Un mercado de campanillas para huir del peligro

El Getafe recibe al Granada con un equipo muy reforzado y que cree en sí mismo para atar una permanencia que se complicó mucho tras mantener una de las peores rachas iniciales en la historia de LaLiga. El cambio de entrenador llevó a su vez a un cambio de mentalidad que atrajo los buenos resultados. Todavía queda mucho para huir del peligro, pero la plantilla confía en hacerlo volando tras un tremendo mercado de invierno.

El Getafe cada vez alberga menos dudas de que acabará consiguiendo la salvación. No es un ejercicio de desprestigio a los demás clubes, sino de amor propio. Una labor de levantar la autoestima que empezó su nuevo técnico y que la imagen del equipo ha posibilitado en las últimas jornadas. Porque si algo es necesario para hacer posible una permanencia es, sin duda, creérsela primero.

Ese ha sido el principal objetivo que ha perseguido Quique Sánchez Flores, que siempre ha confiado públicamente en la calidad de su plantilla. Ahora, por si fuera poco, la ha visto reforzada con acierto por los dirigentes, que han oteado el mercado con la mirilla puesta en los banquillos de equipos importantes. Lo son Roma y Sevilla, que no han tenido reparo en prestar al Getafe tres jugadorazos que serían titulares en gran parte de los equipos españoles. Borja Mayoral, Gonzalo Villar y Óscar Rodríguez, fichajes de campanillas para no dejar de creer y, casi por arte de magia –y con mucho trabajo detrás– huir volando del descenso.

La afición azulona sabía que no iba a ser sencillo dar por terminada la etapa de José Bordalás y el volantazo del club apostando por el toque con Míchel no fue ni real ni acertado. El técnico no casó con la plantilla y los resultados estuvieron lejos de llegar. La llegada de un Sánchez Flores más psicólogo que preparador deportivo ha llevado a la plantilla a hacer un reseteo y sumar resultados que han ido convenciendo a los jugadores y, a su vez, a la grada. El entrenador ya ha logrado un gran paso.

Porque el segundo es ganar y eso solo se consigue en el campo. Bajas importantes, como la de Cucurella no pudieron ser tapadas en un mercado de verano deficiente. Vitolo y Jankto no han dado el nivel por las lesiones. El cambio de esquema de Quique Sánchez Flores ha llevado a buscar otras piezas muy distintas en el bazar de invierno. Y qué piezas. La Roma ha sido un club amigo, cediendo a Mayoral y a Villar. A esa línea de interiores se suma Óscar Rodríguez, dinamita a balón parado.

El inicio del Getafe habría sepultado la temporada de cualquier equipo. Dos empates en los primeros diez partidos es un dato que nadie podía esperar de un equipo que, a pesar de los cambios, apuntaba algo más alto. Es cierto que no fue un calendario amable de primeras, con Sevilla, Valencia y Barcelona en las primeras tres jornadas. Pero sí alertaron las derrotas frente a Rayo, Elche y Celta. Ya con Sánchez Flores, se rompió el maleficio al vencer al Espanyol en casa. La imagen fue mejorando y el Getafe tuvo su punto de inflexión al golear a un pobre Cádiz (4-0). Desde entonces, los azulones han vuelto a dar la cara en cada encuentro, empatando al Mallorca, el Athletic o el Alavés. Y lo que es más, venciendo a un duro hueso como Osasuna y al Real Madrid. El único pero gran lunar, el ridículo en Copa (5-0 ante el Atlético Baleares).

El gran apunte táctico de este Getafe renacido es el equilibrio entre sus líneas. Mientras que Bordalás lo apostaba todo a la defensa con el doble lateral y Míchel dio la varita a los centrocampistas, Sánchez Flores parece haber encontrado la forma de dar el foco a unos y las llaves a otros. Lo que más destaca es el esquema con cinco hombres atrás, con Mitrovic recuperado y Cuenca creciendo. Djené aún debe volver a ser el que era. Con Jankto y Vitolo muy lejos de lo que aportaba Cucurella, el foco se ha puesto en los interiores con Aleñá brillando y los fichajes de Villar y Óscar muy bien tirados. Arriba, Ünal mejora y seguramente crezca con un socio como Mayoral y el olfato de Sandro y Mata en la reserva.

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