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Fue el director de cine Florián Rey, con el que trabajaba como asistente en el rodaje de 'La aldea Maldita', el que le propuso separar las sílabas de su apellido. «Tú que eres tan granadino, tan andaluz, ¿por qué no lo estiras y suena más árabe: Val-del-Omaaar». Fue también Florián Rey el que le consiguió una entrevista en la revista 'La Pantalla', donde Antonio Gascón habla de él como un «cinemista», por su condición de cineasta y alquimista. Es muy complicado definir a José Val del Omar (Granada,1904-Madrid,1982). «Él habla como poeta biomecánico», explica Ángel Arias, excomponente de Lagartija Nick. «Dice que un sistema de arrastre de cinta dentado que va desplazando fotogramas, consigue un estado de éxtasis. De ahí viene su mecánica mística. Es un poeta electrónico». 'Cinematurgo', 'anarquista', 'anartista', «él odiaba el cine a palo seco. Decía que el cine de pantalla y butaca, estaba muerto».
Tras el heterodoxo camino iniciado con 'Omega', el grupo Lagartija Nick publicó con Sony el disco 'Val del Omar', «en la compañía creían que nos habíamos inventado al personaje», continúa Ángel Arias. «Estábamos presentando el disco en La Riviera y llamé a su hija María José, que me dijo que estaba muy ilusionada con que la juventud (entonces éramos jóvenes), se interesara por su padre». Pero María José murió unos días después «sintiendo que había entregado el relevo», explica Arias. Gonzalo Sáenz de Buruaga, su viudo, puso entonces el archivo del cineasta a disposición del grupo. MAR Pareja comenzó a crear el universo sonoro y Antonio Arias se encargó de recopilar textos de Val del Omar para las letras del disco». El elepé tuvo una acogida fría, no se entendió y «te digo honestamente y con el tiempo, que musicalmente no está a la altura de Val del Omar», confiesa Ángel Arias. «Hay un trabajo pendiente, más riguroso y menos apresurado».
El grupo le ofreció a Enrique Morente trabajar juntos de nuevo, «Enrique, este tío es de los tuyos», pero no consiguieron más que una colaboración puntual en el tema 'Celeste'. «Luego supimos que alguien le dijo que Val del Omar había sido un 'llenacunetas' durante la Guerra Civil. Y Enrique no se quiso arriesgar. Es la primera vez que le he visto acobardarse con un proyecto». Morente lamentó no haberse involucrado más en ese disco y en 2010 habló con la familia para hacer un trabajo sobre la película 'Vibraciones de Granada', pero murió sin poder materializarlo.
«Si se hubiera exiliado, quizás hubiera tenido otra proyección», comenta José Luis Chacón, que fue director de la Filmoteca de Andalucía y una de las personas que más ha trabajado en la divulgación de la obra del director granadino, «es el eslabón perdido de la cinematografía española, un caso paradigmático». «Es uno de los nombres clave del cine desconocido español», apunta Juan de Dios Salas, director del Cine Club universitario.
José Val del Omar desarrolló una temprana pasión por el cine, entrelazada con otras inquietudes como la experimentación técnica, el amor por su país y una intensa veta religiosa y mística que revelaba en unas películas documentales que cerraba con el rótulo 'sin fin', dejándolas siempre abiertas, como una cinta de Moebius, «como los mocárabes de la Alhambra, en la que siempre se inspiró», apunta José Luis Chacón.
«Si lo queremos clasificar dentro de una disciplina tenemos un problema», dice Domingo Sánchez Mesa, catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la UGR, «es imposible. Los artistas como Val del Omar se nutren de diferentes disciplinas y tienen el afán de crear rompiendo sus límites».
Músico
Director del Cine Club
Exdirector de la Filmoteca de Andalucía
Catedrático de Literatura y Literatura Comparada
La carrera de Val del Omar empieza a principios de los años treinta como proyeccionista en las Misiones Pedagógicas. Fue en la mirada asombrada de los que se acercaban al cine por primera vez, cuando entendió que la experiencia del espectador es un elemento de referencia en la creación artística. Para esto, el cine debía de apelar a los sentidos. Y si no había medios para conseguirlo, los inventaría. «No era un cineasta al uso, era un técnico que desarrollaba la tecnología en función de lo que quería expresar», continúa Chacón.
En su laboratorio PLAT (acrónimo de su concepción de arte total: Picto Lumínica Audio Táctil), Val del Omar se dedicó a experimentar con el cine sonoro, el color o el paso de fotogramas para aprovechar mejor la película virgen, escasa en la España de posguerra. Algunos inventos resolvían problemas fílmicos de su tiempo, pero con otros, avanza experiencias como el sonido envolvente o la realidad virtual.
Entre 1953 y 1955 rueda en Granada uno de sus grandes proyectos 'Aguaespejo granadino', un «ensayo audiovisual de plástica lírica», en el que experimenta con un objetivo de ángulo variable, con la que acercaba al espectador la imagen del Albaicín. Lo que todos conocemos como 'zoom' lo inventó uno de Granada al que bautizaron en San Matías.
En el 60 concluye 'Fuego en Castilla', película con la que desarrolló la 'tactilvisión'. Rodada por la noche, en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid, con el sonido del baile de Vicente Escudero que marcan los golpes de luz. La película fue galardonada en Cannes el mismo año que 'Viridiana' se llevó la Palma de Oro. Con 'Acariño Galaico' cierra 'Tríptico Elemental de España'. «Conseguía transmitir una especie de trascendencia sobre las imágenes», explica Juan de Dios Salas.
Pero Val del Omar no dejó nunca de rodar y Granada era un tema predilecto en su objetivo. En 'Turista resbalando en la Alhambra', coloca una cámara fija, y va rodando a los turistas que entran y salen del monumento, en una metáfora visual de las consecuencias del turismo masivo en las ciudades, «esa presencia tan vacía, invasiva que tiene el turismo. La Alhambra queda reducida a un espacio tranquilo y los turistas van pasando a cámara rápida, eso me pareció fantástico», comenta José Luis Chacón.
Casi nunca en vida, y no lo suficiente en su posteridad, ha conseguido Val del Omar salir del anonimato, a pesar de ser indudable referencia de nombres fundamentales del cine español. «Es imposible no ver a Val del Omar en cineastas como Zulueta», apunta Sánchez Mesa, «para la experimentación underground de los años 70, para esa generación que podía representar 'Arrebato', cuesta pensar que no sea un referente». «En cineastas como Víctor Erice influyó mucho», apunta Chacón. «Esa secuencia del 'Espíritu de la Colmena' en la que Ana Torrent está viendo por primera vez una imagen proyectada, buscó precisamente esa mirada virgen que retrató Val del Omar en sus documentales como misionero.
«Es curioso que cuando se habla de grandes nombres del cine español, Buñuel, Almodóvar, Saura o Berlanga, no se cite a Val del Omar. Lo que indica que todavía hay un desconocimiento de su obra», apunta Juan de Dios Salas. Eso a pesar de que instituciones como el Reina Sofía han reivindicado su cine a través de varias exposiciones que recuperaban ese espíritu híbrido entre el arte y la ciencia. En Andalucía lo han hecho la Filmoteca, el Museo José Guerrero y recientemente el C3A, Centro de Creación Contemporánea de Córdoba, entre otros.
Val del Omar no deja de suscitar interés en creadores de ámbitos muy diferentes. Lo han reivindicado autores como El Niño de Elche, María José Llergo o Rosalía, que lo cita en los agradecimiento de su disco 'El mal querer', quizás porque comparten una manera de acercarse al folclore, y llevarlo a la vanguardia. El tema del granadino DellaFuente 'Corazón de Agua', encaja perfectamente con las imágenes de Aguaespejo. «Me reconcilia con la idea de seguir reivindicando la complejidad en tiempos de superficialidad», concluye el profesor Domingo Sánchez Montes. «Val del Omar me ha ayudado a comprender mejor a Granada y a la Alhambra»
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Pablo Rodríguez | Granada y Carlos Valdemoros | Granada
Josemi Benítez
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