienciales, las matemáticas, la astronomía, las súplicas, las preguntas y también algunas respuestas», asegura.

Paisaje marciano. MIGUEL GIL

«Cuando hablamos de paisaje –añade Gil– imaginamos grandes extensiones de terreno con montañas, árboles y puestas de sol, pero en el río Tinto el paisaje está a nuestros pies». Las orillas son verdaderos cuadros, «como si la paleta de un pintor derramara su óleo sobre ellos y el agua moviera el pincel y fuera dibujando infinitos universos a cada paso que das». Formas y colores que invitan a soñar e imaginar.La desecación del barro permite plasmar un mundo que resulta invisible al ojo.

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