La fortaleza que vigila la Loma de Baeza

Lupión huele a pan y aceite. Pese a que perderse por sus calles es casi imposible, hay cierto encanto en dejar atrás las eras, avanzar por la calle Doctor López y adentrarse en el pequeño laberinto de vías antiguas y de piedra. Esquinas hermosas que van de 'sela' en 'sela' (hermoso apocope de 'casa de la'), hasta desembocar en la Plaza del Ayuntamiento. Allí, frente a la Iglesia de la Asunción, reina el viejo torreón, último vestigio de una fortaleza señorial construida en el siglo XIV.

Por aquel entonces, Lupión, tierra de lobos, formaba parte del cinturón defensivo de la Loma de Baeza y las espadas se desenvainaron en más de una ocasión. El episodio más recordado es la batalla entre los Valenzuela y los Padilla, dos familias nobles que pugnaron por el control del castillo, hasta que Lope Sánchez de Valenzuela escaló la torre y tomó el mando. La torre, precisamente, es lo único que queda en pie hoy. Un torreón de base maciza e irregular, integrado en el ayuntamiento del municipio. Una torre en la que todavía se aprecian los elementos defensivos y que sirve, de alguna manera, de faro para los vecinos de Lupión.

Aunque desde fuera llame la atención su forma redondeada –ideal para resistir los impactos de proyectiles–, por dentro tiene forma cuadrada, con dos plantas que terminan en una bóveda semiesférica de ladrillo, comunicadas por una llamativa escalera zigzagueante pegada al muro. El hecho de que el torreón sea parte del ayuntamiento lo convierte sin duda en la imagen más reconocible del pueblo.

El torreón del castillo de Lupión fue declarado Bien de Interés Cultural en 1985 y se puede visitar, solicitando cita previa, los miércoles de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 19.00 horas; y los sábados de 11.00 a 13.00 horas. Una excusa maravillosa para subir a un cielo bajo, poner las manos en la piedra y respirar hondo el aroma que salta de 'sela' en 'sela';el aroma del pan, del aceite y de la historia viva que todavía resiste en las calles de Lupión.

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