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Tumbados junto a los árboles, con el sonido del agua caer y la vista en el cielo, un paraíso.

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Tumbados junto a los árboles, con el sonido del agua caer y la vista en el cielo, un paraíso. A. ARENAS

Yoga con el latido de la naturaleza

Al aire libre ·

La crisis sanitaria ha potenciado las sesiones de esta disciplina en el medio natural donde es más fácil mantener las distancias

Antonio Arenas

Granada

Martes, 25 de agosto 2020, 00:20

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Unas veces son los nacimientos del río Darro, otras las orillas del embalse de Cubillas y otras la Fuente de Catacena, los escenarios elegidos para la práctica de yoga en el medio natural. Así lo vienen haciendo desde hace cinco años, tres asociaciones de esta disciplina, en concreto, Sadhaka Huétor Santillán, Sumati Albolote y SIDDHI Cogollos Vega.

Su impulsor, el profesor Hassan Kadi, natural de Melilla, residente en Granada desde 1984 y afincado desde hace dos años en Albolote, explica que «el paraje natural nos ayuda a practicar una disciplina que lo que promueve es la unión de cuerpo y mente y para conseguirlo debe haber una unión con la naturaleza, para ello estos parajes son incomparables».

A estas sesiones suele acudir una veintena de personas que durante una hora realizan los ejercicios ejecutados por el profesor. Para favorecer la concentración, el instructor se ayuda de un cuenco cantarin de Nepal y una campana con dorje.

En estos espacios se impregnan de la belleza de la naturaleza, disfrutan de la luz y de la energía. Al terminar, los efectos beneficiosos del yoga se han multiplicado.

IDEAL pudo asistir a una de estas sesiones en la Fuente de Catacena, situada a escasa distancia del Instituto Emilio Muñoz, de Cogollos Vega. El sol empieza a caer. Junto a la fuente, Kadi indica los ejercicios a realizar a un grupo de personas repartidos por la explanada, entre las mesas del área recreativa.

Entre ellos, Isabel Jiménez, de 64 años, organizadora del grupo en Cogollos, constituido por unas 20 personas que llevan cinco años con esta disciplina, cuatro con Hassan y uno con Francisco Morales. Explica Isabel que esta práctica al aire libre le supone «una mayor relajación». A ella el yoga le aporta «mucha estabilidad mental y salud a mi cuerpo que estaba como atrofiado». Por su parte, Federico Merino, de 59 años, perteneciente al grupo de Huétor Santillán explica que lleva practicando yoga, « toda la vida, desde que era un niño casi». Las sesiones al aire libre son las llamadas hatha yoga o yoga físico, que es el yoga de las posturas, asanas, respiración,.. «Con Hassan llevaré un par de años. Hemos ido al nacimiento del río Darro siempre bastante temprano o al atardecer con el grupo de Albolote, para evitar las altas temperaturas. No tenemos estipuladas las salidas y lo hacemos cuando el tiempo lo permite».

En su caso reconoce que «a nivel personal me aporta muchísimo, sobre todo en lo que se refiere a la elasticidad en el cuerpo. Decían los antiguos yoguis que tener una espalda flexible es tener un cuerpo joven. También me da una estabilidad emocional, un saber vivir, un saber apreciar la naturaleza, amar a otros seres...». Eso sí, ahora con mascarillas indica que respirar le cuesta más trabajo y que determinados ejercicios de respiración son casi imposibles.

Puertas abiertas

Hassan Kadi, que dirige Sumati Albolote –en la que se integran otra veintena de personas– explica que la Covid-19 ha sido como un trampolín pues no les ha quedado más remedio que salir al medio natural, dado que las salas están casi todas cerradas. «Hoy es una necesidad el ocupar el espacio público: los parques, la playa, la montaña,... que permiten desarrollar una actividad física mínima y ahí cabe el yoga como una actividad que puede realizar tanto una persona mayor como un niño. El estado físico es lo de menos, lo importante es la unión de cuerpo y mente». Así mismo señala que el realizarlo al aire libe les permite una unión con la naturaleza y que «para ello estos parajes son incomparables». La media de asistentes está entre las 20 y 30 personas que, cada año desde hace cinco, se han ido incrementando pues acuden más personas dado que «los alumnos vienen acompañados de amigos, y las puertas siempre están abiertas».

Hassan vino a Granada a estudiar en 1984 y se quedó prendado de esta ciudad «tan bella e histórica. Granada tuvo el privilegio de ser la primera ciudad de toda España donde se fundó la primera Escuela de Yoga. Yo pertenecí a esa Escuela de Yoga que se llamaba Crisol, que fue fundado en 1976. Aquí en Granada tenemos la suerte de tener grandísimos maestros de yoga». A veces estas asociaciones colaboran con otros colectivos en el adecentamiento del entorno natural, «si nos encontramos con basura la recogemos, aunque no sea nuestra». Estas asociaciones están «abiertas a público de todas las edades, aunque tengan limitaciones físicas» y que pueden visitarle en sus respectivos centros que en el caso de Albolote son las instalaciones deportivas del Torreón; en Cogollos, el edificio del vivero municipal y en la Casa de la Cultura de Huétor Santillán.

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