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Isaac Sánchez, en la Plaza del Carmen, como Pepe Isbert en 'Bienvenido Mr. Marshall' pero con un ejemplar de 'Buena gente'. PEPE MARÍN
«Granada está por todas partes en 'Buena gente'»
Isaac Sánchez

«Granada está por todas partes en 'Buena gente'»

El último cómic de 'El de la batamanta' es un thriller entre Berlanga y Tarantino en el que la búsqueda del más bueno del pueblo sacará lo peor de cada casa

Domingo, 27 de abril 2025, 00:32

Isaac Sánchez (Badalona, 1981) camina por la Plaza del Carmen con aires de Pepe Isbert en 'Bienvenido Mr. Marshall'. Pero en vez de un bando municipal, lleva bajo el brazo su último cómic: 'Buena gente' (Dolmen, 2025). «Todavía me recuerdan por mis vídeos en Youtube, como Loulogio», dice el autor de 'Baños Pleamar' y 'El de la batamanta'. Luego sonríe y levanta los hombros. «Si buscara reconocimiento seguiría siendo youtuber. Si quisiera adulación, youtuber. Si fuera por dinero, pues también seguiría siendo youtuber. Pero no, hago cómics porque necesito hacerlos. Me va en la sangre».

Hace año y medio, Sánchez se mudó a Granada con un montón de ideas. Aunque había una que le rondaba con más insistencia. «Fue por Vinicius, el del Madrid, que le dieron un premio por ser mejor persona. ¿Cómo se elige que una persona es mejor que otra?». Se llevó aquella pregunta a la España de los 70 y la roció con toques de Berlanga y Tarantino. El resultado es un thriller oscuro, divertido, hondo y sorprendente: Un anciano perverso muere y deja su fortuna al vecino del pueblo que demuestre ser la mejor persona. Un juego maquiavélico que, como verán, está cargado de malafollá. Porque aquí, en 'Buena gente', hay mucho de Granada.

¿Qué tal por Granada?

–Me dijeron que me iba a aburrir porque venía de Madrid y, la verdad, estoy más enamorado que nunca. Estoy feliz. Tengo ya mis lugares de referencia, librerías, cafeterías, La Madriguera... Todo lo que puedo decir de Granada es que la amo, que la adoro.

Portada y una de las páginas más 'granadinas' de 'Buena Gente'. R. I.

Granada, de hecho, forma parte de 'Buena gente'.

–Este cómic lo he hecho enteramente en Granada. Y creo que en otra ciudad no lo hubiera podido hacer. No solo como lugar de trabajo, es que Granada está por todas partes en el libro. El fruto de la granada es uno de los motores de la historia. Esa granada, tal y como la interpreto en el cómic, es la generosidad donde menos te la esperas. La granada es un regalo, un símbolo que permanece hasta la última página.

Pero es que Benquerencia del Río, el pueblo, es muy Granada.

–Sí, hay calles muy reconocibles. Un poco retocadas, pero fáciles de ver. Benquerencia del Río está formada por retales de las partes más antiguas de Granada. Digamos que es una Granada alternativa, un pueblo ficticio, un símbolo en la fábula.

Toda la historia es como un 'Cluedo' a la inversa: ¿Quién es el más bueno de todos?

–Si te fijas, en las primeras páginas del cómic, cuando todo el mundo es feliz, hay cuchillos por todas partes. Todos los personajes llevan algo afilado. Y todas esas cosas se usan. Lo que pasa es que igual no se usan como crees, o lo usa otra persona...

Páginas de 'Buena gente'. R. I.

En cuatro páginas conocemos bien a los personajes.

–Es algo que me me están subrayando mucho, que en poco tiempo sabes cómo es cada uno. Eso es una cosa fundamental en el cómic. En el cine, en las series, en los libros, tienes un espacio para desarrollar personajes que no tienes en el cómic. En el cómic tienes que ir al grano. Al menos así lo creo yo. Y tienes que fijarte en detalles: en cómo se mueven, en cómo hablan... Voy dando, en un segundo plano, la personalidad de cada uno.

Y hay muchos grises...

–Exacto. Como estamos hablando del bien y el mal, no quería hacer personajes maniqueos. Quería reflexionar sobre cómo cualquiera puede hacer cosas horribles si te amparas en que es lo que conviene.

¿Lo que conviene?

–Sí, la conveniencia siempre es una excusa para 'el bien'. Mira al propio Hitler, que es como lo más malo que se puede uno imaginar. La gente que le seguía no se levantó un día y dijeron 'somos malos'. Ellos creían que estaban haciendo lo correcto.

«Quería reflexionar sobre cómo cualquiera puede hacer cosas horribles si te amparas en que es lo que conviene»

Lo mismo nosotros no somos tan buenos.

–Me parece muy ingenuo pensar que nosotros siempre hacemos lo correcto. De hecho, una de las cosas que me fascinan de mirar al pasado es anticipar el futuro. Porque en el pasado todo el mundo se pone de acuerdo en ciertos valores que caducan y que luego son pésimos. Creemos que en el hoy estamos en el culmen de la virtud, de la moral. Sin embargo, evidentemente dentro de 20 años nos dirán 'qué cosas decían', 'qué cosas hacían'. El truco para saber qué es lo que estamos haciendo mal es muy sencillo: aquello que creemos que está bien.

¿Todo?

–(Ríe) El bien es maleable según el contexto o la situación.

El alcalde del pueblo sale de 'Bienvenido Mr. Marshall'.

–Hay homenajes a Berlanga por todas partes porque lo adoro. Pero también está la protagonista que se llama Pepa, es rubia, tiene los ojos azules y vive un romance con un galán típico de la época... ¡Es una película de Marisol! Aunque en un contexto terrible, claro (ríe). Luego hay un personaje, el señor Armando, que es José Luis López Vázquez. También hago un guiño más contemporáneo a 'La que se avecina', con esas vecinas cotillas en la plaza del pueblo...

Esas señoras le sirven para hablar de las 'fake news'.

–Es que lo vemos todos los días. Es muy fácil construir una vida ficticia, crearte una mentira, creértela tú mismo y señalar a todos aquellos que son malos, no como tú, que eres el bueno.

«Pepa se inspira en Marisol, Armando en José Luis López Vázquez, y las vecinas de la plaza salen de 'La que se avecina'»

Y Armando, el López Vázquez, hace un algoritmo para determinar la bondad.

–Armando llega a la conclusión de que la cifra ganadora para la bondad es el cero. La nada. La nada es lo que gana todo. La equidistancia... Es que hoy día, alzar la voz, cuidado. Aunque vayas con la más bondadosa de las intenciones, siempre habrá alguien que te considere pernicioso.

Isaac Sánchez. PEPE MARÍN

Y de repente, Tarantino.

–Sí que hay algo muy de Tarantino. Tú ves 'Django Desencadenado' y hay dos tipos de violencia: la que sufren los negros, que duele al espectador; y la que sufren los torturadores, que te partes el culo. Hay que manejar la violencia para que a veces duela y, otras, sea un mecanismo de desahogo.

¿Se imagina 'Buena gente' en la gran pantalla?

–Cuando vivía en Barcelona o en Madrid, fui muchas veces a ver obras de Lorca. Y siempre lloro con Lorca. Me emociona. Cada frase de Lorca me da pena que se termine. Entonces, yo me imagino 'Buena gente', más que como una película como una obra de teatro muy lorquiana.

«Cada frase de Lorca me da pena que se termine»

¿Y ahora qué?

–Tengo muchas ideas... (ríe) Tengo una con tema social pero desde la ciencia ficción y con mucha malafollá también.

¿Nos vemos en un año?

–Hecho.

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