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Homenaje y aplausos a los sanitarios del Hospital de San Agustín de Linares durante la primera ola. ENRIQUE
Un año desde que cambió nuestro mundo

Un año desde que cambió nuestro mundo

CORONAVIRUS EN JAÉN ·

El 28 de febrero de 2020 se anunciaba el primer caso de covid en la provincia de Jaén, y todo se precipitó desde entonces

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Domingo, 28 de febrero 2021

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No eran las ocho de la tarde del 28 de febrero de 2020, Día de Andalucía, cuando la Consejería de Salud y Familias confirmó que el coronavirus había llegado oficialmente a territorio jienense. Hubo a quién le pilló la noticia en el bar, dando un paseo, de viaje en el coche, en la playa. Lo más normal del mundo en un festivo, o eso creíamos entonces. Ya hay un caso, ya está aquí el bicho, corría como la pólvora por los móviles. Portada en el periódico al día siguiente, 29 de febrero, bisiesto, como si eso fuese a ser lo raro del año. Difícilmente podía uno imaginar hasta qué punto esto iba a transformar su mundo.

El anuncio de Salud se refería a una joven enfermera de Arjonilla de 25 años que había atendido a un enfermo con la covid-19 en el Hospital de Torrejón de Ardoz (Madrid). Estuvo ingresada en una habitación de aislamiento en el Hospital Alto Guadalquivir y superó la enfermedad. La cosa se calmó en los días siguientes hasta que explotó a las dos semanas. Ahí empezó para los jienenses esta distopía inimaginable en aquellas fechas, como si de un futuro alternativo de ciencia ficción se tratara, de mascarillas, toques de queda, encierros en casa, miedo y muerte. 365 días que han pasado muy lentamente y que, sin embargo, paradójicamente, parece que han volado.

Vecinas pasándose dinero para la compra por los balcones en Paseo de la Estación.
Vecinas pasándose dinero para la compra por los balcones en Paseo de la Estación. M. Á. C.

El 14 de marzo la Junta informaba del fallecimiento de un paciente de 89 años con el virus en el hospital de Andújar. Era la primera víctima mortal, oficialmente, del coronavirus en la provincia, la tercera en Andalucía. Ese mismo día el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparecía tras una reunión extraordinaria del Consejo de Ministros en sábado: se decretaba el estado de alarma para hacer frente a la expansión del virus. En días, en horas, todo se había precipitado. Un par de jornadas antes miles de aficionados de toda España, algunos de Jaén, se abrazaban con cada gol en Anfield ante la gesta deportiva que el Atlético de Madrid estaba logrando frente al Liverpool, campeón de Europa. Difícil sospechar que serían los últimos abrazos en mucho tiempo. El Ejecutivo anunció 15 días de estado de alarma. Duró tres meses y no fue el último.

365 días han pasado desde el primer caso en Jaén, una joven enfermera de Arjonilla, muy lentos y a la vez han volado

Desde el primer momento reinó el desconcierto. Hasta ese momento el pensamiento general apuntaba a que el coronavirus era algo que realmente no iba con nosotros, exótico, una exageración como la gripe aviar que sirvió para que los gobiernos compraran a mansalva Tamiflú y llenaran generosamente bolsillos por el camino. O para que China sacara músculo haciendo un hospital en diez días. Pocos vieron venir al tranvía que nos atropellaría a todos, en mayor o menor medida, y cambiaría nuestro mundo, quizás para siempre.

El presidente de la Junta junto a la escultura a los sanitarios.
El presidente de la Junta junto a la escultura a los sanitarios. PEDROSA/EFE

Desde aquel momento, como en el libro del ubetense Antonio Muñoz Molina, todo lo que era sólido es ahora otra cosa. En un año son multitud las historias y cifras que nos ha dejado la pandemia y que dan vértigo: cientos de fallecidos, miles de personas sin trabajar, un presente tambaleándose y un futuro en el aire.

La primera ola trajo consigo el confinamiento domiciliario y sacó, como todas las situaciones extremas, lo mejor y lo peor de nosotros: colaboraciones altruistas de agricultores desinfectando calles, de talleres y particulares haciendo mascarillas en un momento en el que no se encontraban por ningún lado ni para los profesionales en primera línea, vecinos llevando comida a los mayores... Así llegó la cita diaria, de más a menos repercusión, de los aplausos a las ocho de la tarde desde los balcones para los sanitarios, héroes contra un enemigo invisible y desconocido, trabajando con escaso material de protección (o ninguno).

A la batalla sin armadura

En mitad de la confusión una empresa de Alcalá la Real saltó a la fama nacional precisamente por ser de las pocas que producía miles de mascarillas sanitarias al día. Había comprado la maquinaria necesaria solo unos pocos meses antes. Ante la carencia, Sanidad contactó con la empresa, se hizo con el suministro y desde Jaén se surtió a toda España.

La emblemática calle Bernabé Soriano, sin un alma en el confinamiento.
La emblemática calle Bernabé Soriano, sin un alma en el confinamiento. M. Á. C.

Los sanitarios estuvieron desde el principio entre los más castigados, reivindicando más y mejor material. En un primer momento en la provincia el 28% de los positivos llegó a corresponder al gremio, con cuatro sanitarios fallecidos. Ello llevó a protestas ante los hospitales y centros.

Son ellos los que tienen muchas de las historias más duras e íntimas de la covid. Pero no son los únicos. Familias sin poder despedirse de su ser querido, hijas 'encerrándose voluntariamente' con su madre positiva en su habitación del hospital de Jaén... Resulta difícil pensar que quede un solo ciudadano cuya existencia no haya quedado tocada de forma indeleble en estos doce meses.

Protestas de los hosteleros en la calle Bernabé Soriano.
Protestas de los hosteleros en la calle Bernabé Soriano. M. Á. C.

El 21 de junio comenzó oficialmente lo que se dio en llamar 'nueva normalidad', con mucho más de lo primero que de lo segundo. Toques de queda, restricciones cambiantes, seguimiento de la tasa de contagios para saber si puedo salir de mi municipio o abrir mi negocio y mascarillas obligatorias incluso en la calle son el pan nuestro de cada día. La gran esperanza es que con las vacunas el final de la 'distopía' esté por fin cerca.

Encarnación y Antonio, primeros vacunados en Jaén el 27 de diciembre. IDEAL

Minutos de silencio, aplausos, confinamiento en casa, solidaridad y la esperanza de una vacuna récord, con 69.000 dosis ya

La pandemia ha tenido hasta ahora multitud de capítulos y fases (literalmente), del desconcierto y el miedo inicial al hartazgo o la esperanza de que el fin de todo esté cada vez más cerca. Lejos quedan los vídeos de apoyo iniciales de todo tipo se hicieron virales. El Resistiré que se convirtió en un himno hasta que ya era difícil resistirlo.

El confinamiento domiciliario de semanas, al que no se ha vuelto pese al aumento de restricciones a la movilidad y al toque de queda nocturno, en el que el papel higiénico y la harina se volvieron protagonistas por su desmesurada demanda. Fue una época en que quien tenía un perro (y podía salir por ende para pasearlo) era un privilegiado.

Después vendrían las fases de la desescalada (la primera de muchas), un lío visto hoy para recordar mínimamente qué se podía hacer y que no en cada una de ellas, pero que entonces sabíamos al dedillo y era la noticia más deseada. Con la clara mejoría de los datos y la operación salvar el verano se relajaron las medidas, hasta que la segunda ola, a partir de octubre, volvió a traer limitaciones y cierres obligados, aunque pudiendo salir de casa. Se controló, llegó Navidad y la esperada vacuna.

El deseo general era que llegara cuanto antes y, cuando llegó en tiempo récord, nos entró la duda por ser demasiado rápido. El 27 de diciembre Antonio Caro, natural de Bélmez de la Moraleda, hacía historia a sus 90 años. Fue el primer jienense que recibió la vacuna de Pfizer.

Hoy los casos se han desplomado en residencias (ninguno en todas las de la provincia en los últimos siete días según Salud) y más de 20.100 personas en la provincia han recibido las dos dosis necesarias para lograr la inmunidad, el 3% de la población de toda la provincia, y otros 28.600 al menos una. Y pese al temor a la duración de la inmunidad o a su eficacia ante nuevas cepas, la luz al final del negro túnel parece hoy más cercana.

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