Carreño muestra cinco modos de mirar la Sierra
El pintor que más ha plasmado el macizo en la última década expone en Gran Capitán un centenar de obras donde lo observa desde la vega, la montaña o la ciudad
El pintor granadino Francisco Carreño es, hoy por hoy, el más fiel retratista de Sierra Nevada, testigo del presente y profundo conocedor de su pasado. Hasta el próximo 3 de marzo, la sala de exposiciones de Gran Capitán acoge su muestra 'Sierra Nevada, mapa de un paisaje', en la que exhibe su peculiar visión del macizo a través de lo que él denomina cinco 'cosmos', con un total de 96 obras expuestas, realizadas en el último trienio. El evento coincide con el 25 aniversario de la declaración de Sierra Nevada como Parque Nacional.
Los cinco cosmos que aglutina la muestra tienen que ver con el libro homónimo de Humboldt. En torno a ellas, gira la tesis doctoral que está finalizando en el programa de Historia y Artes. La primera de sus miradas es la denominada 'de plein air', cuyo objetivo principal no era ser fiel a las formas físicas de los lugares que elegían como modelo para pintar. Mas bien con la intención de recoger las sensaciones ópticas que el paisaje ofrecía en determinadas condiciones atmosféricas o luminosas; de ahí el interés despertado por las diferentes estaciones del año, de las horas del día o de los distintos momentos de luz. La influencia de Sorolla es aquí muy patente. La segunda, 'Sierra Nevada & Locus horridus', es la antítesis del 'locus amenus', y muestra la alta montaña desde dentro, quizá la menos reflejada, y con los tres picos más altos del macizo –Veleta, Mulhacén y Alcazaba– como grandes protagonistas, con sus lagunas y sus paisajes, retratados esencialmente en primavera y verano. La tercera mirada, el tercer cosmos, incluye el componente romántico. El viaje a Granada, unido al exotismo y el excepcional contraste de su territorio geográfico desempeñará un papel esencial en la imaginación romántica.
Contrastes
Así, la imagen de Granada junto con la Alhambra no podrá entenderse, de modo muy especial bajo la mirada romántica, sin el contraste permanente con la ciudad y Sierra Nevada. Obras como telón de fondo de la montaña y desde diferentes lugares del territorio granadino han dialogado con las miradas de los artistas. Carreño escoge varias imágenes claves, como las de Hoefnagel o Lewis. También subraya el pintor la mirada científica, a través de un políptico formado por cuatro piezas, donde se encuentra con esa mirada junto a otras de Sierra Nevada y que a su vez amplia las visiones como telón de fondo de la imagen romántica del macizo, con representaciones botánicas e incluso referencias del Catastro del Marqués de la Ensenada.
Finalmente, una quinta visión, que preside el fondo de la sala, rinde homenaje al Padre Ferrer, máximo divulgador del macizo y figura imprescindible. A partir de sus cuidados mapas, Carreño completa la visión de Sierra Nevada, realizando interpretaciones pictóricas 'a ras de suelo' entre la cartografía y la plástica. Amparado igualmente en los trabajos del profesor y montañero Manuel Titos, a quien considera su referente en lo conceptual, Carreño afirma que con su exposición pretende mostrar su reinterpretación de la montaña, tan personal como escasamente dogmática, porque en las alturas, todo cabe.
El gran protagonista de la obra de Carreño es el paisaje pintado en óleo sobre lienzo, sin apenas injerencia de animales o seres humanos. Es la rica y diversa visión que al ojo ofrece el macizo la que vertebra la contemplación de un paisaje en evolución, representado en verano sobre todo, cuando el contraste entre la nieve de los ventisqueros y la flora primaveral hace más atractiva, si cabe, dicha contemplación.
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