El guerrero rojinegro que se fue de casa para pagar las facturas
Luka Bozic relata sus inicios y su carácter guerrero antes volver a Lleida erigido en bastión del Covirán Granada
En las tres jornadas celebradas hasta el momento en la Liga Endesa, Luka Bozic se ha convertido en uno de los jugadores predilectos de la afición del Covirán. El motivo es claro: su carácter guerrero y la forma en la que se juega el pellejo cada vez que recibe en el poste bajo –«en el baloncesto moderno está en desuso, pero es la forma más sencilla de meter canastas», defiende–, donde es uno de los jugadores más efectivos del equipo de Ramón Díaz. Un tipo que, además, siempre la camiseta, como demostró tras perder ante el Baskonia, marchándose por la bocana de vestuarios, visiblemente contrariado, mientras se quitaba de cuajo la camiseta. «Quizá no debí hacerlo, tengo que ser capaz de mantener mis emociones bajo control, pero fue jodido. Odio perder y hacerlo de nuevo, y de esa forma, me frustró. Me avergonzó perder otro en casa ante tanta gente que había venido», reflexiona.
Para entender la personalidad de Bozic –«siempre estuve solo. No tenía hermanos mayores que me protegieran, así que tuve que luchar por mí mismo», aclara– hay que viajar a esa Croacia en posguerra en 1996. Tiempos inhóspitos y de incertidumbre. «La guerra había terminado, gracias a Dios, pero mi infancia no fue sencilla: pasaba mucho tiempo en la calle, veía poco a mis padres, que además se separaron, y tenía compañías que podían llevarme por el camino bueno o malo. Mi madre no trabajaba, y creo que eso fue bueno para mí, porque siempre que la necesité estuvo ahí para orientarme. Cada vez que tenía problemas, sabía que tenía alguien en casa esperándome», valora.
El primer escarceo deportivo del de Bjelovar fue con el taekwondo –quizá venga de ello su capacidad de aguantar golpes–, pero no duró demasiado. «Hacía falta mucha involucración de los padres para llevarnos, y mi madre por ejemplo no tenía coche. Así que a los 9 años, un vecino me dijo que me apuntara con él al baloncesto. Además, el entrenador tenía una furgoneta y podía recogernos a todos, por lo que no necesitaba que mis padres me llevaran», recuerda. En todo caso, su «primer amor», fue otro. «Al baloncesto solo iba a entrenar, si no estaba allí o en clase, estaba jugando al fútbol. Lo que pasa es que mi madre no quería que estuviera mucho al aire libre por el clima, y prefería que jugara al baloncesto», continúa. «Hasta que vi 'Space Jam' y acabé enamorándome del baloncesto. Así pues, ya lo saben: parte de la culpa de que Bozic esté hoy en Granada la tienen Michael Jordan y los 'Looney Tunes'.
Mentor
A los 18, el ala-pívot dejó Bjelovar con destino al KKZagreb. Lo hizo casi por imposición:«yo vengo de una familia pobre, y mi madre me dijo; 'oye, si vas a seguir en casa, tendrás que ganar dinero para pagar las facturas; puedes hacer eso o irte a Zabreb'.- Así que me fui para ganar dinero», rememora. Y lo pasó mal. «Sé que hay gente que se va más joven, pero yo lo pasé realmente mal. Por suerte, allí me entrenó Daniel Jusup, que fue mucho más que un entrenador , fue más un mentor. Aún recuerdo todos sus consejos cada día», agradece.
Aquel paso por la capital terminó de forjar la mentalidad estajanovista de Bozic, al que quienes conocen definen como un adicto al trabajo, casi un legionario. «Creo que es así, pero es que es la única forma que conozco de hacer las cosas y evolucionar. No soy alguien que esté por ahí yendo a las cafeterías o tomando el sol. 'Si quieres hablar conmigo, lo más fácil es que lo hagamos mientras entrenamos juntos! Siempre he sido así, he querido mejorar para darle a mi equipo lo mejor. A los 18 y a los 29», dice.
La carrera del ala-pívot explotó en el histórico Zadar –«mi ciudad favorita para vivir y jugar al baloncesto», desvela–, con dos MVPde la Liga Adriática. Antes, eso sí, le tocó picar mucha piedra, primero con otros dos cursos en Zadar, con muchos problemas económicos, y otro tantos entre el Siroki bosnio y el Buducnost montenegrino. Fue en su segunda etapa en Zadar cuando todo encajó:«volví a coincidir con Daniel Jusup como entrenador. Él logró que fuéramos un grupo de hermanos... y cuando eres un grupo de hermanos, ganas muchos partidos», subraya.
El citado doble MVPle permitió a Bozic firmar por el Valencia Basket, aunque nunca llegó a debutar como 'taronja'. El curso pasado estuvo cedido en Lleida y este lo hace en propiedad en Granada. «Mi reto es ser mejor cada día, en cada entrenamiento, y disfrutar el baloncesto, en Zadar o en Granada», expone.
De él, por cierto, llama la atención su particular forma de tirar los tiros libres, nada ortodoxa. «¡Hasta yo cuando la veo en televisión digo, '¿pero eso qué es?'», concede sonriente sobre una mecánica con historia:«de joven jugaba de escolta y era un buen tirador, pero en mi primera etapa en Zadar me cambiaron la técnica para lanzar más rápido... Aunque aquello no funcionó, desde luego. Pasé por problemas con mi tiro, así que ahora, por particular que sea, si los tiros van para adentro, ¡ya no cambio nada más!», zanja.
De vuelta
Sobre el inicio de curso del Covirán, el croata lamenta que «hemos estado cerca de ganar, sobre todo en casa y especialmente ante Baskonia», apuntando que «necesitamos algo más de concentración... y de suerte». Sabe que lo que viene por delante es valioso, y que el primer triunfo no debería tardar en llegar. «Tocan dos partidos a domicilio muy importantes y tenemos que dar lo mejor de nosotros para sacarlos», alerta. Mañana mismo, se reencontrará con su exequipo, el Hiopos Lleida, en un Barris Nord que será como siempre, un hervidero. «La afición allí es una pasada, y eso hace que sea una de las salidas más difíciles. Le han ganado al Barça, demostrando el gran equipo que son, así que será muy difícil, pero creo que podemos tener una oportunidad de ganar el primer partido de la temporada», avisa. Y respecto a la gestión de un ambiente tan intenso desde la grada, explica que «van en masa al baloncesto porque es su único deporte de elite y tienen que luchar por la permanencia, pero mi consejo es estar tranquilos y seguir nuestro plan, porque así tendremos opciones».
Bozic, bastión rojinegro en la zona, sabe que volverá a estar sobremarcado. «Me conocen muy bien, pero lo que tengo que hacer es tomar las decisiones buenas y, si vienen dos a por mí, alguien estará solo y le tengo que encontrar», asume.
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