Teletrabajar: de entelequia a realidad
Seguirá en el corto plazo ·
Propuesto durante décadas como método de conciliación, la pandemia ha obligado a las empresas a buscar vías de aplicación que se mantendrán en los próximos mesesSábado, 30 de mayo 2020, 23:21
Carolina López (41 años) lleva ya casi un año teletrabajando. Para ella, esto del confinamiento no ha sido más que la confirmación de lo que ... venía haciendo por la vía de los hechos desde que la empresa para la que hace labores de comunicación externa le cambió el modo de trabajar. «Hace un año, el servicio en el que yo trabajo decidió flexibilizarme la forma de trabajar y me animó a hacer parte del trabajo desde casa. Y he de reconocer que al principio fue una situación extraña a la que poco a poco le fui sacando el jugo». Una reunión semanal le obligaba a mantener el contacto físico con sus compañeros. El resto del trabajo se alternaba entre labores presenciales y otras telemáticas. «Desde casa tienes mayor concentración, eres más productivo», subraya.
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María Lorente (42 años, madre de una pequeña de tres) no está completamente de acuerdo. Más bien difiere en lo esencial: en su capacidad productiva. «Lo que al principio se puede ver como una ventaja, que puedes incluso poner una lavadora mientras trabajas, termina absorbiéndote por completo», comenta al teléfono. Detrás de ella se oye a la pequeña reclamando la atención. «¿Ves a qué me refiero? Al final todo se mezcla. Lo de conciliar se convierte en este caso en un auténtico problema», advierte.
«Desde que se inició el desconfinamiento se desorganizaron horarios y tareas: había reuniones hasta los sábados»
El teletrabajo, la posibilidad de desarrollar tu carrera profesional ya sea puntual o permanentemente desde casa, se ha convertido por la vía de los hechos en una alternativa que ha llegado para quedarse y que se va a extender más de lo inicialmente previsto. Muchas empresas, siguiendo los consejos del Gobierno, están manteniendo siempre que pueden tareas de trabajo no presencial para sus empleados. Y los que animan a incorporarse a la plantilla lo están haciendo de forma paulatina y manteniendo algunos de los servicios en prestación domiciliaria.
«En servicios centrales, direcciones territoriales y empresas participadas hemos llegado a tener a un 90% de la plantilla teletrabajando». Los datos los ofrece un portavoz de Cajamar. «Afortunadamente ya teníamos mucha experiencia. Desde hace muchos años parte del personal, sobre todo directivos o técnicos especializados, en torno a un 15 o 20% de la plantilla, ya utilizaban el teletrabajo en alguna parte de sus tareas cotidianas», relatan desde la compañía.
La financiera es una de las empresas con más personal de Almería. Y el cambio radical en la metodología no ha sido para nada traumático. «Hemos mantenido la red mayoritariamente abierta, pero las oficinas con mucho personal o las que hemos cerrado de forma puntual han ido a teletrabajo sin grandes complicaciones», insisten. Y en el corto plazo, pese a que ya han comenzado a retornar de forma paulatina, no se plantean el borrón a esta fórmula que les ha permitido mantener la actividad al 100% pese a la coyuntura. «A día de hoy un 75% de las tareas son ya presenciales. Nuestra idea es alcanzar el 85% en junio. Pero vamos a mantener el teletrabajo porque se ha demostrado que es útil. Seguirá siendo una alternativa», alegan.
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Una alternativa que, sin embargo no será todo lo efectiva que se espera hasta que la normalidad reactive servicios como las guarderías o los centros educativos. Estos últimos en su doble función: la formativa, esencial; pero también en la de guarda y custodia de los pequeños.
La mayoría de empresas de Almería ha optado por reincorporar sus plantillas de forma voluntaria y paulatina
En los centros educativos, cerrados, no están sin embargo de brazos cruzados. «Para nosotros está siendo muy difícil. Yo tengo más trabajo que el que tenía antes», advierte Javier Zorrilla (39 años). Es profesor en un centro de educación primaria. «Nuestro trabajo, aunque no estemos en clase con los niños, es el mismo. Preparamos material, corregimos ejercicios e incluso grabamos clases en vídeo. Y además, atendemos las necesidades específicas de los menores a través de sus padres», refiere. «Lo que antes se solucionaba durante la clase ahora es una llamada de un padre a deshoras. Así que resulta muy difícil desconectar».
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En ello coincide Carolina López. «El principal problema del teletrabajo está en tu organización del tiempo», conviene. Cuando depende exclusivamente de ti no hay problema. Pero la generalización de las teletareas ha roto los esquemas horarios de toda la población. «Cuando teletrabajaba antes de la pandemia, todos en mi entorno tenían claro cuál era mi horario de trabajo. Y yo me planificaba para tener todas mis labores listas en un horario normalizado. Pero fue decretarse el confinamiento y desestructurarse todo. Comenzaron las reuniones los sábados, las llamadas a deshoras o los correos electrónicos los domingos. Y eso no puede ser», afea.
En su oficina mantendrán el teletrabajo durante un tiempo. Probablemente hasta después de las vacaciones estivales. También en el caso de Lorente. La mercantil para la que hace tareas administrativas ha decidido que la incorporación de la plantilla sea voluntaria y paulatina durante las próximas semanas y que no haya una incorporación masiva hasta que, como mínimo, el Gobierno decrete la apertura de los colegios. «Al fin y al cabo, si no, ¿qué hacemos con ellos?».
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En la administración pública –y pese a que el la posibilidad de teletrabajar de forma excepcional venía siendo una demanda de conciliación desde hace lustros– parecen haber tomado conciencia con el baño de realidad pandémico. Todas ellas han trasladado la inmensa mayoría de los servicios administrativos a los domicilios particulares de sus empleados. Y alguna, como la Diputación, se ha lanzado a un proyecto piloto de implementación voluntaria y parcial de este sistema de trabajo telemático entre sus empleados.
Será voluntario, y sólo podrán optar a él algunos empleados de servicios específicos –obviamente, los trabajadores de atención presencial no podrán teletrabajar por las características particulares de sus tareas–. «Lo hacemos con la voluntad de que los trabajadores adquieran nuevos derechos, impulsar la lucha contra la despoblación y mejorar las condiciones medioambientales de la provincia al reducir los desplazamientos», narraba el presidente de la Diputación durante el pleno virtual que esta semana aprobó el reglamento que regirá la implementación del trabajo a distancia.
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«Yo prefiero el trabajo presencial», subraya, sin dudar, Javier Zorrilla. «Te permite conectar y desconectar, socializas y te impone horarios y rutinas», añade. «Eso no lo puede sustituir nada».
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