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Juan, subido en su moto eléctrica, aparcada en la cochera de la familia en el Zaidín. RAMÓN L. PÉREZ

La moto de Juan, aparcada en terreno de nadie en Granada

Sin pasar del portal. Un vecino discapacitado pide que le permitan circular con un vehículo eléctrico que le costó 1.400 euros y ahora está prohibido

Javier Morales

Granada

Sábado, 13 de marzo 2021, 00:24

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Cuando le vendieron la moto, todo estaba en orden. El vehículo eléctrico le costó 1.400 euros en septiembre de 2019, una inversión en salud: Juan Huertas, vecino del Zaidín, tiene 72 años y una discapacidad que le impide andar más de cinco minutos seguidos. A los cinco años quedó cojo debido a un tumor y ahora solo se puede desplazar con muletas por su 'roalillo', como describe a la pequeña placeta frente a su portal. Cuando adquirió el moderno aparato pensó que sus problemas de movilidad habían acabado. A los 900 kilómetros de uso se cruzó con un policía local que le dijo que no podía circular con ella y, desde entonces, la moto está aparcada su cochera.

No se puede considerar vehículo de movilidad personal, como un patinete, ni es posible matricularla, como a cualquier otra moto. Nadie le advirtió de esto en la tienda de Granada donde adquirió un vehículo que le vendieron como«completamente legal» y que no necesitaba matriculación al ser «derivado de un patinete». Son los términos que emplean Juan Huertas y su hija Cristina para contar la historia, con la esperanza de que alguien les escuche y autorice la movilidad del vehículo.

El caso de Juan no es único. Ampeg advierte de que muchas tiendas venden como patinetes vehículos que no lo son

Muestra la moto en su cochera. Parece aparatosa, pero es ligera y compacta. Le ha colocado un compartimento para guardar lo indispensable y engancha sus muletas con dos artilugios pegados a cada lado. El asiento y el 'suelo' del vehículo son bajos:de lo contrario, por su discapacidad, no podría bajar ni subir de ella.

Fue hace alrededor de un año cuando, por casualidad, se paró a preguntar a un agente por dónde pasaba el desfile de carnaval del barrio. El policía le advirtió «de muy malas maneras» de que si lo volvía a ver «le confiscaría la moto y le pondría 600 euros de sanción». Desde entonces, esa moto que son «sus pies», está inmovilizada y él solo se maneja con autonomía junto a la puerta de casa.

En el fondo de esta situación está una instrucción de la DirecciónGeneral de Tráfico. En diciembre de 2019 publicó una instrucción que dejaba claro que los vehículos con sillín, como en este caso, no son vehículos de movilidad personal. Por tanto, no se pueden asemejar a los patinetes, como Juan creía, sino a las motos. La ordenanza municipal aprobada recientemente incide en la misma idea: «Los vehículos dotados de propulsor eléctrico con plaza de asiento para la persona conductora, tipo patinete eléctrico con sillín u otros ciclos de dos o tres ruedas y cuatriciclos, no tendrán la consideración de VMP».

Dispuesto a matricular

Juan está dispuesto a homologar y matricular el aparato, pero el camino no está siendo fácil. En su momento le costó encontrar una compañía de seguros con la que contratar un seguro de responsabilidad civil. Ahora ha ido a Tráfico, al Ayuntamiento, ha contactado con peritos, abogados, policías locales y guardias civiles amigos de la familia para averiguar cómo solicitar un permiso, una matrícula o una autorización. «Nadie hasta ahora ha sido capaz de darnos una solución ni una respuesta a esta situación». Juan y su hija se preguntan cómo hay patinetes de todo tipo autorizados a circular y esta moto, que no supera los 30 kilómetros por hora, no puede hacerlo.

SergioRuiz, presidente de la Asociación para la Movilidad Personal yEcológica de Granada (Ampeg), explica que el problema es el asiento. El de Juan no es el único caso similar que ha llegado a conocimiento de la asociación de 'patineteros':«En Granada, como mínimo, ha habido dos o tres casos». Muchas tiendas venden este tipo de vehículos comoVMP, pero no lo son. «Nosotros, desde la FederaciónEspañola, estamos luchando para que las personas con discapacidad puedan usar los VMP como vehículos adaptados, pero la DGT pone muchos muros».

En el caso concreto de Juan, parece que no podrá matricular la moto «de ninguna de las maneras». El motivo, detalla SergioRuiz, es que solo el vendedor o el fabricante podrían asumir este trámite, muy costoso. Normalmente, los fabricantes envían a los laboratorios encargados de la homologación unas cinco o seis unidades. No compensa tratar de certificar solo una unidad.

«Trasladamos nuestro problema con la esperanza de hacerlo visible y poder obtener una matrícula o permiso para poner fin a esta situación», cuentan. Por ahora, a la espera de posibles cambios en la normativa –lo que no es descartable, puesto que el 'boom' de los VMP ha fragmentado el mercado y hay patinetes de todo tipo que aguardan su regulación– el vehículo de Juan sigue aparcada en su cochera. No es un patinete ni es una moto;está en terreno de nadie.

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