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Granadinos que participaron en el rodaje de 'La sociedad de la nieve', en Sierra Nevada. RAMÓN L. PÉREZ

La sociedad de la nieve

La sociedad granadina de la nieve

La película del año, que se estrena este viernes en cines, se rodó en Sierra Nevada y contó con profesionales de nuestra tierra. «Fue una experiencia dura por el clima y por la historia en sí. Más de una lloramos en el set»

Viernes, 15 de diciembre 2023, 03:08

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La niebla es tan densa que los rostros se confunden como copos en la nieve. «Qué recuerdos». La voz se disipa en una nube de vaho. «Cómo olvidarlo, tres meses así». Veinte siluetas desdibujadas caminan por el aparcamiento de Peñuelas, en lo alto de Pradollano. «Era aquí, aquí estaba el hangar». Pero ahí no hay nada, solo un humo blanco que parece el final de un truco de magia. «Dirección, efectos especiales y ahí estaba el comedor. ¡Qué bien se comía!». Desde fuera parecen un puñado de locos, visionarios de una Sierra Nevada inexistente. Hablan de la película del año, de Oscar, Goya y los Globos de Oro, de J. A. Bayona y del resto de la tripulación. No, no son locos. Son la sociedad granadina de la nieve.

Juan de Dios Larios, arquitecto de 45 años, dibuja en el aire una casa de metal. «Fui la figura técnica de la dirección de obra y coordinador de seguridad», explica. Larios redactó los proyectos y memorias técnicas de las estructuras que se levantaron en Sierra Nevada. Primero hizo el hangar, una nave de 1250 metros en la que se construyó una de las tres réplicas del vuelo 571 de la Fuerza Uruguaya, el avión que se estrelló en los Andes en 1972.

«Ahí se grabaron las secuencias interiores de 'La sociedad de la nieve'», apunta Larios. Tamara Campaña, sastra de set, recuerda aquellas mañanas dentro del fuselaje, cuando Bayona ponía música clásica para ambientar la grabación y motivar a los actores. «Con ese detalle tan sencillo –dice Campaña– creaba momentos de una intimidad y una emotividad enormes, todavía hoy me sobrecogen».

Pepa Domínguez, script, y Juande Larios, arquitecto, entre la niebla de Peñuelas. R. L. P.

Rodeando al hangar, Larios diseñó una pequeña ciudad de casetas industriales donde 300 personas hicieron vida durante tres meses. Y, en la zona alta de montaña, ideó tres campamentos base, uno en el telesilla Dílar, otro en mitad de camino y un tercero cerca de donde 'estrellaron' la segunda réplica del avión. «Los amaneceres en la montaña –retoma la sastra–, eso lo recuerdo como un privilegio inolvidable. Ascendíamos juntos, con una sensación de unidad que pocas veces he vivido en mi trabajo».

Para rodar 'La sociedad de la nieve', la película más cara del cine español, había tres unidades que grababan al mismo tiempo, repartidas por las localizaciones de Sierra Nevada y en un olivar de Güéjar Sierra, donde estaba el tercer avión. Imagínense el reto para la script. «¡Una tarea titánica!», exclama Pepa Domínguez, de 60 años. «La script es la responsable de la continuidad de la cinta. Supervisión de diálogos, de vestimenta, de maquillaje...».

Domínguez empezó como script en la serie 'Maquinavaja', en 1994. Desde entonces, ha pasado por todo tipo de producciones, como 'Cuéntame' o 'Alimañas'. «La primera semana de rodaje estuve con Bayona, en la primera unidad. Y casi todos los sábados rodaba con él», recuerda. «Fue una experiencia muy intensa, dura por las condiciones del clima y por la historia en sí. Más de una lloramos en el set».

Carlos López y Melania Van, de fotografía y arte. R. L. P.

Las entrañas del set se las conoce muy bien Carlos López, 36 años, maquinista. «Somos responsables del movimiento de la cámara, montando grúas, vías y todo tipo de accesorios», explica. 'La sociedad de la nieve' fue el primer largometraje de López, que acaba de rodar un film en Argentina. «Y soy el jefe de maquinistas de la serie 'El Zorro', que se estrena este año», sonríe orgulloso.

Melania Van, 28 años, es la directora de la empresa Albaicín Producciones y, en la película, trabajó en iluminación y en arte. «Es bastante inusual formar parte de dos departamentos en una mima producción», dice. Van no olvida las tardes en la montaña, en la tercera unidad, dedicada a las secuencias más duras. «Había tormenta y cayó un relámpago súper cerca de donde estábamos. Nos asustamos, pero hicimos piña y nos tranquilizamos entre todos. Esa sensación estaba siempre, la unión».

Las arterias

Susana Sánchez, Clara Sáenz y Paula Fernández, auxiliares de producción. R. L. P.

Por las arterias del rodaje corrían sin parar los miembros del equipo de producción. Y el corazón al que iban y venían era el Club deportivo Montebajo, al lado del remonte de Pradollano, donde se instalaron los departamentos de vestuario, maquillaje y montaje, entre otros. «Cubríamos necesidades, íbamos a comprar a Granada, llevábamos a la gente a sus alojamientos, coordinábamos los viajes por la montaña...», relata Paula Fernández, 32 años, auxiliar de producción.

«¡Yo saqué la película en trocitos de Sierra Nevada!»

Para Susana Sánchez, de 26, fue su primera experiencia. «No sabes el orgullo que me da decir que fui meritoria de producción», sonríe. Dentro del equipo estaba también Clara Sáenz, 24 años, pero ella además cubrió una tarea muy especial: «Como soy entrenadora de esquí, me subía con el equipo de montaña, ayudaba en el set y, cuando había que sacar tarjetas de memoria, las bajaba esquiando a toda velocidad hasta Montebajo. ¡Así que yo saqué la película en trocitos de Sierra Nevada!», exclama divertida.

Juanjo Cruz, optometrista. R. L. P.

Una mañana muy fría, temprano, a 3.000 metros de altura, Juan José Cruz, de 39 años, se vio subido a una larga escalera desde donde se colgó al interior del fuselaje para poner una lentilla. «¿Qué hace un optometrista en una película? ¡Eso pregunté yo cuando contactaron conmigo!», ríe Cruz. «Mi principal labor era poner a los actores unas lentillas especiales –algunas de 25 milímetros– que hacían efectos visuales –hemorragias, enrojecimientos, ojos de cristal–. Y cuidaba sus ojos mientras las llevaban puestas».

Un profesor de la UGR le llamó y le dijo que iban a rodar una película, que necesitaban un experto en el tema. «Era para unos días y al final me pasé dos meses y medio en el rodaje». Lo curioso es que la película le ha abierto un camino profesional inesperado y ya ha trabajado en otra serie de Netflix, 'Chaos', y le han contactado para otras películas. «Trabajé muy cerca de los actores, a escasos centímetros –bromea–. Y hubo momentos muy emocionantes. Me impactó una escena entre Javier Methol y Numa, sobre la pérdida y la muerte... Estar en 'La sociedad de la nieve' fue una experiencia preciosa».

Los dobles

Los dobles Jesús Boza, Sandro Arcos, Manuel Casares, Rafael Moreno, Manuel Jiménez;(arriba) Samuel Molinero, Pablo Miguel Vílchez, Juan Miguel Hidalgo, Iván López. RAMÓN L. PÉREZ

La huella de 'La sociedad de la nieve' es honda. Los actores rodaron en situaciones extremas para contar una historia real sobre la vida y sobre la muerte. El elenco pone cara y luce en pantalla pero detrás, sosteniendo las mismas horas interminables de frío y rodaje, están ellos, los otros: los dobles. Los que repetían las tomas sin miedo a no ser vistos, con una ilusión abrumadora.

Jesús María Boza estudiaba el grado superior de música en el Victoria Eugenia cuando le pararon a gritos por la calle. «Una chica me dijo que estaban haciendo un casting en Neptuno y que yo daba el perfil. Y así me convertí en Maspons». Boza, compositor de música clásica y miembro del grupo Shallow Abyss, repetiría sin duda. «Fue una oportunidad que pocas personas tendrán en su vida».

«El primer día de rodaje, en Peñones, fui al baño y me crucé con el autor de la novela. ¡Tú eres Lamas!»

Samuel Molinero, doble de Moncho, es artista audiovisual y llegó al casting por su padre, que leyó la noticia en el periódico. A Pablo Miguel Vílchez, estudiante de Traducción e Interpretación en la UGR, le pasó el casting su madre. «El primer día dije que no podía ir, que tenía un examen y pensé que la había cagado –ríe–. Pero no, fui el doble principal de Daniel Strauch. Ha sido un sueño». A Iván López, controlador de accesos en Cetursa, le animaron sus amigos. «El primer día de rodaje, en Peñones, fui al baño y me crucé con el autor de la novela. ¡Tú eres Lamas! Me dijo al verme vestido, y me contó quién fue y por qué era tan importante».

R. L. P.

Rafael Moreno se acaba de licenciar en Bellas Artes y se abre paso en el mundo de la ilustración –ha publicado 'Fauna y flora de los sistemas desconocidos'–. «Fui Bobby. Qué experiencia tan bonita, creo que va a ser el mejor trabajo que voy a tener en mi vida». Manuel Jiménez sigue estudiando Bellas Artes, pero ya trabaja como actor y modelo. Él fue Tintín: «Tuve que hacer una prueba de expedicionario, para ver si aguantaba porque habría escenas duras. Hubo días jodidos, pero qué bonito. Nunca me había sentido parte de algo».

«Creo que va a ser el mejor trabajo que voy a tener en mi vida»

Sandro Arcos, doble de Coche, estudia Interpretación en el Cine en La Seducción y, además, es cinturón negro de taekwondo. «Empezar en el cine con una producción como esta, en mi ciudad natal y con Bayona, no lo cambio por nada». Manuel Casares, que también fue doble de Coche, está haciendo las prácticas de Educación Primaria en el Juan XXIII. «Vivir esto ha sido un regalo que, además, me ha abierto un camino que no imaginaba».

Juan Miguel Hidalgo, pianista y compositor, fue el doble de Numa por su madre. «Ella me dijo que probara». El rodaje coincidió con los días más duros del cáncer de ella, que falleció el pasado enero. «Esa temporada fue una prueba para mí. Hice lo mejor que pude. La historia de la película te desgarra. Las madres son muy importantes. Aprendí mucho...».

Reencuentro en la niebla. R. L. PÉREZ

La vida y la muerte se mezclan en la niebla de Sierra Nevada. Aquí no están todos, hay muchos más granadinos implicados en 'La sociedad de la nieve'. No estarán en las alfombras rojas pero son y se sienten, desde Granada, parte de esta familia eterna. «Qué bonito volver aquí. Qué bonito reencontrarse», dicen las voces en la niebla.

Víctor Torrecillas, junto a las oficinas de Cetursa. R. L. P.

«Movíamos a 130 personas al día por la estación»

'La sociedad de la nieve' hubiera sido imposible sin la colaboración de Film in Granada, la oficina de cine de la Diputación, o Ateca, la asociación de técnicos audiovisuales de la provincia. Pero, sin duda, Cetursa fue parte troncal y fundamental desde un año y medio antes de que empezara el rodaje. «Ayudamos con las localizaciones y ayudamos a llevar el avión hasta la zona de montaña», recuerda Víctor Torrecillas, responsable del departamento de actividades, ocio y competición de Cetursa, y uno de los grandes implicados en la película. «Organizamos la logística en la montaña y movíamos a 130 personas al día, a veces antes de abrir la estación y otras después de que cerrara. Así durante cuatro meses». «Sí –termina sonriente–, supongo que la peli es un poco mía también».

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