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La escritora, fotografiada en la época de su primera visita. R. C.
Pardo Bazán y su Granada entre la Semana Santa y la Alhambra

Pardo Bazán y su Granada entre la Semana Santa y la Alhambra

La escritora María Bueno desentraña los detalles de sus dos visitas a la ciudad, que se plasmaron en su última novela, 'Dulce dueño', publicada en 1911

Domingo, 16 de marzo 2025, 00:20

Pocos personajes de la historia literaria española han suscitado en los últimos años tanto interés como Emilia Pardo Bazán, por más que su condición de dama, luego noble por partida doble y por herencia, prototipo, para algunos, del 'establishment' que rodeaba a la monarquía, vinculada con los carlistas en su juventud y luego con los isabelinos, minimizara o directamente despreciara su ingente obra –más de 500 cuentos y obras maestras como 'Los pazos de Ulloa'–. En fecha reciente, sin embargo, se ha reivindicado en diversos ámbitos, han aparecido biografías como la de Isabel Burdiel (Taurus, 2019), y se ha publicado incluso, por primera vez, una antología poética, con estudio previo, edición y selección de la catedrática de la UGRRemedios Sánchez ('Gota perdida en el inmenso mar', Poéticas, 2021). Así, se le ha otorgado el lugar que merece dentro del canon español, con reediciones continuas de sus obras.

La filóloga, investigadora y escritora granadina María Bueno se sintió atraída por la autora ya desde su época de estudiante universitaria, y en 2021, en plena pandemia, escuchó las conferencias que se impartieron con ocasión del congreso que tuvo lugar al cumplirse 100 años de su fallecimiento. «En una de ellas se hacía referencia a la novela 'Dulce dueño', diciendo que uno de los escenarios en que transcurre es Granada. La leí y me encontré con dos artículos de la revista barcelonesa La Ilustración Artística, publicados en los meses de mayo y junio de 1905, donde la autora hizo referencia a sus experiencias tanto en la capital como en Loja», dice.

Firma de Emilia Pardo Bazán en el libro de visitas de la Alhambra. P. A. G.

Precisamente, en uno de esos artículos se hablaba de la distancia entre la primera y la segunda visita a la provincia. «Veintipico de años ha», dice la escritora. Determinar ese «pico» fue el primer misterio a desentrañar. Lo curioso es que ningún periódico de la época, ni entre los publicados en Granada ni entre los que vieron la luz en la capital de España, la citaba. Empero, en otra conferencia, en este caso sobre viajeras románticas en la Alhambra, se habló sobre la existencia del libro de firmas, y la investigadora, como último recurso, indagó en este, hasta encontrar la rúbrica a finales de abril de 1876, en una visita en la que le acompañó su padre –quien incluso dejó unos versos escritos– y amigos como el marqués de Santa Cruz de Rivadulla. «En aquel momento, la escritora era una joven casada, embarazada de su hijo Jaime, con un marido vinculado al carlismo», afirma María Bueno. «Debió venir en Semana Santa, fiel a su costumbre, pues en aquel año esta tuvo lugar en la segunda quincena de abril. Aquel mismo año publicó un poemario dedicado a su hijo y su primer trabajo como escritora, 'Estudio crítico de las obras del padre Feijóo'».

De aquel primer viaje, recuerda una Alhambra que le enseñó Leopoldo Eguilaz, inmersa en unas obras eternas «sin que se pueda sospechar cuándo dejarán de manchar y deslucir el mágico monumento los cascotes, el yeso, los ladrillos, los maderos, las virutas». También critica la falta de planta hotelera, la invasión del turismo anglosajón, y pide que se establezca un billete para entrar en los monumentos, y así obtener ingresos que ayuden a su restauración. En todo momento, sin embargo, alaba la extraordinaria belleza de la ciudad, y no le extraña que grandes artistas de su época, como Rusiñol, se hayan quedado prendados de su belleza.

Con los 'incensarios'

En el segundo de los artículos que escribiera para la revista barcelonesa, la condesa de Pardo Bazán cuenta su segunda visita, la de 1905, cuando es una persona completamente distinta a aquella joven. Ya se ha separado de su marido y tiene una gran carrera como escritora a sus espaldas. De hecho, el diario El Defensor de Granada, hace notar que durante 24 horas pasó por la ciudad «la eximia escritora Doña Emilia Pardo Bazán», antes de marchar a Loja, donde pasó la Semana Santa. No se alojó en la ciudad propiamente, sino en el palacio de Narváez, primer ministro con Isabel II, cuyos jardines aún se conservan. Precisamente, describe el entorno del palacio «con patio de fuente, surtidor, macetas, que rodea un parque frondosísimo, reflejado por los copiosos manantiales que aquí saltan dondequiera, pues no he visto tierra de más agua».

Sobre las procesiones lojeñas, destaca que son tres, que apenas van clérigos, que se puja por ir bajo los pasos, y sobre todo, se detiene en los 'incensarios', de quienes alaba su impoluta indumentaria. Le impresionan tanto que afirma: «No sé si salen en otras procesiones de ciudades de esta misma región. Si sólo en Loja puede vérseles, declaro que ellos merecen el viaje».

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