Mientras la ciudad duerme...

Mientras usted se ha ganado el derecho de dormir a pierna suelta en su cómodo colchón de látex y soñar con los angelitos, ahí fuera, en la calle, hay una 'fauna' urbana que nunca descansa. Un ecosistema que se alimenta de la oscuridad y se retroalimenta con las luces de neón. Así es el mundo de la noche ahora y así lo era también hace un siglo. Ya lo dijo don Pío. Eso es 'Nocturnas', una exposición de ciento veinte imágenes tomadas por los primeros fotoperiodistas de la piel de toro planteada a modo de homenaje a la vida nocturna de las principales ciudades españolas entre 1900 y 1960.

Y sí, incluye tres instantáneas de Granada que valen su peso en oro. Una del interior del Café Alameda de aquellos tiempos en que acogía la tertulia el Rinconcillo con Federico García Lorca, Manuel de Falla, Fernando de los Ríos y compañía, propiedad del Archivo Municipal de Granada, y dos del bosque de la Alhambra iluminado con bombillas eléctricas. Una se titula 'Yo bajo un arco voltaico' y la otra, 'La Fuente del Tomate', realizadas ambas por Manuel Martínez de Victoria y procedentes de la Real Academia de Bellas Artes Nuestra Señora de las Angustias.

La muestra, organizada por Acción Cultural Española y CajaGranada Fundación, se podrá visitar en el Centro Cultural CajaGranada hasta el próximo 24 de enero. Una interesante propuesta no sólo por el fondo, por esos ciento veinte disparos que demuestran cómo el espacio público se puebla de noctámbulos que deambulan entre cafés, cines, clubes y teatros en la medida que se va generalizando el alumbrado, sino por la forma. La sala de exposiciones temporales, situada en la primera planta, se ha convertido en una especie de bulevar con pequeñas farolas que nos meten de lleno en esa atmósfera singular de Madrid, Barcelona, Valencia o Granada cien años atrás cuando, al ponerse el sol, la gente de bien y de mal salía para divertirse, amarse y pasear entre edificios cada vez más altos y sombras siempre misteriosas.

Lucía Laín, comisaria de 'Nocturnas' –que participó ayer en el acto inaugural junto al director de CajaGranada Fundación, Fernando Bueno–, recordó la fascinación del ser humano por representar la noche desde los albores de la fotografía, pese a tener que enfrentarse a múltiples obstáculos. «Los largos tiempos de exposición requeridos –explica– permitían que sucediera lo inesperado, como efectos de luz, barridos provocados por los faros de algún vehículo ocasional o figuras distorsionadas». Según Lucía Laín, el desarrollo de la luminotecnia en las grandes urbes de finales del XIX permite a los fotógrafos adentrarse en la oscuridad, «transformándose así en guardianes de la noche y testigos privilegiados de encuentros furtivos que presenciaban tras su cámara». Ayudados por el flash de magnesio, se convirtieron en documentalistas sociales. En España ese fotoperiodismo nocturno se hizo esperar. Fue en 1895 cuando la revista 'Blanco y negro' crea una sección titulada 'Madrid de noche'. Ahí empezó todo.

Los autores que firman las ciento veinte fotos en blanco y negro que conforman 'Nocturnas' se remontan a los primeros maestros del fotoperiodismo como Alfonso Cortés y Santos Yubero en Madrid, Brangulí, Gaspar, Sagarra y Torrents en Barcelona, Pacheco en Vigo… o el fotógrafo y editor Lucien Roisin, que recorrió toda la geografía española. Gracias a sus instantáneas, conoceremos también el trabajo de las personas encargadas de mantener en funcionamiento la maquinaria de la gran ciudad en la noche: los conductores de los últimos tranvías, obreros de la construcción, camareras, faroleros y serenos.

La mayoría de los fotógrafos de 'Nocturnas' son españoles, pero también los hay extranjeros como Adolfo Zerkowitz, austríaco afincado en España, o Ruth Matilda Anderson, estadounidense que viajó por España con la Hispanic Society. Ambos hicieron alguna incursión en la noche española.

La exposición traza un doble recorrido temporal desde el anochecer hasta las primeras luces del alba, y desde las primeras fotografías nocturnas, en los albores del siglo XX, hasta los años sesenta en una sociedad cada vez más movilizada donde la mujer empieza a cobrar un mayor protagonismo.

Una evolución que la Guerra Civil frustró y que se recuperó posteriormente con la apertura de las salas de fiestas, cuando la normalidad de serenos, barrenderos y operarios retoma las primeras horas del alba para poner en marcha la ciudad y la vida. La llegada de la nueva luz de la modernidad y de un nuevo amanecer queda reflejada con las imágenes de fotógrafos de la talla de Portillo, Henece o Catalá Roca.

Con los avances técnicos se inaugura la posibilidad de conquistar la noche en las ciudades, tanto por la proliferación del alumbrado público como por la posibilidad de captarlo al acortarse los tiempos de exposición de las fotografías, acercándonos al concepto de instantánea de la fotografía contemporánea.

'Nocturnas' ha sido posible gracias a los archivos públicos y las colecciones históricas de diarios como el ABC, los fondos históricos de Endesa o la Fundación Telefónica e instituciones como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía o la Hispanic Society of America.

'Nocturnas' cuenta con tres interesantes audiovisuales. El primero, 'Fotografiar la noche', nos introduce en la fotografía nocturna desde una perspectiva internacional. Hay que destacar que cuando los primeros fotógrafos (George Shiras, Benjamin Lloyd, Lewis Hine, Jacob Riis, la fotógrafa Jessie Tarbox Beals...) se adentran en las ciudades a finales del XIX, en las primeras ciudades españolas los fotoperiodistas nacionales también lo estaban haciendo, ya que revistas como 'Blanco y Negro' y 'Nuevo Mundo' contaban con una sección dedicada a la noche con fotógrafos de la talla de Pedro Duque, Salazar y Máximo Cánovas.

El segundo, 'Nocturno en la Alhambra', es una interpretación a partir de la serie de fotografías 'El bosque de la Alhambra iluminado con bombillas eléctricas' tomadas por el fotógrafo Manuel Martín de Victoria (Granada, 1907-1909) en la Alhambra, en plena noche, apenas iniciado el siglo XX. Estos valiosos documentos los conserva la Real Academia de Bellas Artes de Nuestra Señora de las Angustias.

Y el tercer audiovisual, 'El alegre Paralelo', es un fragmento del documental rodado en Barcelona en 1964, dirigido por Enric Ripoll Freixeis y Josep María Ramón en Barcelona en 1964. Se conserva en la Filmoteca de Catalunya. Es un homenaje a la noche en los años sesenta, década que cierra la exposición. Está dedicado concretamente al Paralelo de Barcelona. Refleja el ambiente de una de las calles más emblemáticas de Barcelona y los ecos de su pasado, y el Raval con música de jazz de fondo.