Las memorias del tren, según Artero: una mirada inédita
Fotografía ·
Juan Manuel Martín digitaliza una serie de imágenes inéditas de José María Artero en las que se muestra el gesto cotidiano de los viajes en ferrocarril desde Almería a MadridAlejandro Alonso morales
Almería
Sábado, 9 de julio 2022, 23:03
Cien años es mucho tiempo. Mucho más ciento un año. Hoy sería el cumpleaños de José María Artero García, el genio y agitador cultural al que todo el mundo llamaba simplemente Artero. El pasado 9 de noviembre de 2021 se inauguró en la Diputación de Almería la exposición por su centenario. En este acto conmemorativo, familiares y amigos estaban presentes y todos coincidieron en que la profesionalidad al más puro estilo Artero y su delicadeza son incomparables. Ángela, nieta de José María Artero, acercó más la figura de su abuelo como persona que la del profesional.
«Fue un verdadero virtuoso en el dominio del tiempo, esa capacidad de hacer actividades de provecho durante todo el día y en los momentos de ocio disfrutar como solo él sabía», añadió Angela Artero en este homenaje. Esta exposición fue el hito culmen de un centenario donde se le reconoció con una exposición con 79 fotografías originales además de libros escritos y editados por él.
Pero de Artero no está todo dicho. Sorprendentemente, 101 años después de su nacimiento sigue habiendo una obra inédita y sin catalogar que abunda en la sensibilidad artística, en la capacidad de mirar de una manera distinta, en un trabajo delicado y afectuoso en la mirada. Unas instantáneas que muestran la humanidad y el detallismo de la vida cotidiana en el viaje hacia la modernidad con la incorporación del ferrocarril a la rutina bajo el prisma poliédrico de Artero. Estaban en un cajón.
La familia Artero sigue guardando reliquias que aparecen –como por azar– de vez en cuando. Una de ellas es esta obra. Un conjunto de fotografías sin datar y sin catalogar que muestran la vida diaria de la estación del ferrocarril de Almería en los vagones de madera en los que se viajaba hacia la modernidad urbana desde esta pequeña capital de provincias. Los adioses, los te quieros. El sueño del traquetreo de los vagones. La mirada tras el cristal y hacia el paisaje. El retorno a casa. Todo encapsulado en una imagen.
Matilde Sánchez, fotógrafa y presidenta de la Fundación Manuel Falces confirma la excepcional belleza de este trabajo inédito. «Artero tenía un ojo clínico, característica propia de los buenos fotógrafos», analiza la experta. Por otro lado, también compartía amistad con Artero –ella y su esposo, el desaparecido Falces, padre del Proyecto Imagina y, por ende, del Centro Andaluz de la Fotografía–. «Artero era una persona adelantada a su tiempo, creativo y delicado», advierte. «La valía e iniciativa en el mundo editorial y en la literatura desde el rincón que es Almería tiene un doble valor», destaca Matilde Sánchez.
Nacido en Almería en el inicio de los años 20 (1921), aunque nunca olvidó sus orígenes, físicamente en ciertos momentos de su vida si tuvo que abandonar su tierra natal hacia la capital, Madrid. Su gran vocación siempre fue la enseñanza, tarea que pudo impartir en el conocido instituto Celia Viñas ostentando cargos como el de jefe de estudios. Además de la enseñanza su otra gran pasión sería la literatura y el mundo del libro. Ejerció un sinfín de tareas que harían que Artero llegase a ser el fundador y director técnico de la librería y editorial Cajal.
En 1955 fue el fundador y presidente de la Agrupación Fotográfica Almeriense (Afal). Artero junto con Carlos Pérez Siquier y un grupo exquisito de fotógrafos hicieron posible que Almería en los años 50 fuese un diamante cultural y artístico excepcional. Uno de los lanzamientos más reconocidos de Artero en toda España y fuera de nuestras fronteras fue el anuario 'Fotografía Española' en 1958. La Agrupación Fotográfica Almeriense editó el tercer anuario sobre fotografía artística española donde se mostraba la vida cotidiana de la época.
Su obra es de sobra conocida. Pero aún depara sorpresas en cajones olvidados que, una vez desempolvados, recogen nítidamente el recuerdo. La paradoja de la fotografía: un olvido que encierra un recuerdo. Las instantáneas han sido digitalizadas por Juan Manuel Martín, director de la fundación de Arte Ibáñez Cosentino situada en Olula del Río. «Son fotografías positivadas y posteriormente digitalizadas que cuando llegaron a mis manos me impactaron, son un verdadero hallazgo», explica Martín. Además el director valora a Artero por su trabajo en otros ámbitos pero destaca su función como fotógrafo. «Aunque se queda más en la parte teórica como editor o escritor, era un fotográfo excepcional», añade el director de la fundación.
A mediados de siglo
Las fotos están sin datar. Pero la estética nos muestra un tiempo situado a mediados del siglo XX. Entonces, con tan solo 86.000 habitantes en la capital almeriense; el boom del turismo; la inmediata llegada del Seat 600 y los nuevos sonidos de los Beatles sonando por cada esquina, la cultura tenía muy poca cabida y reconocimiento en los hogares españoles, mucho menos en las instituciones para contemplarlo. En Almería la editorial Cajal y su fundador Artero impulsaron nuevas corrientes de pensamiento y culturales. Esto hizo que la capital se colocase como referente y vanguardia para la época que vivía la «España en sepia» igual que antes lo había sido «en blanco y negro».
Como hecho anecdótico Francisco Argüelles, presidente de la Asociación de Editores de Andalucía (AEA) explicaba la forma en la que Artero editaba sus publicaciones: «Lo que quería, cuando quería y como le apetecía». Además Argüelles aseguraba que a Artero «le molestaban las nuevas tecnologías y no le importaba para nada el sentido comercial, sino la ilusión de tocar los ejemplares recién salidos de la imprenta». Algunas de sus fotos parecen también recién disparadas.
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