«No le tengo miedo a la ACB porque llevo preparándome desde niño para jugarla»
El nuevo pívot del Covirán Granada pondrá esfuerzo e ingenio en su debut en la élite para lograr minutos en la rotación de Pablo Pin
Iván Aurrecoechea (Torrejón de Ardoz, 1995) está listo. Apenas lleva unos días entrenando con el Covirán, pero el tiempo parece congelarse cada vez que mira su camiseta. El logo de la Liga Endesa reluce a la altura de su corazón. Aquel que lo llevó a dejar su casa hace años para cruzar el charco, en busca de ese plus necesario para poder cumplir su sueño.
La oportunidad de codearse con la élite le surgió, por fin, en Granada. A sus 28 años, tan solo piensa en vincular su casi impronunciable apellido a la mejor competición del baloncesto patrio. Hambre para rato.
–Pívot, 28 años y madrileño. ¿De dónde viene ese apellido?
–Nací y me crié en la ciudad de Torrejón de Ardoz, pero mi abuelo es de Bilbao. El 'Aurrecoechea' es suyo.
–Es uno de los nuevos jugadores del club. ¿Cómo se fraguó su fichaje?
–Tenía ofertas de varios equipos, pero Pablo Pin me convenció de venir al Covirán. Él estaba concentrado con la Selección en Copenhague y me llamó. Me comentó cosas que veía en mí y que podían venirle bien al equipo. También aspectos que podían hacerme mejor jugador. Me inspiró mucho.
–¿Cuáles fueron esas cosas?
–Me pidió esfuerzo y dedicación. Que me dejase todo en los entrenamientos y en los partidos. Cuando un entrenador te pide eso, sin mirar otros detalles, acabas dejándote la vida por él. En cuanto al juego, que sea capaz de defender a los 'postes' de la liga. Tengo que ganar rebotes, darle velocidad al juego, mover al equipo y ayudar en defensa, ir con fuerza al aro para sacar faltas...
–Las tareas de un '5' de toda la vida, ¿no?
–Exacto. Hay un bulo por ahí que dice que soy ala-pívot, pero no es así. Mido algo más de dos metros. A pesar de la falta de centímetros para mi puesto, no le temo a las marcas más altas y grandes. Me dedico a la pintura. Soy un jugador de poste bajo. No tengo un buen tiro, así que me muevo por la zona, finto, creo situaciones de superioridad para mis compañeros... En el uno contra uno no me paran. La defensa siempre tiene que dedicarme dos hombres, lo que viene bien para que surjan huecos y aprovecharlos para atacar.
–Su compañero en la posición será Rubén Guerrero. Es más alto y tiene más experiencia en Liga Endesa. Jacob Wiley también puede desempeñar su rol. ¿Cómo se ve en la rotación?
–La diferencia de altura siempre ha estado presente en mi vida. En Estados Unidos el poste más bajo llegaba a los 2,09. Tengo que analizar mis fortalezas junto a las de mis compañeros para aprender y poder disfrutar de minutos. Guerrero o Wiley pueden ir arriba como animales porque son fuertes. Yo voy a moverte, te pondré bloqueos, te obligaré a una defensa más intensa... En la tercera posesión te habrás fundido y ya no me podrás seguir.
–¿Le teme a su inexperiencia en la máxima categoría?
–Esto puede quedar muy manido, pero no le tengo miedo a la 'ACB'. Llevo preparándome toda la vida para este momento. He currado el doble que cualquiera. Tengo 28 años y no puedo tener la mentalidad de un chico joven para ver cómo va la cosa. Vengo a por todas a Granada. Lo daré todo y que pase lo que tenga que pasar.
–Llega a una entidad que arranca su tercera campaña en Liga Endesa. ¿Qué objetivo se proponen?
–Somos conscientes del equipo que somos. Los primeros objetivos son muy honestos, pero el vestuario es ambicioso. Queremos dar un paso más desde la humildad y el respeto. Hay ganas de hacer algo grande, pero yo acabo de llegar y tampoco he jugado ni un minuto en 'ACB'. Ya veremos.
–¿Qué vestuario ha encontrado?
–Llevamos pocos entrenamientos, aunque se ve muy buen rollo entre los compañeros. La verdad es que se agradece porque hoy día no es habitual encontrar un grupo con ese compañerismo en la élite. Va a ser un año bonito, pero con momentos difíciles. Estaremos unidos, que es lo que motiva.
–En el Palacio se rozará el lleno con 6.283 abonados. La afición acompañará.
–Es muy bonito. Sobre todo, siendo un equipo humilde que no aspira a las mismas metas que los grandes. Desde fuera se ve al Covirán como una familia. Su paso de Nacional a 'ACB' en una década es un hito histórico. Vienes y compruebas que todos los entrenadores son de cantera. Y, encima, la gente. Granada siempre mete a mucho público en la cancha. Tienen el equipo de fútbol, pero la ciudad también vive el baloncesto.
–Jugó en categoría universitaria en Estados Unidos. ¿Qué se puede aplicar de dicho baloncesto en España?
–La energía. Aunque fallen, van al 100% y acaban acertando. No sé explicarlo, pero vendría bien. Aquí los entrenadores cuidan más los detalles tácticos y quizá no están de acuerdo conmigo. No pienso decírselo a Pin –risas–.
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