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De casa de guardeses a oficina para turistasVicenta fue la última guardesa del Palacio de los Córdova. A ello, al cuidado de este emblemático edificio que perteneció a Hilda Fernández de Córdova, Duquesa de Montellano, y Carla Falcó, dedicó sus días y sus noches hasta que se jubiló a principios de siglo. Ahora, el Ayuntamiento de Granada, propietario de la finca desde 1983, está rehabilitando la casa de Vicenta, anexa al Palacio, con los fondos del Plan Alhambra de la Junta para darle una nueva vida.
La vivienda, de unos 120 metros cuadrados distribuidos en dos alturas –más tres zonas de patio–, se convertirá a la vuelta de unos meses en una oficina de información turística en una de las calles más transitadas por los visitantes, la Cuesta del Chapiz. Según Jesús García, jefe del Servicio de Arquitectura del consistorio granadino, las obras se hallan al setenta por ciento de ejecución y si no se cruza ningún contratiempo –no tiene por qué–, estarán finalizadas dentro de cuatro meses.
El inmueble actual no tiene ningún valor histórico más allá de estar construido sobre la mismísima muralla nazarí del siglo XIV. Pero anterior a la Casa de los Guardeses, como es popularmente conocida, sí que hubo otras construcciones que aparecen claramente identificadas en la cartografía desde finales del XVI. Se observa, por ejemplo, en los famosos grabados de Ambrosio de Vico y Alberto Fernández. También aparece en las vistas a vuelo de pájaro de Alfred Guesdon a mediados del XIX y en las fotografías de García Ayola a finales de ese siglo.
La principal conclusión es que esta Casa de los Guardeses es anterior al propio Palacio de los Córdova en su ubicación actual en la Cuesta del Chapiz, que data de 1965 –esta zona siempre fue conocida como la Huerta de la Lechuga, que abarcaba una superficie cercana a los diez mil metros cuadrados–. Lo que vemos hoy día es una reconstrucción del palacio de principios del XV que hubo en la placeta de las Descalzas y en el que habitó Luis Fernández de Córdova, alférez mayor de Granada, y Francisca de Córdova. De ahí las siglas L y F que ornamentan algunos de los espacios.
La restauración de la Casa de los Guardeses que está acometiendo el Ayuntamiento está teniendo un coste superior a los doscientos mil euros, sufragados por el Plan Alhambra. La empresa adjudicataria es Bados Navarro, con una amplia trayectoria en el arreglo del patrimonio de Granada –la misma firma que ha rehabilitado el Lavadero del Sol–.
El grado de deterioro de la Casa de los Guardeses era muy elevado. Entre los principales problemas, las filtraciones de agua por la conformación aterrazada de todo el entorno. La rotura de unas tuberías en el cuarto de baño provocó una inundación que ocasionó también daños en las dos plantas.
El proyecto contemplaba la demolición del forjado para la colocación de unas nuevas vigas de madera, el refuerzo de los muros, la reposición de los dinteles de puertas y ventanas, la instalación de una solería similar a la que ya había –las típicas baldosas hidráulicas de principios del XX– y la implementación de todos los servicios y acometidas de agua, electricidad e internet. También se ha dispuesto un sistema de climatización frío calor.
La Casa de los Guardeses se encuentra sobre la pared de encauzamiento del río Darro, por lo que las condiciones ambientales son especialmente húmedas, sobre todo en el periodo invernal. Ahora se garantiza el confort térmico no solo de los usuarios, sino también del personal municipal.
El nuevo uso turístico de la Casa de los Guardeses permitirá la recuperación para la ciudadanía de un bien cuyo principal atractivo es las espectaculares vistas de la Alhambra y el Generalife. En la parte trasera hay un mirador que permite asomarse, además, al propio cauce del Darro. La gente accederá a una sala principal de recepción a través de la puerta que da a la Cuesta del Chapiz. En este punto habrá dos técnicos de atención al público.
En la parte superior dispone de varias habitaciones que se habilitarán a modo de despacho o para los usos que determine el Ayuntamiento. En principio, por las características del lugar, parece bastante complicado que se puedan organizar exposiciones y conciertos –aunque sea de pequeño formato–.
Los jardines, donde se han respetado los almendros, serán repavimentados con la pendiente suficiente para que puedan escurrir las lluvias y no se produzcan balsas. Desde aquí se podrá pasar al Palacio de los Córdova y visitar sus preciosos jardines –en el interior se halla todavía el Archivo Municipal de Granada–.
La Casa de los Guardeses del Palacio de los Córdova, que era una ruina, se transformará después del verano en un equipamiento para los viajeros, pero siempre quedarán los recuerdos. Allí vivió Vicenta.
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