Cuando te toca vivir de lo bonito: El inspirador gesto de una granadina para vencer el cáncer
Mari Carmen Ruiz, maestra jubilada de Huéscar, tiene cáncer de huesos. Participa en un ensayo clínico en Madrid que le ha cambiado la vida y, por eso, ha escrito un libro
Mari Carmen está conectada a una máquina en el Hospital Ruber Internacional de Madrid. El móvil suena y responde con un «¿dígame?» entre carraspeos. De su brazo pende un tubo por el que entra el tratamiento que le ha vuelto a abrir el apetito. «Me como bocadillos de lomo doblados», bromea al teléfono. Tiene cáncer de huesos. Su segundo cáncer. El primero, de mama, lo superó hace trece años. A Mari Carmen le sobran motivos para agachar la mirada, apagar la música y taparse con una manta. Pero está Madrid, sus hijos la quieren con locura, tiene hambre otra vez y, de vez en cuando, se permite un baile. «A todos nos pasan cosas malas, pero todos tenemos cosas buenas. Esas cosas son las que quiero ahora». Uno de los aparatos de su box –el pequeño espacio donde recibe el tratamiento– comienza a pitar insistentemente. «Uy, ¡qué bien!», dice, «que me voy ya para casa». Es miércoles y por tanto ese «para casa» significa mucho más. Significa 'Granada'.
En casa, lleva las uñas largas y rojas. Viste marrón elegante, con los ojos pintados en un verde sobre verde y el pelo arreglado como si se fuera de boda. «Soy presumida –ríe– y no quiero ser una enferma». Mari Carmen Ruiz Martínez (Fonelas, 1963) empezó a viajar a Madrid poco antes de comenzar la pandemia y no ha dejado de hacerlo en todo este tiempo. «Tengo que ir de lunes a miércoles, dos semanas sí, una no», explica. Ella participa en un ensayo clínico para pacientes con cáncer (un ensayo clínico es un proceso voluntario en el que los médicos prueban nuevos tratamientos para realizar avances, en este caso, contra el cáncer) que le cambió la vida. «Me dio mucha alegría porque era una puerta que se abría. Me dio tanta alegría que pensé que yo tenía que hacer algo para que más personas pudieran tener esta alegría. Lo que fuera. Por eso escribí este libro». Mari Carmen pone sobre la mesa un ejemplar de '¡Qué bonito es vivir!', una autobiografía editada por ella misma en la que una niña de la comarca de Guadix se transforma en la querida maestra de inglés, ya jubilada, del colegio Princesa Sofía de Huéscar. «Una maestra con cáncer».
«No sueñes tu vida, vive tu sueño. El único fallo que podemos tener es no intentarlo. A veces, podemos tener la sensación de estar perdiendo el tiempo, pero no se pierde el tiempo en la vida, lo que se pierde es la vida al perder el tiempo». Así arranca Mari Carmen su libro, del que no quedan casi copias. «He vendido algo más de trescientos libros, todos entre mis dos pueblos, Huéscar y Fonelas», apunta. Trescientos libros que equivalen a un beneficio de 2.500 euros.
«Pensé que si escribía un libro podía ayudar de alguna manera. Quería que toda España comprara el libro para sacar todo el dinero posible para la investigación contra el cáncer. Ahora, si dices la palabra 'cáncer' te dicen que te estás muriendo. Y no. Hay muchos avances y quería acelerarlos en lo que pudiera. Y si son 2.500 euros, pues 2.500 euros son». El dinero se repartirá por igual entre la Asociación Española Contra el Cáncer y el Centro Pfizer-Universidad de Granada- Junta de Andalucía de Genónica e Investigación Oncológica (Genyo). «Cuando terminé el libro me imaginé yendo a 'El Hormiguero' –cuenta en tono cómplice–, que me gusta mucho, para que todo el mundo conociera el libro y aportara. Y les he escrito tres veces, pero todavía no me han contestado».
Ha donado la recaudación de '¡Qué bonito es vivir!', 2.500 euros, a la AECC y a Genyo, y sueña con ir a 'El Hormiguero' a presentarlo
Nueve años después de superar su primer cáncer, una densitometría lo tambaleó todo: «Me puse las gafas y leí 'carcinoma de hueso'. Pensé que me iba a morir. Lo acogí de esa manera. Sólo pensaba en cómo decírselo a mis hijos, a mis hermanos... Entonces pensé que somos seres vivos, que formamos parte de la naturaleza, que hay plantas que duran más y plantas que duran menos –señala dos macetas preciosas, junto a la ventana de su salón–, como las personas. Y así lo conté». Tras pasar por varios tratamientos que no funcionaron, su oncóloga le propuso el ensayo clínico de Madrid. «Me dijo que reunía las características necesarias, porque todo el mundo no puede». El cáncer de huesos no tiene cura pero tampoco es mortal de por sí, el problema surge si se expande a otros órganos vitales. «Cuando empecé el tratamiento se me paró el cáncer. Y allí sigo, cada semana voy con Carmen o José, mis hijos, universitarios, que se turnan para que no vaya sola».
«¡Tienes que seguir viviendo! Yo antes bailaba mucho. Ahora bailo poco, pero bailo»
Convencida de su propio título, '¡Qué bonito es vivir!', piensa en esa persona que hoy, quizás, descubra que tiene un cáncer: «Calma. Ve las cosas buenas que tienes. Estás malo, sí, pero no puedes permitir tratarte ni que te traten como a una persona enferma porque te lo crees más. ¡Tienes que seguir viviendo! Yo antes bailaba mucho. Ahora bailo poco, pero bailo». Mari Carmen se levanta del sofá y se acerca a la ventana canturreando: «Qué bonito es vivir, ¡pues claro! Qué bella es la vida, ¡mira mi maceta, cómo crece, qué bonita está!».
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