Han sido, sobre todo, mujeres y niños. Los primeros, han subido a los autobuses antes de amanecer. Se saben afortunados. Sus pasaportes extranjeros les permiten salir del infierno en que se ha convertido Gaza. Aún así, tras sortear los interminables controles del paso de Erez, se han acordado de aquellos que han dejado atrás. "Está muriendo mucha gente y ¿dónde estáis, árabes?. ¿Dónde estáis?. Nadie quiere ayudarlos." Para el millón y medio de palestinos que se queda en la franja, nada ha cambiado. Continúan los bombardeos: el más espectacular de las últimas horas ha destruido esta mezquita, la...