Autora de 'La historia de la mujer en 100 objetos'
«A veces, un descubrimiento cambia la manera de interpretar la historia, y eso provoca curiosidad, pero también rechazo. Y hasta ira»
Convertir la ausencia femenina en presencia. Ese ha sido el objetivode Espido Freire en La historia de la mujer en 100 objetos, un libro en el que la escritora nos invita a recorrer caminos ya explorados de nuestro pasado, pero desde una perspectiva nueva:los inventos, prendas, útiles... que tuvieron a las mujeres como protagonistas y destinatarias.
La herencia histórica de las mujeres es muy rica y muy diversa, pero también muy desconocida. Por eso, en su nuevo libro, La historia de la mujer en 100 objetos (La Esfera de los Libros), Espido Freire (Bilbao, 1974) explora el relato que hay detrás de los pañales o la epidural, pero también de los nombres femeninos que se esconden en el origen de la tecnología wifi u otros relacionados con la moda y la belleza que nos han condenado a cargar con una injusta imagen de frivolidad. Tras debutar como escritora en 1998 y convertirse en la persona más joven en recibir el Premio Planeta con solo 25 años, Freire nos ofrece ahora un ensayo tan ameno como notablemente documentado sobre un terreno ignoto que nos invita a descubrir.
La vida silenciada de las mujeres. Freire,en el Museo del Traje, junto al vestido Delphos, atribuidoa Fortuny, pero creado en verdad por su mujer, Henriette Nigrin.
XLSemanal. Lograr que veamos la historia de otra manera no es una empresa fácil.
Espido Freire. Claro, porque cambiarle a alguien sus creencias es muy complicado. Hay cosas que nos han enseñado en la infancia y que determinan nuestra visión del mundo. Pero, a veces, un historiador o un arqueólogo hace un descubrimiento que cambia la manera de interpretar un fragmento de la historia, y eso provoca curiosidad en la gente, pero también rechazo. Y hasta ira.
XL. ¿A qué se refiere?
E.F. Pasa, por ejemplo, con las pinturas rupestres. Uno de los hallazgos más deslumbrantes es el del arqueólogo Dean Snow, de la Universidad de Pensilvania. En 2012 empezó a comparar la longitud de las huellas de manos encontradas en las cuevas con pinturas rupestres y descubrió que el 75 por ciento pertenecía a mujeres. Aquí, en España, la catedrática de Prehistoria Marga Sánchez Romero asegura que la división sexual del trabajo es una construcción cultural y no biológica.
XL. De hecho, hay autores que sugieren que la violencia contra las mujeres no aparece hasta el Neolítico.
E.F. Hay una relación entre la violencia y el momento en el que el ser humano se vuelve sedentario. Existe un paralelismo entre el encierro de los animales, que son una posesión, y el encierro de las mujeres y la prole, los criados y los esclavos y, a partir de eso, se ejerce una violencia sobre ellos.
XL. ¿Pero por qué?
E.F. Porque los seres humanos empiezan a comprender la noción de que no somos tan iguales, sino que hay una jerarquía. Son procesos que casi siempre tienen que ver con el poder. Del territorio y los alimentos compartidos se pasó a los ganados y cultivos que se quieren dejar para los legítimos descendientes. De ahí la necesidad de controlar la fidelidad, la sexualidad y la reproducción de las mujeres, de fijar su valor a través de indemnizaciones o dotes o de su tratamiento como mercancía intercambiable.
«El 75 por ciento de las huellas de manos en las pinturas rupestres son de mujeres»
XL. Sin embargo, cuando los hombres van a la guerra, el papel de la mujer se modula...
E.F. Con la ausencia de hombres, las mujeres tienen que sustituirlos en determinados puestos, pero, cuando el problema desaparece, la gran mayoría de ellas vuelve a su posición anterior. Incluso se produce un retroceso en los valores, una propaganda ideológica para que se conformen con lo que había. Lo vimos, por ejemplo, en el ideal del ama de casa de los años cincuenta del pasado siglo, que se ilustra muy bien en la publicidad.
XL. Ojo, que vuelve a haber una reivindicación de la perfecta ama de casa.
E.F. Claro, porque algunas mujeres estarían satisfechas con retomar el rol anterior. La conciencia de igualdad o de libertad varía mucho de una mujer a otra, y no digamos ya entre generaciones. Lo que a mí me puede realizar quizá resulte terrorífico e incluso humillante para otra mujer. Hablar de las mujeres como un todo es siempre un riesgo.
«La conciencia de igualdad o de libertad varía mucho de una mujer a otra, y no digamos ya entre generaciones. Hablar de las mujeres como un todo es siempre un riesgo»
XL. En esta historia de objetos también cuenta algún mito, como el cinturón de castidad.
E.F. Hay muchas leyendas en torno a su utilidad. Eso de que los caballeros medievales, cuando abandonaban el castillo, encerraban a sus mujeres con una especie de braga-faja de hierro con pinchos en la zona íntima para que no pudieran disfrutar del sexo con sus amantes no es cierto. Ese es un imaginario que surge después y que tiene que ver con una fantasía proyectada en lo medieval.
XL. ¿Entonces para qué servía el cinturón de castidad?
E.F. Eran de cuero y muy difíciles de abrir y se usaron, sobre todo, para evitar violaciones y abusos y mejorar la seguridad de las mujeres en los viajes o durante los procesos bélicos o de asedio.
Encorsetadas. El Museo del Traje de Madrid reúne algunas de las piezas que han marcado la vida de las mujeres como el corsé, que surge en el siglo XIXde forma paralela a la exaltación de la delgadez femenina, un valor asociado al distintivo de clase y a la respetabilidad social.
XL. Otra pieza en la que usted repara es el corsé.
E.F. Estaba diseñado para encajar en un canon de belleza determinado, pero está documentado que a largo plazo provocaba deformidades en el cuerpo y llegó a alzarse como una metáfora de la opresión de la mujer. Lo mismo ocurre con ciertos tipos de maquillaje elaborados con elementos tóxicos o con la cirugía estética. Hay muchas fórmulas de control que, sin llegar a ser un ataque, son agresivas.
XL. Y luego están los inventos ideados por mujeres a los que la sociedad no ha dado casi importancia.
E.F. Porque resolvían problemas que los hombres ni siquiera habían detectado, como el típex o los pañales desechables, ambos ideados por una mamá y por una secretaria que encontraron que les facilitaba el trabajo con los niños y les permitían corregir errores tipográficos.
UN RECORRIDO POR LA HERENCIA FEMENINA (I)
ESPIDO FREIRE RESCATA LOS OBJETOS QUE HAN CONFORMADO EL LEGADO HISTÓRICO DE LAS MUJERES. DESDE LAS PRIMERAS HERRAMIENTAS DE SÍLEX QUE UTILIZABAN LAS PARTERAS EN LA PREHISTORIA HASTA EL CUCHILLO DE LORENA BOBBITT.
La escritora estableceun paralelismo entrela domesticaciónde los animales en el Neolítico y el control de las mujeres mediante su limitación al entorno doméstico.
También en el Neolítico aparecen las parteras y las primeras herramientas para ayudara las mujeres a dara luz y reducir la alta mortalidad que suponía parir solas.
Aunque se considera al médico inglés Edward Jennercomo su descubridor, fue la escritora y viajera Mary Wortley Montagu (1689-1762) la que inicialmente introdujo el método de inoculación del virus de la viruelaen Gran Bretaña tras viajar a Turquía y comprobar que allífuncionaba.
Silenciadas durante años, mujeres de la generación del 27, como la pintora Maruja Mallo, utilizaronel gesto de quitarse el sombrero como símbolo de protesta contralos convencionalismos.
XL. Pero ellos, por lo que sea, no habían caído.
E.F. El comité que tenía que comprar aquellas patentes, avalarlas o invertir en ellas estaba compuesto solo de varones que jamás habían tenido que cambiar un pañal y, por lo tanto, consideraban que era una inversión muy arriesgada.
XL. Y de inventos relacionados con la salud ya ni hablamos.
E.F. Imagínate. Hemos vivido en una sociedad que consideraba la salud y la higiene de las mujeres como una preocupación menor. Lo tarde que han llegado cosas como la epidural, la píldora, el tampón… De hecho, continúa siendo un tema muy peliagudo el infradiagnóstico en enfermedades que sufren mujeres y que se han asociado tradicionalmente a hombres como el infarto.
«La sociedad consideraba la salud y la higiene femeninas como una preocupación menor»
XL. El caso de la anestesia epidural es ilustrativo.
E.F. Se retrasó mucho su uso, pero no solamente porque el entorno médico estuviera casi exclusivamente dominado por varones, sino porque contradecía un mandato bíblico: «Con dolor parirás a tus hijos». Por eso, que se facilitara a las mujeres que dieran a luz sin sufrimiento no fue algo que se acogiera de manera general como un avance.
XL. ¿Hasta qué punto ha sido injusta la historia con las mujeres inventoras?
E.F. Hay muchos casos. Uno de los más sorprendentes es el de la actriz Hedy Lamarr, que desarrolló, junto con el compositor George Antheil, un sistema de comunicación secreto que después serviría de base al desarrollo de la tecnología wifi. ¿El problema? Ella era un bellezón que había protagonizado el primer desnudo integral del cine en la película Éxtasis, de 1933. Había estudiado ingeniería de forma autodidacta y tenía una inteligencia muy superior a la media, pero ¿quién iba a tomarse en serio a la mujer que había escandalizado al público con su cuerpo desnudo?
En junio de 1993, la imagen de la mujer que le cortó el pene a su marido dio la vuelta al mundo. Detrás quedaba una historia de violación y malos tratos. Por entonces, la violación en el matrimonio acababa de incorporarse al Código Penal estadounidense.
La química Rosalind Franklin descubrió las propiedades del ADN que después permiteron la descripción de la estructura de doble hélice, pero tardó en ser reconocida.
Bette Nesmith Graham fue la secretaria que inventó el corrector líquido en 1956, un alivio para las mujeres mecanógrafas que nunca tuvo el debido reconocimiento.
XL. A quién se le ocurre ser lista y, además, guapa...
E.F. Les ha pasado a muchas actrices, incluso a científicas que han tenido que sufrir cierto menosprecio por su belleza o sencillamente por ser mujeres. A la propia Marie Curie, que es el emblema de las mujeres científicas, se le perdonaron determinadas cuestiones porque era una mujer seria, pero en el momento en el que hubo una insinuación de romance con alguien más joven el escándalo fue tremendo.
XL. Las científicas han sufrido más presiones que los hombres.
E.F. Por supuesto. Se entendía que Einstein fuera todo lo extravagante que deseara o que Oppenheimer pudiera mantener la vida sexual que le diera la gana.
«A diferencia de otros países, los intelectuales y medios 'serios' españoles muestran una indiferencia palmaria por la moda. Se la considera un entretenimiento superficial feminizado. El fútbol, sin embargo, despierta apasionados análisis»
XL. Usted misma ha tenido que enfrentarse a varias etiquetas.
E.F. Empecé muy joven y tengo un carácter muy definido y una manera de enfrentarme a la feminidad y al feminismo muy determinada que no iba a limar por la opinión de otras personas.
XL. ¿Y sigue siendo igual?
E.F. Las reacciones se han suavizado, pero, siempre que alguien me dice que fui la escritora más joven que ganó el Premio Planeta, yo añado: «Y el escritor también». Porque, si no, da la impresión de que nos estamos midiendo entre nosotras. Y eso no debe ser así. No tengo ningún problema en que me midan en relación con otros competidores, con escritores masculinos.
XL. Dedica varios capítulos a la moda.
E.F. A diferencia de otros países, los intelectuales y medios 'serios' españoles muestran una indiferencia palmaria por la moda. Se la considera un entretenimiento superficial feminizado. El fútbol, sin embargo, despierta apasionados análisis. Estamos en un país en el que nuestro PIB y la exportación vinculada a la moda es casi única en el mundo. Entiendo que para otra gente la moda no tenga el menor interés y me parece muy bien, pero despreciar lo que no se conoce es una señal de ignorancia.
XL. Y dedica en especial un capítulo al zapatito de cristal.
E.F. Porque es un icono en múltiples sentidos. Es un objeto inviable arquitectónicamente, pero, dentro de la lógica de los cuentos de hadas, lo aceptamos como posible y lo hemos ligado a la suerte de ser la elegida. Por eso La Cenicienta se ha convertido en el cuento rey, el que más veces se ha contado, porque es aspiracional: salvas tu vida a través de que un hombre te escoja.
«Durante años he mantenido un diálogo con mi lado oscuro. La sensibilidad me ha hecho la vida muy difícil»
XL. También menciona otra prenda de cuento, la caperuza roja, pero esta tiene un lado aún más oscuro.
E.F. Perrault narra la historia de Caperucita Roja en 1697, y en Francia y Alemania adopta la forma de una prevención moral para jovencitas que intimaban demasiado con hombres peligrosos. Sin embargo, en tierras orientales, la versión está más cerca del terror y tiene como protagonista a una figura que se cubre con una capa roja y que puede llegar a arrancarle la piel a sus víctimas hasta que mueran.
XL. Siempre le ha interesado el lado oscuro, incluso habla de su gemela oscura.
E.F. Tengo muy interiorizado que soy una persona compleja y que eso no es necesariamente bueno. Durante muchos años he mantenido un diálogo más o menos cordial con mis propios impulsos y con ese lado más oscuro. En algunas ocasiones de mi vida ha aparecido en forma de depresión y en otras ha sido algo que no sabía identificar.
XL. Dice que su sensibilidad la ha convertido en alguien vulnerable, con muchos altibajos emocionales… ¿Contarlo ayuda?
E.F. Sí, pero nunca me he vanagloriado de mi sensibilidad. Nunca he considerado que sea una virtud. Me ha otorgado una serie de cosas y me ha robado otras. Me ha hecho la vida muy difícil. Me gusta mantenerla, dentro de lo que puedo, bajo mi propio control.
XL. Ahora es más fácil hablar de salud mental, pero usted lo hizo en 2002.
E.F. Se me pueden reprochar muchas cosas, pero que no me he expresado con claridad no es una de ellas. Fui de las primeras en abordar los trastornos de la conducta alimentaria (TCA). Yo lo viví en 1989 y he hablado de ello en varios de mis libros.
«La mayoría de enfermas de trastornos de la conducta alimentaria son adultas. Lo que ocurre es que a las mamás no las cuida nadie y a las abuelas... ni te cuento»
XL. En esa época, ni siquiera se los llamaban 'trastornos'.
E.F. No, claro, era bulimia o anorexia y ahí entrabas. Ahora sabemos que hay toda una gama con la que, más o menos, te puedes identificar. Por ejemplo, hay trastornos purgativos que no son exactamente una bulimia y trastornos restrictivos que no son exactamente una anorexia.
XL. Y tampoco había muchas herramientas para salir.
E.F. Sí, fuimos una generación muy maltratada en ese sentido porque estuvimos expuestos a la presión de unos modelos de físico muy dañinos. Fue la época del heroin chic (rasgos demacrados, extrema delgadez, ojeras...), que causó serios problemas. Y, por otro lado, tuvimos que salir prácticamente todas por nuestra cuenta. Eso quien salió.
XL. Luego vivió una depresión ya de adulta.
E.F. Sí, pero ya con otras herramientas. Aunque también caes peor, de una forma más profunda, pero no hay color. Fue muy duro, no se lo deseo a nadie.
XL. ¿Se imagina aquello pero con las redes sociales de ahora?
E.F. No hace falta imaginarlo, lo veo a diario y no es algo que solo afecte a las jovencitas. De hecho, la mayoría de enfermas de TCA son adultas. Lo que ocurre es que a las mamás no las cuida nadie y a las abuelas... ni te cuento.
XL. No ha habido mucho espacio en la narración épica para la crianza, ¿verdad?
E.F. Nada. Si te fijas, varias de las grandes damas romanas eran admiradas por haber criado bien a sus hijos o a sus hijastros. Pero fuera de eso y algunos casos como el de Juan de Austria, un hijo ilegítimo de Carlos V criado por otra mujer muy valorada, Magdalena de Ulloa, poca cosa más. Mucha papilla y poca épica.