La herencia milenaria del agua de Granada, en un libro
Novedad ·
Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle, colaboradores de IDEAL, recorren aljibes, pilares y patios de la ciudad en una obra lujosamente editada y con mucho contenidoJosé Antonio Muñoz
Granada
Viernes, 23 de diciembre 2022, 00:16
Granada es una ciudad de agua. Esta ha vertebrado la historia de una urbe que, sin el líquido elemento, perdería buena parte de su esencia. Todas las civilizaciones que han hollado nuestro suelo lo han aprovechado, dejándonos un legado que los periodistas y colaboradores de IDEAL Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle reivindican en 'Aljibes, pilares y patios. Aguas públicas con historia', publicado en Point de Lunettes con el patrocinio de la Fundación AguaGranada.
El libro es fruto de un trabajo que se remonta, según sus autores, tres décadas atrás. «La chispa que encendió la mecha fue una serie de reportajes que se publicaron en el periódico, uno sobre cada tema que finalmente se reúnen en él», asegura Gómez. «Por cuestiones de espacio, estos trabajos trazaban un esbozo mínimo del tema, que, desde el primer momento, tuvimos claro que merecía ser ampliado con un trabajo más exhaustivo». Cuando el periodista comenzó a dirigir la comunicación de la Fundación AguaGranada, tuvo exacta conciencia de la trascendencia que podrían tener las estructuras del agua en la ciudad, y cuáles eran los trabajos previos editados al respecto. «Nos dimos cuenta de que en ninguno de los tres temas había publicaciones de fondo», afirma Merche S. Calle. «Lo único que había era una publicación del Ayuntamiento coincidente con la rehabilitación de los aljibes, con el cambio de siglo».
Precisamente, esa publicación ha servido como guía a los autores, quienes han podido comprobar cuál ha sido la evolución de su cuidado, realizando un catálogo actualizado sobre estas infraestructuras, partiendo del propio Aljibe del Rey, sede de la Fundación AguaGranada, el cual, por tener la cota más alta y por ser el más grande en tamaño, servía como gran distribuidor del agua que llegaba a través de la Acequia de Aynadamar. Se han añadido los pilares porque, como afirma Juan Enrique Gómez, «son estructuras complementarias de estos, y forman parte del esquema de aguas públicas, entendidas estas como infraestructuras necesarias para llevar este bien tan necesario a los ciudadanos. El agua, como decimos en la primera frase del libro, hizo germinar la semilla que se convirtió en Granada». «No hay que obviar, además, la aportación estética que suponen», añade Calle. «Desde la más pequeña fuente hasta el Pilar del Toro, cada punto tiene una historia detrás. Además, la mayoría de ellos constituyen ejercicios de recuperación de restos que se iban a tirar. Lo normal es que cada casa grande que se tiraba abajo, tuviera dos fuentes: una para uso doméstico, sin ornamentos, y una de mayor enjundia artística».
Esta situación ha dado como resultado un movimiento en el puzzle arquitectónico de Granada, ya que raro es el pilar que está en su ubicación original. «El Pilar del Toro estaba en Calderería, y ocupó su espacio actual cuando se destruyó el de las Ninfas, inmenso, que el Darro se llevó por delante. Y el que se encuentra tras la puerta de las Granadas -donde se realizó la foto de los autores que acompaña este reportaje- es el resultado de la unión de elementos dispersos, en la época de Gallego Burín. Y la Alhambra está llena de pilares cuya ubicación estaba lejos del recinto monumental», recuerda Gómez. El criterio de organización del volumen tiene que ver con la confección de unas rutas que puedan ser útiles al curioso o al viajero. «Con los aljibes hemos hecho dos rutas: una es la de la Alcazaba Qadima, la más alta, y otra es la de la medina, que finaliza con los pilares de la Catedral y el de Rodrigo del Campo, en el Realejo», tercia Merche S. Calle.
Cuatro rutas de pilares
En el caso de los pilares, se han establecido cuatro rutas en el libro: una por el centro, otra en el Albaicín, una en el Realejo y otra en la Alhambra. «Hemos incluido esta última porque muchos de los pilares que se iban a destruir pueden verse allí», comenta el periodista. «En cuanto a los patios, queremos reivindicar cómo la tipología urbana de una época determinada, el patio hacia el interior de la casa, evoluciona hacia una ornamentación que lo proyecta al exterior». El libro tiene una alta carga gráfica, y deja muy poco a la imaginación, algo que, en este caso, es positivo, dado que la verdadera experiencia para el lector se produce cuando, libro en mano o con su recuerdo en la mente, recorre los lugares descritos. «Ofrecemos un detalle curioso: en los aljibes originales, no había modo de beber agua. En los actuales, se ha adosado un pilar, como en San Nicolás. El agua escondida también sale hacia el exterior, de esta forma», comenta Juan Enrique Gómez.
También aparecen en el libro lugares habitualmente hurtados a la contemplación pública, como el Aljibe del Conde de Tendilla, en la Alhambra, reflejado en el libro con fotos espectaculares. O el aljibe de la plaza del mismo nombre, también en el recinto de la colina roja, con su cubo aún colgando del techo. «En el libro aparece lo que el ojo no ve, lo que no nos detenemos a contemplar cuando paseamos por la ciudad», afirma Merche S. Calle. «Quien tenga el deseo de tener en casa un testimonio de la importancia que la cultura del agua tiene en nuestra ciudad, va a encontrar en él toda la información que necesita». 'Aljibes, pilares y patios. Aguas públicas con historia', tiene también un punto reivindicativo, cuando recuerda que aún hay mucho patrimonio del agua guardado en almacenes, y que, en buena medida, es necesario poner en valor. En resumen, una lectura que enseña tanto como divierte, exhaustiva y rigurosa, ya disponible en librerías.
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