Los primeros contenedores marrones llegan a Granada: ¿qué hay que tirar en ellos?
Armilla comienza con la recogida separada de los restos orgánicos para popularizar esta práctica, obligada en 2024
Armilla se ha lanzado a dar un paso más en el reciclaje con diez contenedores marrones que ha situado ya en puntos estratégicos del municipio. Esta localidad del Área Metropolitana quiere popularizar la recogida de los residuos orgánicos antes de que sea obligatorio. Que cuando llegue el momento, los armilleros sepan desenvolverse con soltura en esta separación de la basura que habrá que hacer de manera inevitable en 2024.
Los contenedores marrones recogerán la basura orgánica para cumplir con una directiva europea. La intención es que cubo nuevo esté normalizado en las vías públicas, según explica la concejala de Medio Ambiente, Sofía Díaz. Por ahora es solo una experiencia piloto que viene para quedarse.
El Ayuntamiento de Armilla ha instalado diez depósitos en las entradas y salidas del municipio y en las zonas donde hay más vecinos. Ahora llevará a cabo una campaña informativa para que los armilleros aprendan a utilizar este nuevo contenedor que se sumará al verde, amarillo, azul y gris. El marrón será depositario de la basura orgánica que podrá pasar a convertirse en compost para agricultura. Actualmente, al contenedor gris van estos restos de alimentos pero también están mezclados con químicos por lo que solo pueden emplearse en abono para jardines.
Restos de fruta y verdura; restos de carne y pescado; cáscaras de huevo, marisco y frutos secos; otros restos de comida; restos de infusiones y posos de café; papel de cocina sucio y servilletas usadas; papel y cartón sucios de aceite; pequeños restos de jardinería, plantas, hojarasca y flores.
La concejala Sofía Díaz apunta que será cuestión de acostumbrarse y de tener en las viviendas un contenedor para esta basura que se recogerá tres días a la semana y que no puede tirarse en bolsas de plástico porque todo lo que vaya al marrón debe ser orgánico. Con unas bolsas especiales y de papel se tirarán estos residuos que también pueden almacenar los vecinos en cubos para luego echar a los contenedores marrones. Una ayuda de la Junta de Andalucía será clave para que Armilla compre todos los contenedores que necesita aunque precisará de una inversión mayor para adaptar los camiones de la recogida.
Los desechos orgánicos son cualquier material que sea biodegradable, en general de origen vegetal o animal, lo que significa que tiene la capacidad de descomponerse de forma natural y ecológica en un corto periodo de tiempo pudiendo convertirse en compost de calidad.
Los desechos orgánicos son cualquier material que sea biodegradable, en general de origen vegetal o animal, lo que significa que tiene la capacidad de descomponerse de forma natural y ecológica en un corto periodo de tiempo pudiendo convertirse en compost de calidad. Aquí entran alimentos cocinados, también los sin cocinar y además papeles que estén manchados por la comida. Lo que hay que evitar es que a este contenedor caigan químicos, algo que sí se hace con el gris, que es el genérico hasta ahora. Así el polvo de barrer o de la aspiradora y todos los elementos sanitarios como las compresas o los pañales tendrá que quedarse fuera del cubo marrón.
La concejala de Medio Ambiente de Armilla, Sofía Díaz, indica que además de las ventajas medioambientales, las de usar el contenedor marrón, también serán económicas. El Ayuntamiento si mete en planta la basura orgánica y no tiene que pasar por vertedero, gastará menos en este servicio y por tanto, no será más costoso para los vecinos.
El 40%
La planta de Alhendín ya tiene una línea para la basura orgánica, en la que se hace un triaje a mano y se retiran los plásticos que se hayan podido colar en este contenedor. Si los vecinos hacen bien esta labor, el 40% de los residuos (en peso) del municipio irían al contenedor marrón.
La implantación del nuevo contenedor es un requerimiento de la Unión Europea, que lleva años alertando de la importancia de mejorar el tratamiento de los desechos para reducir la huella humana en el medio ambiente. Bruselas había marcado como fecha límite 2021. Sin embargo, la imposibilidad de tramitar la nueva ley antes de que cumpliera el ejercicio obligó al país a posponer el plazo. Algo que ya se acerca.
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