El profesor granadino que transformó mil retuits en un libro contra las terapias absurdas
Arturo Quirantes, todo un influencer de la ciencia, divulga y lucha contra las 'fake news' como una extensión de su vocación: enseñar física en la UGR
Arturo se vino arriba. Muy arriba. Uno de sus seguidores de Twitter le mandó la foto de un anuncio que había pegado en la calle. Decía así: «Terapia Cuántica: para todo tipo de dolencias ya sean internas o externas. Trataremos los tres cuerpos: Físico, Emocional y Espiritual». La imagen le resultó absurda. Y atractiva. Y se vino arriba: «Dije que si conseguía mil retuits escribiría un libro con esa portada». 36 horas después, el reto estaba más que superado. Entonces, se puso a escribir.
Escribir, para Arturo Quirantes, es un placer. Una vocación tan consistente como la que realiza a diario en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada: profesor de física. Pero no es un profesor de física al uso –si es que los hay–. Arturo ha hecho de la divulgación científica una forma de estar en el mundo: divulga en su cuenta de Twitter, en su blog, en canales de ciencia, en Youtube y, claro, en clase. Su pasión por contar historias y enseñar le ha llevado a publicar 14 libros. Bueno, el 10 de mayo llega el 15: 'Terapias Cuánticas. Para todo tipo de engañifas ya sean absurdas o inútiles'.
«La idea surgió de un 'aguántame el cubata'. Normalmente me pienso mucho las cosas que voy a escribir, pero mira, este surgió así, en plan cuñado». ¿Qué es un curandero cuántico? Quirantes sigue sin saberlo, pero sí sabe para qué sirve: para nada. «En la novela describo esas terapias de nueva era, de cosas químicas, de electromagnetismo y sanaciones holísticas; todas esas terapias que dicen que hay canales de energía en el cuerpo y que te pones malo porque están bloqueadas... esas paparruchas. Cuento cómo son, cuál es la moto que nos vende y luego digo por qué no sirven para nada. En la mayoría de los casos es por lo mismo, porque nadie lo ha comprobado».
Lo curioso es que seguimos picando en este tipo de sanaciones imposibles. Arturo cree que «nos gusta creernos más listos que los demás, estar en un grupo que sabe LA verdad». Para contarnos todas esas pamplinas basadas en falsedades, Arturo ha imaginado en 'Terapias Cuánticas' un mundo futuro en el que un abuelo le cuenta a unos niños esas cosas que llegamos a creer los humanos. «Los niños se parten de risa con las terapias, claro».
«Me llaman de todo, que tengo la mente cerrada, que no me abro a nuevos descubrimientos... Por lo menos podían tener la decencia de leerlo»
El libro, que se puede reservar en Amazon, ya ha generado 'haters' en las redes sociales. «Me llaman de todo, que tengo la mente cerrada, que no me abro a nuevos descubrimientos... Por lo menos podían tener la decencia de leerlo». «El caso –continúa– es que es algo sintomático, se niegan a creer la verdad. Las terapias de este tipo son como una secta, como una religión. Se adoptan con un fervor tal que no hay dato científico que les pueda convencer de lo contrario». 'Terapias cuánticas' se define como un libro 'anti fake news' o, como prefiere Quirantes, anti paparruchas. «Si no quieres creer en el cambio climático a pesar de que hay evidencias científicas el problema no es de la ciencia, es tuyo».
Cine y series para enseñar física
Aunque no estudien una carrera de ciencias, seguro que entienden el caso. Imaginen el típico problema para explicar un complicado concepto físico, por ejemplo, 'la conservación del movimiento lineal'. «Se suele usar la idea de dos patinadores en un lago helado... ¿pero cuántos alumnos han visto alguna vez en su vida un lago helado? Lo que sí han visto mil veces es películas como las de Marvel en las que Thor le pega un puñetazo a Hulk y Hulk sale disparado y choca contra un edificio. ¡Ahí lo tienes!» Arturo Quirantes usa películas y series para explicar esos conceptos en sus clases. La mayoría de las veces, para descubrir que se usan mal. «Muchos ejemplos son de mala física. Explico un concepto, lo vemos en pantalla y los alumnos se ríen al entender que está mal. Te das cuenta de que lo han entendido». ¿Puede el teseracto comunicar con otro universo cuántico? ¿Puede el coche de Vin Diesel girar a 200 kilómetros por hora? «Esto te da una segunda capa de diversión. Y, encima, aprenden».
Arturo es todo un prescriptor científico en redes sociales. Su cuenta de Twitter, desde la que lucha contra las fake news científicas, suma seguidores por toda España. Y sus artículos se publican en uno de los portales de ciencia más reputados de la web, Naukas. Podemos decir que es un profesor muy presente en Internet. «Yo diría –corrige– que más bien soy un científico cansino (ríe). En ciencia sigue habiendo una mentalidad de torre de marfil. Quedan muchos científicos que dicen que no tienen por qué vulgarizar su investigación. Y eso es una falacia. Hace falta divulgar, explicar las cosas a la gente, que son los que realmente están pagando nuestro trabajo».
Con todo, está acostumbrado a que se refieran a él como «miembro de la santa inquisición de la ciencia». Sobre todo cuando explica qué esconde la homeopatía o qué hay de verdad en las pulseras de plástico que tienen un holograma y dicen que curan las biorresonancias magnéticas. «A veces te cansas de explicar una y otra vez lo mismo. Pero si te retiras ganan ellos por incomparecencia. Hay que seguir presionando, convenciendo a suficientes personas de que son paparruchas para que aprendamos a valorar que tenemos un sistema de salud que no nos merecemos».
'El profe de física' (es el nombre de su blog y de su cuenta de Twitter) está en busca y captura de un nuevo tema sobre el que escribir y divulgar. Ya lo ha hecho sobre criptografía, física aplicada al cine, homeopatía... «Cuando me meto en un tema nuevo, aprendo mucho, así que a mí me enriquece. Espero que a los que lo lean y a mis alumnos también. Y si alguien me manda otra foto... Me lo pensaré dos veces».
«¿Tienes un móvil antiguo que no usas? Lo necesitamos»
Arturo Quirantes busca smartphones antiguos. Esos teléfonos que se guardan en casa por si hacen falta en algún momento y que luego nunca usamos. ¿Por qué? Para hacer ciencia:«Nos hemos dado cuenta de que el móvil es una plataforma de sensores estupenda. Un móvil, incluso uno viejo, tiene sensores de presión, acelerómetros, para medir campos magnéticos, gps, medidores de color, de luz, de sonido, generadores de tonos... Un montón de cosas que se pueden usar en un laboratorio para sustituir instrumentos mucho más caros». Si quieres colaborar con el proyecto, puedes llevar tu teléfono antiguo al departamento de física aplicada, en la Facultad de Ciencias de la UGR.«Y te cuento un uso que me gusta mucho. Los móviles tienen un barómetro tan preciso que puedes medir la diferencia de presión entre la mesa y el suelo. Con esos datos puedes hallar la densidad del aire. Si planteas una práctica en clase, tienes la opción 'a', que consiste en comprar equipamiento por 5.000 euros para hacer la prueba;y la opción 'b', usar estos teléfonos».
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