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El delta de Albuñol, en la costa granadina oriental, tras las primeras obras de retirada de invernaderos de la primera línea litoral J. E. GÓME
RECUPERAR LOS DELTAS DE ALBORÁN

RECUPERAR LOS DELTAS DE ALBORÁN

Permitir la deriva natural de aguas y tierras es mirar al futuro y paliar los efectos del cambio global. La regeneración del territorio deltaico de Albuñol es un primer paso hacia la sostenibilidad de la línea litoral de Andalucía Oriental

Miércoles, 7 de noviembre 2018, 17:15

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Las arenas de la sierra de Lújar y la Contraviesa, de los cerros situados al oriente de Granada y oeste de Almería, que desde el mar se alzan hacia la Alpujarra y las altas cumbres de Sierra Nevada, forman un tupido manto de cantos rodados, de pizarras y esquistos, de guijarros ceniza y blanco que junto al mar se tornan en finas arenas grises. Ocupan los rompientes de la línea litoral de los deltas de Albuñol y Huarea, Castell de Ferro y Carchuna. Son piedras y arenas procedentes de esos cerros alejados de la línea costera, que llegaron hasta la orilla de Alborán arrastrados por la fuerza del agua y la deriva de tierras a través de escorrentías, barrancos y cauces, para formar densas lenguas de sedimentos que se adentran en el mar y protegen la línea costera de avenidas, temporales y aportan el sustrato necesario para el mantenimiento de singulares ecosistemas donde una rica diversidad vegetal da alimento y cobijo a numerosas especies de fauna, además de ofrecer beneficios a quienes saben apreciarlos: paisaje, protección y desarrollo sostenible en territorios que desde hace décadas sufren el impacto generado por una agricultura intensiva bajo plástico sin el más mínimo control, que ha llevado a la ocupación de laderas, cauces, arenales y humedales deltaicos, con la consiguiente alteración de los cursos naturales de deriva de aguas y tierras, de ocupación de cursos naturales para el aporte de sedimentos al propio delta al mar.

El delta está formado por las derivas de la rambla de Albuñol; la retirada de invernaderos ha dejado libre 22 hectáreas de costa, donde aún se mantienen las escolleras irregulares realizadas por los agricultores para defender sus invernaderos de las olas J. E. GÓMEZ
Imagen principal - El delta está formado por las derivas de la rambla de Albuñol; la retirada de invernaderos ha dejado libre 22 hectáreas de costa, donde aún se mantienen las escolleras irregulares realizadas por los agricultores para defender sus invernaderos de las olas
Imagen secundaria 1 - El delta está formado por las derivas de la rambla de Albuñol; la retirada de invernaderos ha dejado libre 22 hectáreas de costa, donde aún se mantienen las escolleras irregulares realizadas por los agricultores para defender sus invernaderos de las olas
Imagen secundaria 2 - El delta está formado por las derivas de la rambla de Albuñol; la retirada de invernaderos ha dejado libre 22 hectáreas de costa, donde aún se mantienen las escolleras irregulares realizadas por los agricultores para defender sus invernaderos de las olas

El impacto sistemático sobre los deltas del sureste de Andalucía (en algunos casos de forma masiva como el mar de plástico de El Ejido y Roquetas, en Almería) se ha convertido en un aliado perfecto del llamado cambio global, _la alteración climática y geoquímica del territorio y sus ecosistemas por la acción del hombre_ e incide en situaciones que desde hace años se dan en la totalidad de la franja litoral entre Motril y Almería. Efectos como desequilibrios hídricos consistentes en épocas de sequías pertinaces y momentos de lluvias torrenciales; subida de temperaturas y cambios en el desarrollo de las estaciones, con veranos que empiezan antes y se adentran en el otoño, que se alarga sobre un invierno que suaviza sus rigores y deja paso a primaveras adelantadas, son consecuencia directa de la alteración de los ecosistemas en favor de un desarrollo y una economía llevada al extremo, con la vista puesta en el corto plazo y que no tiene en cuenta factores que auguran un incierto futuro. Científicos del Instituto Interuniversitario de Investigación del Sistema Tierra, englobado en el Centro de Medio Ambiente de Andalucía, marcaban en el año 2054 el punto de no retorno en cuanto a los efectos negativos del cambio climático y global, la década de los cincuenta del siglo XXI en la que el mar subirá hasta cotas en las que podría desaparecer la primera línea de costa, ayudado por el inexistente aporte de sedimentos desde los espacios costeros, el incremento de las temperaturas y, en definitiva, un desarrollo que ha preferido obviar la realidad del territorio donde habita.

A 36 años de ese ecuador temporal, aún es tiempo de tomar medidas de reparación y adecuación de los ecosistemas y, en casos como los del impacto en el litoral de Alborán, comenzar la recuperación de los espacios más afectados por la acción antrópica para dar a la naturaleza la posibilidad de regenerarse y, con ella, restituir la función protectora y estabilizadora de los ecosistemas, ayudarles para su adaptación de la realidad impuesta por el cambio global.

El litoral de Albuñol

La primera línea costera en el municipio de Albuñol, entre las poblaciones de La Rábita, el Pozuelo y Huarea ha empezado a recuperar el denominado dominio público ocupado por invernaderos construidos sobre parcelas concedidas temporalmente como ayuda a los damnificados de la riada que en 1973 destruyó vidas, fincas, cortijos y viviendas en el entorno de las ramblas de Aldáyar, Ahijón y su confluencia hacia el centro del delta de la Contraviesa, donde incrementó considerablemente la superficie deltaica y creó un nuevo territorio que se adentró en el mar, un espacio que fue tomado por el avance de la agricultura hasta formar un mar de plástico que se extendía hacia los rompientes del mar, hasta tal punto que los agricultores tuvieron que construir improvisadas escolleras para defender sus tierras de los temporales. Casi medio siglo después, la línea litoral ha comenzado a recuperarse aunque ha necesitado la demolición de casi dos centenares de invernaderos para poder recuperar 22 hectáreas de playa y costa que permitan la naturalización de alrededor de cuatro kilómetros de litoral e iniciar una nueva etapa en la que el desarrollo sostenible sea el motor de la economía y, desde el punto de vista del territorio, permita la regeneración de los flujos geológicos e hidrológicos, al menos en una parte significativa del delta.

Desde que al inicio de este año, las máquinas enviadas por la a Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar, del Ministerio para la Transición Ecológica, la imagen del mar de plástico ha cambiado de forma considerable en dos puntos del delta, en el extremo oriental, entre la rambla de Huarea y el inicio de la provincia de Almería, donde la lengua de tierra que se adentra en el mar comienza a recuperar la vegetación costera y espera la regeneración de las arenas para convertirse, posiblemente, en una de las pocas playas y franjas litorales de ecosistema de dunas (como las Azucenas o Punta Entinas); y entre las poblaciones de La Rábita y El Pozuelo, a ambos lados de la rambla central del delta, la tierra ha recuperado su espacio en una franja paralela al mar de alrededor de un centenar de metros. Ya se aprecia el crecimiento de vegetación marítima a pesar de que no se ha iniciado aún el plan de regeneración y adecuación de suelos. La retirada de las escolleras improvisadas y la construcción de espigones en puntos que permitan la regeneración de arenas y la recogida de la deriva de tierras de las ramblas, generará un nuevo territorio en el que aplicar nuevos métodos de gestión con otras formas de creación de riqueza.

Según el proyecto de actuaciones en este espacio, la línea litoral recuperada contendrá caminos y senderos paralelos al mar, con vegetación autóctona propia y recuperación de ecosistemas litorales. Cuatro kilómetros de playas libres que engloban los paseos marítimos de La Rábita, en proceso de remodelación, y el de El Pozuleo, reconstruido por el Ministerio para la Transición Ecológica, así como espigones en puntos clave, una reivindicación histórica de los habitantes de estas localidades.

La recuperación del delta de Albuñol debería ser el primer paso para la regeneración de los espacios deltaicos del litoral oriental de Andalucía, espacios singulares con una función clara en el equilibrio ecológico, la regulación hídrica y geológica del territorio.

Perejil marítimo reconquista el terreno libre de invernaderos J. E. GÓMEZ

Un futuro sostenible para el litoral y el medio marino

La Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar, del Ministerio para la Transición Ecológica, tiene como principal objetivo proteger el medio ambiente costero y marino así como garantizar su uso libre, público y gratuito. Bajo esa premisa se acometen las tareas de recuperación del dominio público del delta de Albuñol, donde será posible regenerar una franja litoral de 4 kilómetros de longitud en la que aplicar los criterios de gestión sotenible que se preveen con actuaciones del proyecto Life Intermares, que el ministerio protagoniza con la Fundación Biodiversidad, que tiene como objetivo sonseguir una gestión multidisciplinar para proteger las costas y generar un desarrollo respetuoso con el medio.

10 CONCEPTOS SOBRE LOS DELTAS

1Deltas y estuarios: En el Atlántico, el mar entra en la tierra y forma estuarios. En el Mediterráneo, la tierra penetra en el mar formando deltas.

2Deriva de tierras: Los deltas se forman por la deriva de tierras que los cauces depositan en la desembocadura, crean una línea costera suave, sin acantilados, y ganan terreno al mar.

3Playas: Las arenas son distribuidas por las mareas hacia las playas de su entorno.

4Protección Los sedimentos protegen los espacios interiores al cubrirse de vegetación y evitar la erosión y el avance del mar.

5Hidrología: Se alimentan de los aportes de agua de arroyos, escorrentías y acuíferos. Si las laderas del entorno están roturadas y cubiertas de plástico no hay aportes de agua, los manantiales se secan, la sequía avanza.

6Erosión: La alteración de las laderas y la eliminación de la cubierta vegetal provoca la pérdida continuada de suelo.

7Avenidas: En caso de lluvias torrenciales, la falta de vegetación y la ocupación de los cauces naturales, generará torrentes en lugares no adaptados para ello y, por tanto, la destrucción de invernaderos e infraestructuras.

8Humedales: Los acuíferos subterráneos pueden crear lagunas, lo que garantiza la estabilidad de una gran biodiversidad vegetal y animal (Punta Entinas, o la Charca de Suárez)

9Clima: La destrucción de la cubierta vegetal y la barrera de plástico impide el flujo de corrientes de aire y humedad procedentes del mar, lo que altera la climatología del territorio, y aumenta temperaturas y sequías.

10Paisaje y desarrollo: La ocupación de deltas por usos no sostenibles impide el desarrollo equilibrado del territorio. El espacio natural genera flujos económicos basados en el turismo, paisaje y la revalorización de los usos tradicionales convertidos en fuente de riqueza.

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