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Sebastiao Moreira / EFE
Vacunas contra el cáncer: la del melanoma está al llegar... ¿y después?

Vacunas contra el cáncer: la del melanoma está al llegar... ¿y después?

Los resultados obtenidos son tan esperanzadores que los expertos confían en que este modelo ayude a tratar otros cánceres, como de pulmón, hígado o alguno de mama

Fermín Apezteguia

Lunes, 15 de abril 2024

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La aparición hace 17 años de la primera, y hasta ahora única, vacuna contra el cáncer –la del de cérvix– cerró las puertas al desarrollo de nuevas inmunizaciones contra otras enfermedades tumorales. Los científicos advirtieron de que lo sucedido con el tumor de cérvix se explicaba sólo por el hecho de que esta enfermedad estaba provocada por un virus, el del papiloma humano, que lo convertía en algo excepcional. El resto de cánceres, que son más de 200 y todos diferentes, están ligados a distintos procesos biológicos relacionados, fundamentalmente, con el envejecimiento. Con un planteamiento así, parecía inútil pensar en utilizar la misma herramienta. Hasta que el covid y su inesperada vacuna lo cambiaron todo y reabrieron esta vía.

La inmunidad contra el melanoma –basada en la tecnología del ARNmensajero– se espera que favorezca el desarrollo de vacunas para tratar cánceres tan rebeldes y mortales como el de pulmón, el de mama o el de hígado. El prototipo que se está probando lo ha cambiado todo. «Ha infundido una nueva vida en el campo de las vacunas contra el cáncer», afirma la oncóloga Eva Muñoz Couselo, vocal de la junta directiva de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). «Han abierto verdaderamente la puerta a la medicina personalizada en cáncer, a poder tratar a cada paciente en función de su tumor y su sistema inmune», detalla la especialista.

Los hospitales de España tratan cada año unos 7.500 casos de melanoma, una enfermedad al alza. En su aparición influye, sobre todo, la exposición a la radiación ultravioleta de la luz solar, pero también la predisposición genética y los antecedentes por quemaduras solares graves y reiteradas.

Cómo vencerlo

El 80% de la enfermedad se desata en pieles aparentemente sanas y sólo el 20% –uno de cada cinco casos, que no es poco– se relaciona con una lesión cutánea previa, como un lunar, que evoluciona y se malignifica. El objetivo de esta vacuna, según explica la especialista, es conseguir que el sistema inmunitario genere una respuesta eficaz contra los antígenos tumorales. Y ha sido justo ahí, en el principal escollo de sus investigaciones, donde los científicos han hallado la respuesta a la pregunta que les traía de cabeza: ¿Por qué los prototipos prometedores, todos sin excepción, fallan?

Las sustancias utilizadas para generar una respuesta del sistema inmune no eran lo suficientemente fuertes. El cáncer, según han visto los investigadores a lo largo de la historia, siempre acababa por vencer a los antígenos provocados por los preparados. Pero esa barrera, por fin, se ha salvado. Lo han permitido los avances en el desarrollo de vacunas y lo que se llama secuenciación genética, una tecnología que permite conocer y descifrar el código genético de los seres vivos.

La denominada secuenciación de próxima generación (NGS) ha brindado la posibilidad de identificar antígenos específicos de tumores que la ciencia ha bautizado como 'neoantígenos': se trata, según detalla Muñoz Couselo, de sustancias mutadas (autoantígenos) que son específicas de cada tumor y que expresan únicamente las células tumorales. Constituyen el «objetivo ideal para el desarrollo de vacunas terapéuticas contra el cáncer», como la que se ha desarrollado contra el melanoma. Terapéutica significa que no está diseñada para prevenir la enfermedad (como las vacunas clásicas, la de la gripe, por ejemplo), sino para tratarla una vez que se desata.

Nueve pinchazos

El prototipo diseñado de manera conjunta por las compañías farmacéuticas Merx y Moderna (¿se acuerdan?) codifica hasta 34 neoantígenos tumorales específicos de cada paciente. Los estudios realizados con 157 afectados han demostrado que combinada con un quimioterapéutico conocido (pembrolizumab) redujo el riesgo de que reapareciera la enfermedad a los 18 meses en un 44%. A los tres años de seguimiento, la posibilidad de recurrencia o muerte se eleva ya al 49% y el riesgo de metástasis cae en un 62%. Sus efectos secundarios son, además, «leves»: fatiga, dolor en la zona de la inyección y escalofríos.

La vacuna se administra por vía intramuscular, aunque no basta con un solo pinchazo. Requiere nueve inyecciones, que se dan cada tres semanas. Al tratamiento se suma el tiempo necesario para la fabricación de la vacuna específica para cada paciente, entre seis y ocho semanas. Los oncólogos creen que el preparado se utilizará, en principio, para evitar recaídas y, con el tiempo, se ampliará al tratamiento de la enfermedad metastásica.

Los resultados obtenidos son tan esperanzadores que los expertos confían en que este modelo ayude a tratar, asimismo, el llamado cáncer de pulmón de células no pequeñas, que supone entre el 80% y el 90%de los casos; el cáncer de hígado hepatocelular, (el más frecuente de cáncer primario, ligado a casos de hepatitis crónicas y cirrosis); y un tumor de mama bien maligno, llamado de triple negativo, que representa el 15% de la patología. Son buenas noticias. «Ha comenzado una nueva era frente al cáncer», confía la especialista de SEOM.

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