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Imagen del presunto autor de los disparos captada por un testigo. IDEAL
Asesinato de la avenida de Pulianas

Las primeras 72 horas para resolver un crimen en Granada cargado de incógnitas

En la investigación del asesinato hace un año en la Avenida de Pulianas fueron vitales los testimonios de los vecinos, así como las pruebas recabadas en el terreno durante aquel intenso fin de semana

Laura Velasco

Granada

Domingo, 6 de octubre 2024, 00:02

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Fueron tres disparos a bocajarro; dos balas le atravesaron el cuerpo y un proyectil quedó en su interior. El tirador actuó con una frialdad absoluta y con un plan premeditado: esperó a su víctima en un banco durante un día entero. El crimen de la avenida de Pulianas ha estado cargado de incógnitas desde el principio. El secreto de sumario protegió la investigación al extremo, sin trascender apenas datos. Al levantarse, IDEAL ha podido conocer más detalles sobre aquel trágico fin de semana, que ha derivado en tres detenciones tras casi un año de investigación.

El crimen fue cometido el sábado, 2 de septiembre, sobre las 19.10 horas. Según fuentes cercanas al caso, Jorge, el fallecido, de 51 años de edad, se encontraba en la vivienda en la que vivía con sus padres. Allí también estaba su hija pequeña, de 12 años, despidiéndose de los abuelos para irse con su madre, puesto que la víctima llevaba unos ocho años separado. Era un día como cualquier otro en el que se montarían en el coche e irían a su encuentro. Salieron del portal y entraron en el vehículo, un Citroën C4 estacionado justo al lado. Jorge arrancó, bajó la ventanilla y miró el teléfono móvil antes de partir. No le dio tiempo a más: cuando se giró para ponerse el cinturón, un hombre le apuntó desde fuera con una pistola y disparó tres veces. Murió prácticamente en el acto.

La niña, que sufrió una erosión en el omóplato derecho, sin revestir gravedad, presenció el macabro suceso desde el asiento del copiloto. Su padre, decía, estaba «con la cabeza caída y muerto». Salió a pedir ayuda y un vecino la acompañó hasta que la madre llegó. Los primeros agentes que se presentaron en el lugar encontraron a la víctima recostada sobre el asiento del copiloto, con restos de sangre en la oreja izquierda. Avisaron al centro de Emergencias Sanitarias del 061, pero nada pudieron hacer por salvarle.

Las primeras horas

Las primeras horas fueron cruciales para recoger pruebas, analizar el banco en el que el presunto autor aguardó a su víctima, rebuscar en los contenedores de basura, realizar un registro en la vivienda del fallecido e intervenir cautelarmente un teléfono móvil. Y, por supuesto, para hablar con los testigos, en total, una decena de personas entre el sábado y el domingo. La primera persona que llegó al lugar fue un hombre que había escuchado los tres disparos desde su casa. Le tomó el pulso a la víctima y apagó el motor del coche, maniobrando con la llave de contacto, según su versión, facilitada a este periódico por fuentes cercanas al caso.

Otra vecina, a la que le tomaron declaración al día siguiente, puntualizó que el presunto autor llegó en moto el día de los hechos, por la mañana, circulando en dirección prohibida y portando una gorra en lugar de un casco. El resto de inquilinos de los bloques aledaños entrevistados coincidían en que habían observado a aquel hombre extraño en la plaza. El testimonio más crucial fue el de un residente que, sentado en su balcón, observó al hombre del banco acercarse hasta un vehículo estacionado, esgrimir una pistola entre sus dos manos y efectuar tres detonaciones. Vio cómo huía y cómo una niña salía del interior del coche a pedir auxilio.

La autopsia

A la par que la Policía Nacional trataba de resolver este complejo puzzle, las pruebas realizadas en el Instituto de Medicina Legal indicaban que el cadáver presentaba tres impactos de bala, con tres orificios de entrada y dos de salida; uno de los proyectiles había quedado en el interior de su cuerpo. Desde aquel 2 de septiembre, los investigadores pusieron todo su empeño en encontrar a los supuestos culpables de un crimen que desde un primer momento estuvo cargado de incógnitas.

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