El granadino que danza dentro de un aro
Víctor Bodega fue autodidacta y se quebró los dedos de las manos aprendiendo 'rueda cyr', una disciplina que ahora enseña en su centro de alto rendimiento circense de Granada
Víctor enseña sus manos. «Mira, tengo los diez dedos luxados», dice entre sonrisas. «Es lo que tiene ser autodidacta», vuelve a sonreír. Víctor Bodega no se dedica a partir nueces con los puños ni tampoco es un masoca. Es un artista de circo. Un gran artista de circo. Se ha convertido, a base de dar muchas vueltas, entrenar cinco horas diarias y quebrarse unas cuantas falanges, en uno de los grandes referentes en una de las especialidades circenses más bellas y más atractivas: la rueda cyr. Víctor se adosa a un aro de acero inoxidable de treinta kilos y, cual hombre de Vitrubio de Leonardo da Vinci, voltea y voltea gracias a la inercia y un perfecto dominio de su cuerpo.
Números hipnóticos para el público que tiene la oportunidad de verlos en eventos como el mismísimo festival Starlite de Marbella o en las calles de Granada, donde también actúa. «Llevo ocho años haciendo shows en la vía pública; es más gratificante que en el mejor de los teatros», confiesa. Esta última navidad ha triunfado en la plaza de las Batallas.
Pero Víctor Bodega, que se confiesa «más granadino que la Alhambra», no solo es capaz de convertir el movimiento en belleza, sino que también es un emprendedor empedernido que ha convertido su pasión por la danza en un centro de alto rendimiento circense, Movement Andalusí, un referente dentro y fuera de España. Tanto es así que en esta nave de trescientos metros cuadrados situada en el Polígono de la Purísima, también llamado el Polígono del Arte porque buena parte de los inmuebles están ocupados por compañías de teatro o escuelas de artes escénicas como El Semillero de Piero Partigianoni, se dan cita profesionales del mismísimo Circo del Sol o del Moulin Rouge de París.
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«Antes la gente se tenía que ir a Madrid o Barcelona para formarse, pero ahora prefieren hacerlo en una ciudad tan atractiva como Granada porque aquí encuentran todos los equipamientos que necesitan y sobre todo se sienten parte de una comunidad», comenta Bodega. «Aquí viene desde gente muy top que quiere perfeccionar su estilo hasta médicos o biólogos que han visto en esto una vía de escape y una forma de desarrollarse», afirma. Movement Andalusí, que cuenta con un equipo de seis profesores, puede albergar hasta cuarenta personas ejercitándose al mismo tiempo en la pista de linóleo, el tatami acolchado o la zona de barras y pesas.
Pero volvamos al Víctor Bodega que gira y gira asido a un disco. «Yo siempre he hecho mucho deporte, desde pequeño, y también mucho break dance, pero quería abrir nuevos campos y siempre me fascinó esta disciplina», explica. Y así fue como empezó a ver vídeos en Youtube de grandes maestros como AlexanderLane y empezó a practicar por su cuenta, plenamente consciente de que podía sufrir más de un percance. «Yo se lo digo a quienes quieren aficionarse a esto: si alguien te enseña, te evitas algún mal rato», refiere en relación a algún que otro percance». «Lo que yo aprendí en tres meses ellos pueden hacerlo en cinco minutos».
La clave para dominar este aparato, según Bodega, es tener una conciencia corporal muy trabajada. «Hay que cuidarse mucho para tener confianza y pisar el escenario sin miedo». Esto no pasa tan solo por hacer mucho ejercicio físico, sino por tener un equilibrio emocional que empieza por protegerse frente a la luz led, las radiaciones que emiten muchos de los aparatos electrónicos que utilizamos con asiduidad o beber siempre agua filtrada.
«La clave para dominar este aparato es tener una conciencia corporal muy trabajada», asegura el artista circense
A partir de ahí, lo siguiente es ensayar y ensayar para lograr la perfección y preparar sets, perfectamente coordinados con la música, que pueden durar hasta cinco minutos.
El tipo de rueda depende del tipo de manipulación y de la fisonomía de cada persona. El que usa normalmente Víctor Bodega es de unos treinta kilos y está cubierto por una película de poliéster que garantiza una mejor sujeción. A partir de ahí, todo es pura física y capacidad de imprimir la fuerza necesaria para alcanzar el dinamismo preciso. «Yo soy mucho de improvisar, pero adaptándome a las características de un espacio tan singular como puede ser la plaza de las Batallas», señala. Y, en este tipo de contexto, no solo es importante el dominio de la técnica, sino acotar una zona que permita que el espectáculo se desarrolle con seguridad y que atrapar la atención de los espectadores generando expectativas. «Se trata, en resumen, de hacer un teatro en unos minutos».
Un negocio detrás de otro
Y ahora retornemos al Víctor Bodega que desde 2014 no ha parado de poner en marcha un negocio detrás de otro. Primero fue una empresa que hacía falsos robados –autorizados– a los visitantes de la Alhambra, después una agencia creativa, luego una productora audiovisual, una marca de ropa... hasta que asistió a una charla inspiradora del fundador de Bla Bla Car y se le volvió a encender la bombilla. «Tenía amigos que bailaban en los soportales o donde podían ¿por qué no ofrecer algo donde pudieran hacerlo en un sitio perfectamente acondicionado?», se preguntó. La respuesta fue Movement Andalusí.
«Había visto esta nave, que estaba abandonada, y me enamoré de ella», dice. «Entonces vino la pandemia, me encerré aquí y fui construyendo esto poco a poco para poner en pie unas instalaciones con todo lo que se necesita para hacer danza contemporánea, telas aéreas, trapecio, verticales, acrobacias, rueda cyr y, en definitiva, todo lo que tenga que ver con el arte en movimiento».
De forma paralela Víctor, que estudió Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad de Málaga, el grado de Creación Publicitaria en la Escuela de Arte Gaspar Becerra y Dirección de Empresas en el Instituto Internacional San Telmo, también ha hecho sus pinitos en el mundo de la interpretación y ha participado como especialista en películas como '30 monedas' (HBO) de Álex de la Iglesia.
El mundo gira. El planeta gira. Víctor Bodega gira. El arte gira. Todos giramos.
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