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Restos del mural colectivo dedicado a la mujer en Guadix que desapareció a finales de agosto. JORGE PASTOR

El arte que se esfuma de la noche a la mañana

Polémica ·

El lienzo de Aliatar, el mural colectivo de Guadix, los grafitis del Callejón del Pretorio... creaciones que por descuido, torpeza o 'con todas las de ley' han desaparecido en los últimos meses

Jorge Pastor

Granada

Lunes, 28 de septiembre 2020, 00:28

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Corría el año 1992. Juan Vida, ya por entonces un artista de referencia en Granada, se afanaba en pintar un enorme lienzo de unos noventa metros cuadrados en los techos del Aliatar. Precisó cinco meses para producir una obra, realizada en técnica mixta, empezando con el acrílico y terminando con el óleo, que recreaba el curso de un río con diferentes escenas que formaban parte de sus recuerdos –una mujer en bañador que sostenía a un niño en brazos, un remolino donde flotaba un limón, una pera y una manzana, un grupo de hombres que miraba en la distancia...– . Y quiso que fuera eso, un río, porque justo por debajo de Puerta Real, a escasos metros del mítico edificio de 1942, que antaño albergaba un cine y galerías comerciales y ahora una discoteca, discurre abovedado el Darro, seña de identidad de Granada. Todo tenía una intencionalidad. Aquello se hizo para estar allí y posiblemente sólo tenga sentido estando allí. Pero no. Ya no está. Donde antes había una obra de arte ahora hay una escayola ondulada de color amarillento. El inmueble se está adecentando para su futuro uso, una perfumería, y al parecer ahí no cabe el genio de Juan Vida.

Según se ha constatado, todo se hizo conforme a la ley y cuidando la retirada de este mural para que no se deteriorara –una restauradora redactó un informe indicando cómo debía de hacerse–. Es más, la propiedad ha expresado su deseo de cederla gratuitamente a cualquier institución que quiera hacerse cargo de su instalación, conservación y exposición –al parecer la Universidad habría dado un paso adelante–. Pero el hecho cierto es que Juan Vida ya no está en Aliatar. Un ejemplo más de cómo el arte, fundamentalmente el arte que no goza de ningún tipo de protección, puede desaparecer de la noche a la mañana de forma premeditada –aunque no se transgreda ningún tipo de normativa– o sencillamente queda borrado del mapa, ante el estupor colectivo, por descuido o desconocimiento. No hace falta más que echar un vistazo a la hemeroteca para contemplarlo. Para comprobar que, en efecto, éste no un problema que viene de ahora.

Juan Vida pitando en Aliatar en 1992 IDEAL

El tema está nuevamente de actualidad por lo que acaba de suceder con Juan Vida en Aliatar, pero también por otros casos similares que han saltado a la palestra en los últimos meses: la desaparición de un mural en Guadix de la noche a la mañana realizado por referentes nacionales e internaciones del arte urbano; los grafitis, algunos con más de quince años, del callejón del Pretorio; o cualquiera de las espectaculares creaciones del Niño de las Pinturas por toda la ciudad. Si echamos la vista atrás, el listado no tiene fin. ¿Quién no recuerda, por ejemplo, la destrucción de la bola dorada de James Lee Byars en el palacio de los Córdova en 1992? Una esfera de tres metros de diámetro, de escayola armada y batida con pan de oro, que representaba metafóricamente la idea de perfección y el idealismo.

Pero volvamos a este 2020. Lo sucedido en Guadix a finales de agosto requiere un comentario aparte. En el año 2018, artistas de la talla de Belin, Zeta, Musa o El Niño de las Pinturas, cotizados dentro y fuera de la piel de toro, realizaron un impresionante mural colectivo dedicado a la mujer en una pared que daba a la calle Federica Montseny, por la que pasan todos los días miles de personas. Se realizó en el transcurso de un festival denominado Osorio Jam, promovido por la Asociación Cultural BRK, que congregó a grandes talentos del arte urbano de toda España. Pues bien, hace unas semanas aquello se borró. ¿La razón? La aparición de unas humedades en el transcurso de los trabajos para la adaptación de un antiguo centro de salud a oficinas para Protección Civil, en cuya medianera se encontraba esta obra de arte. El revuelo en redes sociales y la indignación fue máxima por cómo el Ayuntamiento de Guadix, propietario del inmueble, hizo las cosas y sobre todo por sus consecuencias irreversibles. El concejal de Urbanismo, Joaquín Onieva, reconoció el error y pidió disculpas.

El mural dedicado a la mujer en Guadix que fue borrado. PILAR MOLERO

Ahora están surgiendo iniciativas, algunas de ellas de carácter político. Partidos como el PSOE y Gana Guadix presentarán una moción conjunta en el pleno municipal donde pedirán al Consistorio que organice en los próximos meses una nueva edición del Osorio Jam. El Ayuntamiento (PP) ya se ha puesto en contacto con algunos de los afectados para informarles de que habilitará un paño de tapial en la calle Álvaro de Bazán para que sus obras queden de forma permanente. Mientras tanto el domingo 13 de septiembre hubo un acto de protesta.

Callejón del Pretorio

Un error de comunicación acabó en febrero con los grafitis del Callejón del Pretorio, una de las señas de identidad del colegio Escolapios Genil Granada –algunos llevaban ahí plasmados más de una década–. Una empresa de limpieza blanqueó el muro. Según explicó el director de los Escolapios, Lino Ferrer, todo se debió a una fatal confusión. «Nuestra idea –manifestó a este periódico– era sanear algunas zonas concretas, por lo que se solicitó un presupuesto más amplio».

Grafiti del Niño de las Pinturas borrado en febrero de este año, una de sus obras más antiguas. IDEAL

Al parecer, se preguntó por el precio de muchas actuaciones, incluida el muro exterior, pero nunca para llevarlas todas a término, sino para hacer números. Una vez que el operario finalizó la tarea que se le había encomendado, preguntó por dónde continuaba ya que le había sobrado tiempo y material. Y ante la ausencia de Ferrer, en ese momento alguien le dijo que continuara con la lista. Y sucedió lo que sucedió. La dirección de los Escolapios, consciente de la gravedad de lo que había ocurrido, no tardó en excusarse en las redes sociales. La idea es celebrar un evento para dar lustre nuevamente a ese tapial.

El Niño de las Pinturas tendría para escribir un libro, o incluso dos, con todas las tropelías que han cometido con sus creaciones. La última fue el 22 de enero, cuando un señor repintó una de sus obras más conocidas en la calle San Matías. Ocurrió poco después, además, del éxito que obtuvo tras pintar un retrato de Federico García Lorca en su casa natal de Fuente Vaqueros.

El Niño de las Pinturas volvió a pintar el caracol que le borraron en la iglesia de Santo Domingo. RAMÓN L. PÉREZ

Un par de meses antes también se eliminó el famoso caracol del Niño de las Pinturas que había en uno de los muros de la iglesia de Santo Domingo. ¿La razón? Que este templo fue declarado en 2011 Bien de Interés Cultural (BIC) y, según la Junta, en cumplimiento de la ley, había que adecentarlo al tratarse de un patrimonio de gran valor. ¿La controversia? Que la pintura estaba ahí desde 2001, antes de la catalogación como BIC. La sorpresa fue que El Niño de las Pinturas volvió a recrear el caracol unos días después en la Carretera de la Sierra.

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El arte que se esfuma de la noche a la mañana