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Pilar Dalbat vestida de sí misma y con gafas de sol, en el PTS. JORGE PASTOR

Con otra gafas | Pilar Dalbat, diseñadora de moda

«Me emociona cruzarme con una mujer que lleva mi ropa»

La diseñadora, que prepara su nueva colección Zambra, dejó París y apostó por Granada: «No sabía dónde iba a llegar, pero sí que quería vivir aquí»

Jorge Pastor

Granada

Lunes, 21 de julio 2025, 23:53

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Pilar Torrecillas llegó puntual a la cita. Cada minuto cuenta en una agenda tan apretada como la suya. Vino vestida de ella, de Pilar Dalbat, su alter ego en el mundo de la moda. «Mi imagen forma parte de mi trabajo», confiesa. Traje de dos piezas de color marfil, plisado geométrico, cuerpo ajustado y falda suelta. Todo confeccionado y patronado en su taller de la plaza de la Trinidad, donde se viven semanas intensas. Se vienen cosas bonitas.

Encima de su mesa, dossieres, tejidos y algunos prototipos de Zambra, la colección que presentará en septiembre en el Colegio de Arquitectos de Madrid. También bocetos para una exposición en otoño junto a un cubilete de lápices Staedtler, los negros y amarillos de toda la vida. «Me gustan los de la bolita roja porque tienen la dureza perfecta para dibujar».

–¿Cuánto hay de apariencia en el universo de la moda?

–La apariencia tiene la importancia que cada uno le quiera dar. Hay muchas formas de hacer moda. En mi caso es una herramienta para comunicar historias y transmitir ideas en el ámbito de la cultura. Hablamos de patrimonio, Granada, arquitectura, arte...

–¿Se puede considerar que la moda es arte?

–Arte es un concepto amplio. Sin duda es una disciplina artística. Depende de los objetivos que te fijes. No depende solo de la acción, sino de lo que quieras conseguir.

Pilar Dalbat desarrollará interesantes proyectos en los próximos meses. JORGE PASTOR

–Lo que está claro es que estamos ante una gran industria. ¿Dónde se sitúa Pilar Dalbat?

–Fuera. Porque la moda de autor está cerca de la artesanía y lejos de esta industria, la segunda más contaminante. Nos vinculamos con el hecho a mano, el aprovechamiento de los materiales y el reciclaje. Además reivindicamos nuestro entorno, Granada y España.

–¿Valoramos suficientemente la artesanía?

–Se valora cada vez más, pero desgraciadamente porque se está utilizando como una herramienta de marketing. Como la exclusividad ha estado vinculada a unos valores que han desaparecido por la evolución del público y la madurez de los mercados, el lujo se está relacionando con el hecho a mano.

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–¿Hay adictos a las tendencias?

–Sí pero no los conozco. Nuestra marca busca el objeto como lo hacía Fortuny. Que vistas algo que te identique cuando te presentas a los demás. La adicción se vincula al gran consumo, y nosotros no estamos ahí. Vestimos a gente de la cultura, la arquitectura, el arte... que son muy conscientes de lo que quieren.

«Ha habido muchos momentos en los que he llorado con mi trabajo. Soy muy llorona»

–¿Hasta qué punto lo que vestimos nos identifica con lo que somos, o más bien es un camuflaje de los que somos?

–Para algunos es un camuflaje, pero ya sabes lo que dice el refrán: aunque la mona se vista de seda, mona se queda. También hay quienes han encontrado en una marca una forma de expresarse. Muchos de los que se acercan a nosotros descubren que detrás hay un proyecto y unos valores.

–La ropa ayuda a que nos veamos mejor ¿pero hasta qué punto puede contribuir al equilibrio emocional?

–No creo que sea tanto así. Si lo fuera, recetarían prendas en las consultas de los psicólogos. Lo que está claro es que da seguridad y autoestima cuando tienes que presentarte ante los demás.

–Hablando de emociones. ¿Ha llorado en alguna ocasión en el ejercicio de su profesión?

–Me emociono cuando me cruzo con una mujer por la calle que viste de Pilar Dalbat o cuando observo que alguien lleva una prenda nuestra de hace años. Eso significa que hemos cumplido nuestro objetivo. Ha habido muchos momentos en los que he llorado. Soy muy llorona.

La nueva colección de Pilar Dalbat se llama Zambra. JORGE PASTOR

–Tiene tres hijas. Vestirán de Pilar Dalbat ¿no?

–Lo intentan, pero yo pongo freno porque tienen que entender en qué momento se tienen que poner determinadas prendas.

–¿Se pelean por la ropa?

–Sí (risas).

–¿Peleas gordas?

–De cuchillo no, pero sí se pelean (risas). Son niñas muy buenas. Saben que no es lo mismo un vaquero que una prenda hecha en el taller.

–¿Qué representa la familia para usted?

–El origen de todo. Siendo licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales, siempre entendieron mi apuesta por la moda. Con los años descubrieron que iba más allá, que promovía eventos culturales y que creaba asociaciones para poner en valor figuras como la de Mariano Fortuny. Que tengo un perfil más global.

«La influencia de mi hermano Antonio es obvia;era un ser de luz»

–Se cumplen diez años del fallecimiento del gran Antonio Jiménez Torrecillas, su hermano y uno de los arquitectos más importantes de Granada. ¿Cómo ha influido en su modo de entender la creación?

–La influencia de Antonio es obvia. Estoy ligada a la arquitectura y el patrimonio gracias a esa luz que desprendía su mirada. Era un ser de luz. Él insistía en que es más honesto hablar de lo que uno conoce que de lo que desconoce. Y ese ha sido el origen de mi proceso creativo. Mirar lo que está cerca y contarlo fuera.

–¿Cuándo dijo 'esto es lo mío'?

–Me marcó mi primer trabajo importante para una multinacional en París. Me encargaba de seleccionar las colecciones de todo el mundo para revenderlas en África. Ahí fue mi primer contacto. Entonces pensé que la moda podía ser mi camino.

–Menudo viaje de París a Granada...

–Dejé París en 1999 y me marché a hacer un viaje de mochila por el mundo. Me recorrí durante año y medio todo el sudeste asiático. Decidí volver a España. Lo lógico hubiera sido instalarme en Madrid, pero lo hice en Granada porque aquí estaba mi sitio y quería reunirme con mi familia después de diez años en el extranjero.

La marca Pilar Dalbat da empleo a siete personas. JORGE PASTOR

–¿Soñó en algún momento que llegaría a este punto?

–Realmente no. Inicié esa andadura y no sabía dónde iba a llegar. Lo que sí tuve claro es que mi elección era Granada. Empecé en mi casa yo sola y ahora tengo mi taller en la plaza de la Trinidad y somos siete personas trabajando en la marca. Ni siquiera podemos hablar de producción; hacemos prendas. Nos centramos en encargos y proyectos.

–¿Cree que Granada puede ser Capital Cultural?

–Estoy convencida.

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«Me emociona cruzarme con una mujer que lleva mi ropa»