Alfonso y Soriano cumplieron su pacto
El presidente no traspasó a ninguno de los que quería el técnico y el maño supo convencer a sus pupilos
JORDI FOLQUÉ
Jueves, 1 de septiembre 2016, 22:17
Fernando Soriano cogió las riendas del equipo en una situación muy delicada. En la parte baja de la tabla clasificatoria, pocos apostaban a que la ... UDA fuese uno de los equipos que se salvara de la quema tras perder en Huesca y dar una imagen, sobre todo en la segunda parte, de equipo con los brazos caídos y completamente derrotado. No ya porque perdiera por una diferencia grande. La ofreció porque no tuvo capacidad de reacción. Ni en el banquillo ni en el campo. Fue cuando Alfonso García determinó que la estancia de Néstor Gorosito como entrenador había terminado. Buscó el último revulsivo para mantener la categoría y el fútbol de elite en la provincia. Fue cuando le pidió al maño que se hiciera cargo del plantel. Al que tenía que convencer de que valían.
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Fue la primera vez que el dueño le hizo ese encargo a Soriano. La segunda vez fue cuando, lograda la permanencia, le propuso seguir al frente del equipo. Quería que continuase con su labor de 'limpieza' mental de unos jugadores que comenzaron la temporada como las 'vedettes' principales de la categoría y se habían convertido en figurantes sin papel ninguno. Y, lo principal, queriendo irse de la entidad. En la mayoría de los casos preferían, incluso, cobrar menos pero marcharse de la UDA. Así lo manifestaban en sus respectivos entornos.
En la citada reunión en Águilas, Alfonso García obtuvo el sí de Fernando Soriano. Aunque los dos se pusieron 'deberes' para que el pacto fuese una realidad. El técnico le pidió que no escuchase ofertas por los jugadores que él consideraba importantes. Deseaba mantener el bloque. Confiaba en los que habían sido sus compañeros de vestuario. Creía que les podía sacar el partido que no habían demostrado en los últimos 12 meses con los distintos entrenadores que pasaron por el primer equipo en mayor o menor medida. El maño entendía que si abría la puerta a uno, los demás con ganas de marcharse desearían lo mismo.
Soriano sabía lo que decía
Soriano sabía lo que decía. Un año entero compartiendo vestuario y oyendo las 'quejas' de unos y otros. Los que decían tener ofertas para irse del Almería y mejorar. Los que, simplemente, no querían ver el Estadio de los Juegos Mediterráneos como local ni en pintura. Que de todo había. Porque el año no había sido sencillo para nadie. Y deseaban hacer 'borrón y cuenta nueva'.
El presidente aceptó el pacto. Sabiendo que si cedía en cualquier momento se podría encontrar sin entrenador al minuto siguiente. Otra cosa muy distinta era que un club llegase con la cláusula de rescisión. Ahí nadie podía hacer nada. Pero el mandatario sabía que era prácticamente imposible que una entidad pagase el montante completo por alguno de los pupilos.
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Y así han estado todo el verano. Pese a que los representantes de algunos jugadores (Quique González) han dicho que era muy factible que saliera de la UDA camino de la Liga Santander (Osasuna), el técnico se mostraba confiado. Tanto que dijo tras acabar el partido en El Ejido (30 de julio) que no se iría. Ni el máximo goleador del pasado curso en el conjunto almeriense ni Dubarbier.
El argentino ha sido otro que ha estado más fuera que dentro. En su caso por motivos personales. Su deseo de regresar a Argentina disparó las opciones para que dejara el equipo. El '11' de la UDA, finalmente, determinó que se quedaba en Almería. De nuevo, tras hablar con Fernando Soriano. En su parte del pacto con Alfonso García, el entrenador maño debía convencer a los jugadores para que no estuvieran día sí y día también llamando a su teléfono con la cantinela de querer irse.
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Nadie pidió irse
Andrés Fernández, miembro de la comisión deportiva, dijo ayer que nadie del actual plantel ha pedido irse a lo largo del verano. Como así ha sido. Pese a que los dos mencionados han sido conscientes de que podían irse de la entidad, también es cierto que , en ningún caso, han sido los que han solicitado cambiar de aires. «No quiero saber nada. No voy a presionar al Almería. Si hay acuerdo entre los clubes, ya me lo comunicarán», fue una frase de Dubarbier a un medio de comunicación argentino en plena negociación entre Estudiantes de la Plata y la UDA. En cuanto tomó la decisión de quedarse, todo olvidado.
Pero ha habido más casos que antes de que Soriano tomase las riendas tenían claro que su etapa en Almería debía finalizar. Azeez y Chuli son los dos claros ejemplos. El nigeriano sentía que había perdido un año más en su carrera. Primero en el filial y, entre enero y mayo, en el primer equipo sin jugar ni un minuto con Gorosito. Deseaba marcharse al lugar que fuese. En cuanto al onubense, la mala temporada, las críticas y no sentirse importante hacían que por su mente pasase irse como cedido, al tener cuatro años más de contrato.
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Ahora todo es distinto en los dos. Se sienten importantes. Fijos para Fernando Soriano. Titulares o no, saben que cuentan con el respaldo del técnico. Como sucede con el resto del plantel. El que se ha mantenido para hacer que, solamente, se necesiten ocho fichajes para completar la plantilla. Un número que, al estar Trujillo y Corona incluidos, es inferior en cuanto a 'nuevos'. Nano e Isidoro han llegado para complementar. Como Juanjo en su condición de tercer delantero o Álex Quintanilla para el centro de la zaga. Lo que deja, realmente, en dos las contrataciones para mejorar (Fidel y Diamanka). Y todo porque Soriano confía en lo que había y el pacto se ha cumplido.
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