Fiebre de las terrazas del sábado noche

Pareciera que se habia convocado por Whatsapp una celebración con motivo de la entrada de Granada en la tan deseada fase 2. Aires de fiesta, terrazas repletas, buen ambiente, jolgorio y bullicio recorrían Granada por todos lados. Desde La Chana hasta el Zaidín.

La avenida de Carlos V del barrio del Zaidín tiene un buen ambiente. El restaurante italiano tiene una larga terraza que está completamente llena. Platos de pasta y pizza van saliendo de las cocinas y la gente disfruta de una noche de sábado primaveral, con una temperatura envidiable. La terraza de Il Gondoliere parece lo que dicta su nombre, una larga góndola llena de mesas, viandas y clientes. Una nueva normalidad cuando menos apetitosa.

En la acera de enfrente, cruzando el bulevar y las vías del metro, l mitad de los establecimientos están abiertos: El Caladero y la Casa El Sota de La Patri. No hay ni una sola mesa libre y hay bullicio y tapas extra king size, como molan en este barrio. Salen platos de la Casa El Sota de gambas, de alitas de pollo, en plan caliente y las más clásicas de jamón y queso en plan frío. Los vecinos se acercan al camarero y preguntan si hay lista de espera. La hay. Pero también está colapsada. El ambiente es muy familiar y los abuelos se mezclan con los nietos. Llena que nos vamos.

El Paseo del Salón a las once de la noche apenas tiene gente. Salvo en Las Titas. El mítico establecimiento ha abierto sus puertas a la vera del Genil y es uno de los más deseados de la ciudad. Silencio, fresquito y ambiente. Tiene un buen número de mesas desplegadas y todas están llenas de clientes. En una de ellas, el responsable del lugar, Pepe Torres, se ha sentado en una de las mesas con sus amigos del restaurante La Ruta del Veleta.

Ya en el Campo del Príncipe, un grupo de establecimientos mantienen su sterrazas abiertas. Les Luthiers, La Ninfa, Casa Cristóbal y el Tabarka. La velada se sucede sin incidencias. Se guardan las distancias y hay un ambiente muy vecinal, como de comandita. La ausencia de turistas y universitarios se nota especialmente. Entre los profesionales del gremio, las conversaciones se suceden. Todos hablan de un más que posible y deseado repunte de los negocios en cuanto este lunes se entre definitivamente en fase 2. Dulce pájaaro de juventud.

La milla de oro de la nueva Granada guapa se llama Costa Ganivet. La noche del viernes se fue un poco de las manos y la Policía Local tuvo que intervenir. Este sábado a la noche, está controlado. Realmente hay ambientazo. Dos terrazas en la mismísima calle Ganivet se ven pletóricas. La gente h aido después de la cuarentena a ver y dejarse ver. La terraza del local Mariana, antigua tienda de trajes de boda, se ha vestido para la ocasión y hay ambientazo. Flow. Buen rollito.

En la calle de las Moras -si nuestros abuelos levantaran la cabeza-, está todo de bote en bote pero ordenado. Un coche patrulla de la Policía Local pasa revista al cumplimiento del protocolo de seguridad e higiene. Todo en orden. El recorrido un tanto laberíntico hasta la PLaza del Campillo es una sucesión de runrún, de zarabanda. La gente se lo está pasando bien. Muy bien.

En la terraza del Chikito la gente está terminando de cenar. Ya es medianoche. Dani, el hijo del recordadísimo Chikito Oruezabal, está al tanto de todo. Ha servido cenas y comenta que espera remontar estos meses sin turistas gracias a la clientela de toda la vida.

Queda la noche sin pubs, sin discotecas, sin pasión. Sin odos los gatos pardos. Hay también un sentimiento colectivo. Granada saldrá de esta crisis para ofrecer su mejor versión.