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Flecha Uno, Dohe y Melcom 'pintan' a María Die ante persianas decoradas con grafitis de su autoría. ALFREDO AGUILAR

Grafitis para decorar los negocios de Granada

Pintura ·

Cientos de comercios y establecimientos de la capital apuestan por embellecer sus cierres con espectaculares pinturas que visibilizan el arte urbano y aportan identidad

Jorge Pastor

Granada

Sábado, 8 de enero 2022, 23:49

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Pasear por las calles de Granada es un ejercicio de relajación, pero también una experiencia estética. Y no hablamos tan solo de disfrutar del paisaje de la Alhambra y sus atalayas, la fachada de la Capilla Real, que ya cuenta con iluminación ornamental, o la escultura del caminante junto a la Fuente de las Batallas. Hablamos de arte urbano. Arte urbano en muros sin alma y arte urbano en las persianas de cientos de negocios de Granada. Lienzos metálicos convertidos en grafitis.No tiene más que darse una vuelta por barrios como el de la Magdalena, en pleno centro de la capital, para comprobar el derroche de creatividad en esas puertas de hierro que han sustituido el gris tedioso por atractivos dibujos con más de treinta colores. Detrás de ellos hay artistas 'made in Granada' como María Die, Flecha Uno, Dohe o Melcom, y también algunos que aterrizan por estos pagos 'de cuando en vez' como el jerezano Décima.De hecho, todos ellos acaban de participar recientemente, por ejemplo, en la espectacular decoración de los cerramientos del estudio de tatuajes Blackfemia en la calle Arabial.

Dohe terminando una de sus creaciones. ALFREDO AGUILAR

Según María Die, las pinturas en este tipo de soportes son «un escaparate para los autores, pero sobre todo para los clientes que nos contratan».«Básicamente –agrega– porque aportan visibilidad para las empresas mientras que están cerradas». En el caso de María Die, ha pasado del pequeño formato, destinado al público que se mueve por circuitos como las galerías, a grafitos en locales que pueden ser observados por un universo de espectadores mucho mayor: por todos los viandantes. «Es una forma de democratización del arte más allá de élites», resume María Die que, al igual que muchos de sus compañeros, compagina el spray con la profesión de tatuadora.

Flecha Uno pintando. ALFREDO AGUILAR

¿Cómo es el proceso de pintar en una persiana? Lo normal es que se precise una pátina de imprimación previa para retirar restos de polvo y otras sustancias. Se trata de lograr la mayor adherencia para que el mural se mantenga en perfectas condiciones durante el mayor periodo de tiempo que sea posible. Hay circunstancias que pueden repercutir de una forma negativa tanto en el momento de la ejecución como en el mantenimiento. El principal de ellos es el clima. Agentes como la humedad o la lluvia pueden incidir de forma negativa –aunque siempre existen estrategias de conservación como la aplicación de barnices–. También la incidencia directa de la luz solar, para lo cual resulta muy útil la utilización de toldos. Para realizar una pieza en una superficie de unos seis metros cuadrados, que es lo que puede medir una persiana estándar, se pueden emplear entre uno y dos días. El coste medio oscila entre los 350 y los 400 euros entre mano de obra, materiales y diseños previos. El secado se realiza de forma instantánea. Se usan fundamentalmente botes de spray, brochas y también en algunos casos aerógrafos.

Melcom en acción. ALFREDO AGUILAR

Flecha Uno explica que los comerciantes y hosteleros que contactan con ellos «parten siempre de una idea preconcebida». «Aunque lo normal –aclara– es que muestren receptividad y admitan el enfoque de los propios artistas para consensuar una propuesta que satisfaga a ambas partes». En su caso, lo normal es que facilite un boceto elaborado por procedimientos digitales e incluso una simulación de cómo quedaría el propio grafiti en el bajo comercial –Flecha Uno 'juega' para el diseño con elementos preexistentes como puede ser una ventana–. «El entorno y el contexto son importantes porque, en última instancia, nuestras intervenciones se integran en una calle o en una plaza». Es decir, no solo tienen en cuenta la visión particular, sino la general en el espacio público. En cuanto al estilo, depende de los sellos individuales. Las composiciones de Flecha Uno son realistas –incluso hiper realistas–, aunque también ha comenzado a experimentar con la abstracción y con todo lo que esta corriente aporta a los fondos.

Valoración social

Dohe comenta que cada vez existe «una mayor valoración social» hacia el arte urbano, que siempre ha tenido que soportar el estigma del vandalismo. «El feed back por parte de la gente es fenomenal», asegura. Una valoración del trabajo artístico que, bajo su punto de vista, es generalizada en todos los segmentos sociales. «Especialmente en el caso de los mayores, que han superado cualquier tipo de reticencia y que son los primeros en acercarse para decirnos que les gusta lo que estamos haciendo», señala Dohe. La gama cromática también es muy personal, pero lo normal es que se supere la veintena de tonalidades –Dohe llega a emplear más de treinta–.

Un grafiti en una persiana metálica precisa unos dos días de trabajo y tiene un coste de entre 350 y 400 euros

«Lo normal –afirma Dohe– es que un encargo te lleve a otro». Hay demanda y también hay oferta. Un 'mercado' con buenas expectativas en el presente y en el futuro gracias al talento de los emergentes y también gracias a 'locomotoras' como el Niño de las Pinturas. Ahí está la última actuación colectiva en La Chana. Todo un éxito. Los hay quienes cuentan con una formación previa y quienes se inician de una forma autodidacta. «En cualquier caso –tercia María Die– es fundamental que todo el mundo conozca el movimiento y la cultura, que está en la calle». Y es que no se trata tan solo de respetar las normativas de las propias ciudades respecto a permisos y otra serie de exigencias, sino también códigos no escritos que rigen entre profesionales y aficionados. Entre ellos, no pintar nunca sobre una obra anterior y respetar a los artistas fallecidos. Siempre asumiendo, eso sí, que estamos ante una manifestación que se enmarca dentro del denominado 'arte efímero'.

María Die ultimado un grafiti. ALFREDO AGUILAR

Melcom tiene el doble rol de empresario que ha apostado por embellecer sus persianas con grafitis y, al mismo tiempo, es artista urbano. «He concebido este espacio –en referencia a Blackfemia Tatoo Studio– como un lugar donde se pueda compartir arte». Un empeño al que contribuyen, sin lugar a dudas, las llamativas pinturas que hay en el exterior. «Imagine –indica al periodista– que todos los bajos de Arabial hicieran lo mismo que yo, y convirtiéramos esta vía en un gran museo al aire libre».

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