La cultura, fusilada en Granada
Unos trescientos artistas granadinos escenifican la ejecución del sector, cuyo volumen de trabajo ha caído un 90% por la pandemia
Los artistas lo son dentro y fuera del escenario. Pues eso. Unos trescientos artistas de Granada lo volvieron a demostrar ayer. Los mismos que han convertido Granada en un referente nacional de la música o las artes escénicas, los mismos, salieron este viernes a la calle para escenificar el fusilamiento de la cultura. Imágenes estremecedoras para visibilizar la situación extrema por la que atraviesa un sector que, según las cifras que manejaban los organizadores, ha reducido un noventa por ciento su volumen de trabajo debido a la pandemia y debido a las restricciones en una actividad que, paradójicamente, es la que menos brotes de coronavirus ha registrado, según las estadísticas del propio Ministerio de Salud.
La 'manifestación de la desesperación', como la calificó alguno de los participantes, fue modélica y cargada de simbolismo desde que se inició, frente a los Jardines del Triunfo, hasta que finalizó, en el Paseo del Salón. Modélica por el orden, por la ausencia de incidentes y porque la megafonía recordaba la necesidad de guardar un metro y medio de distancia. «Una manifestación segura, como la cultura es segura», repetía el altavoz cada tres o cuatro minutos. Y también fue simbólica por ese silencio sepulcral que, como si se tratara de un cortejo fúnebre, se iba apoderando de Gran Vía, Reyes Católicos, Puerta Real... conforme la marcha avanzaba con cientos de curiosos observando desde las aceras.
El negro es el color del luto. Y de negro iban todos los artistas porque, al llegar a la plaza del Carmen, se produjo una ejecución colectiva ante las puertas del Ayuntamiento de Granada. Una performance dura, muy dura, pero también real, muy real. Los creadores, entendiendo por creadores todos los que hacen arte, están desgraciadamente más allá que acá. Algunos llevan desde el 14 de marzo sin subirse a un escenario y sin ganar ni un solo euro, y las expectativas para 2021 tampoco son, por ahora, excesivamente halagüeñas mientras recuperamos la vieja normalidad, esa que llenaba los conciertos y los teatros. Sobrecogedor, por cierto, la saeta que entonó el cantaor Juan Pinilla mientras los cuerpos yacían en el suelo. Pese al tiempo adverso y pese a la lluvia persistente, la afluencia de profesionales fue notable. Al igual que ocurrió en las otras diecisiete ciudades españolas donde se desarrolló esta movilización.
«Hace falta que el ministro de Cultura pase de las palabras a los hechos y se apruebe de una vez el Estatuto del Artista»
Concha Medina, Portavoz de las entidades convocantes de la manifestación
Concha Medina, que actuó como portavoz de las asociaciones y colectivos que promovían la manifestación, aseguró que ha llegado el momento de «pasar de las palabras a los hechos», y criticó al ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez, por la inacción y la falta de apoyo. En este sentido, recalcó la necesidad de que el Gobierno libere ayudas directas que permitan paliar la situación y que acometa, de una vez por todas, el Estatuto del Artista –al parecer, según había afirmado horas antes el propio José Manuel Rodríguez, la intención del Ejecutivo es que esta normativa se pueda aprobar en el curso de esta legislatura–. Medina reivindicó, en nombre de todos los compañeros, un mayor presupuesto para cultura.
La protesta finalizó pasadas las dos de la tarde con un manifiesto. «Estamos aquí –decía este documento– para visibilizar que el mundo de la cultura, los espectáculos y los eventos está de luto, un luto simbólico porque estamos asistiendo a la lenta agonía de un sector que desaparece». «Queremos recordar a nuestro Gobierno y nuestras administraciones –proseguía– que muchos y muchas de nosotros estamos pasando hambre, y no solo hambre física, que también». «Somos un país hambriento de cultura, la necesitamos, la creamos, la respiramos y la vivimos, y sobre todo estamos ante un derecho fundamental que nos está siendo arrebatado», rezaba el texto.
Sector generador de riqueza
La cultura, que tiene un carácter transversal desde el punto de vista económico, genera más del tres por ciento del Producto Interior Bruto del país y es una fuente de trabajo y riqueza. Fue uno de los primeros en paralizarse cuando se declaró el primer estado de alarma, hace nueve meses, y la previsión es que también sea de los últimos en reactivarse porque no se considera prioritario y por las limitaciones de aforo en las salas, lo que dificulta mucho que los números cuadren. Son muchos los artistas que, a la vista de la situación y que las previsiones a medio plazo no son excesivamente favorables, han decidido cerrar sus negocios y buscarse la vida en la agricultura, los transportes o el cuidado de personas mayores. Así está ocurriendo aquí, en Granada.
Según los cálculos que realizan los propios afectados, la casi totalidad del tejido empresarial, compuesto básicamente por autónomos y pequeños negocios, ha reducido su volumen de ingresos entre un ochenta y cinco y un noventa por ciento este 2020. Por todo ello, exigen ser considerados un 'sector esencial' en un contexto de crisis que ha evidenciado la debilidad de un sector instalado en la precariedad y, como se denunciaba ayer, desconocido para los que nos gobiernan. Una coyuntura que se ve agravada por una serie de desigualdades laborales y fiscales por las singularidades de la propia actividad.
En pocos datos
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90%. Según los números que maneja el sector, los ingresos de los artistas se han reducido este año entre un 85 y un 90%, una situación insostenible en el corto y medio plazo.
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3,2%. La actividad cultural genera el 3,2% del Producto Interior Bruto de España y da de comer a 800.000 familias.
Por todo ello, reivindican una serie de soluciones que pasan, en primer lugar, por el Estatuto del Artista, un marco regulatorio que garantice unos mínimos y sobre el que se puede desarrollar un cuerpo normativo. También contribuiría a dignificar todas las profesiones que se encuentran bajo ese paraguas genérico de la 'cultura' –incluido el tejido auxiliar de técnicos que hace posible la música en directo o las funciones teatrales, por citar un par de ejemplos–.
Un sector formado en Granada por 3.747 empresas
El magma cultural de Granada se encontraba en plena ebullición antes de la pandemia tras los años de parón que conllevó la crisis financiera. A la vista de los datos oficiales, el sector, formado por 3.747 empresas, empezaba a moverse en unos parámetros de mercado que, no sin dificultades, estaban propiciando la viabilidad de un tejido productivo que daba empleo a 6.062 granadinos.
Si establecemos una relación entre cantidad de empresas y habitantes, podemos concluir que, en efecto, Granada sobresalía dentro de Andalucía y en determinados segmentos, como el infantil y familiar, incluso en el conjunto de España. En Granada había una empresa cultural por cada 244 ciudadanos. Tan sólo Sevilla se situaba por delante, con una ratio de 241.
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