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La moda de 'hacer cumbre' invade el Veleta
Paisajes y biodiversidad ·
La segunda cima más alta de Sierra Nevada registra un creciente ir y venir de visitantes que alteran el equilibrio de un espacio natural frágil y únicoJuan Enrique Gómez y Merche S. Calle
Lunes, 26 de agosto 2019, 01:20
Una media de entre 300 y 400 personas suben cada día del mes de agosto a la cumbre del pico Veleta, a 3.396 metros de altitud. Un creciente interés por pisar las cimas más elevadas de la península Ibérica ha provocado que este año el tradicional objetivo de los alpinistas, 'hacer cumbre', se haya convertido en una verdadera moda a seguir por todo aquel que tiene la oportunidad de ascender a las montañas más elevadas. El Veleta, como la tercera cima más alta de la Península, tras el Mulhacén (Sierra Nevada) y y el Aneto (Pirineos), es todo un trofeo para los cazadores de cumbres y para quienes lo único que persiguen es hacerse un 'selfie' en las alturas.
La continuada presencia de visitantes en la cumbre y los accesos al Veleta provocaba mediados del mes de julio la alerta por parte de Ecologistas en Acción y grupos de montañeros que calificaban la situación de «colapso» y «masificación». La realidad, constatada 'in situ' por IDEAL en tres ocasiones a lo largo de este verano, la última el pasado miércoles, es que las cumbres de Sierra Nevada y en especial el Veleta, por su facilidad de acceso, registran un continuo ir y venir de personas que, a lo largo de una jornada de fin de semana puede llegar a medio millar, datos que se corresponden con las cifras ofrecidas por fuentes del Parque Nacional de Sierra Nevada, que señalan que «no se puede hablar de colapso ni de de masificación, ya que la permanencia de las personas en la cumbre y sus áreas próximas no es de más de diez o quince minutos y no se llegan a producir grandes concentraciones». Lo habitual es una aglomeración de entre 15 y 25 personas en la cumbre, aunque en algunos momentos de fin de semana, han llegado a 40 personas.
Pero aunque no se puede hablar de masificación, reconocen que hay un creciente interés que «invade» un espacio que, ecológicamente, se considera de alta fragilidad, donde la presencia continuada de personas puede provocar una alteración del medio y del ecosistema de la cumbre y su entorno, donde aunque no lo parezca, habitan especies de fauna y flora endémicas de Sierra Nevada como, gramíneas, arenarias, e invertebrados muy escasos y a las que el paso de personas provoca una merma en sus poblaciones. También se ha detectado la antropización de una de las aves más montañeras, el acentor alpino, que ya no huye del hombre y revolotea en la cumbre junto a los visitantes a la espera de comida.
Acceso
La subida desde las Hoya de la Mora supone caminar 9,3 kilómetros hasta la cumbre, por la antigua carretera o por trochas de una cierta dificultad, pero también es posible subir en un microbús-lanzadera que accede hasta Posiciones del Veleta, a 3,3 kilómetros de la cumbre, un recorrido mucho más asequible para todos los públicos.
Durante los meses de verano, especialmente en agosto, la imagen de grupos de personas en ascenso a la cumbre desde la Hoya de la Mora se ha convertido en habitual. La mayoría de los senderistas caminan por las trochas y sendas que evitan las enormes y numerosas curvas de la antigua carretera (cortad a al tráfico de coches no autorizados). Transitar por las veredas es hacerlo a través de ecosistemas denominados cascajales y pedregales nevadenses, donde habita la mayoría de las joyas botánicas y faunísticas de la sierra. La reiterada presencia de caminantes ya ha hecho saltar la voz de alarma en el Parque Nacional y se estudia la eliminación de la mayoría de las trochas que acceden al Veleta.
Ayudados por el autobús-lanzadera, habilitado por el Servicio de Interpretación del Parque Nacional, cada día ascienden desde Posiciones del Veleta, personas que no necesitan tener magníficas condiciones físicas ni ser experimentados montañeros. La montaña se abre a todos, pero en demasiados casos, los visitantes no respetan normas tan fundamentales como no salir de los senderos y no dejar basuras y algunos ciclistas abandonan la carretera y circulan por sendas, o incluso llegan al pico sobre sus dos ruedas.
Todos deberíamos tener en cuenta que el paso continuado de personas en la cumbre, trochas y senderos del entorno del Veleta altera de forma grave el frágil equilibrio de un territorio único en el mundo.
El Veleta, un espacio único
Situarse sobre el Veleta es estar en el corazón de las altas cumbres, entender el pulso de una montaña que está viva, que comenzó a elevarse hace 20 millones de años y que todavía se mueve. Subir a la cima es visualizar las rocas que con edades de entre quinientos y mil millones de años, se encontraban en el fondo de aquel mar primigenio y ahora ocupan la cumbre desde la que es posible acariciar el cielo. Son formaciones geológicas que se denominan Unidad Veleta (...)
Reportaje completo en Waste Magazine
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