Llegan los nuevos y vuelve el viejo

Queda patente que, con energía y un poco de suerte, el Almería puede jugarle de tú a tú a cualquiera e incluso pasar por encima del rival de turno durante distintas fases del partido y, por qué no, durante toda una primera mitad como ocurriera ayer en los 45 minutos iniciales, en los que el conjunto dirigido por Rubi fue un avión.

Ahora, con el viento de cara por una semana, es más fácil observar y destacar determinadas virtudes de este equipo. Pero, sobre todo, de las nuevas caras que no se habían visto en un contexto favorable en el que poder ver ese detallito que encandile al que no pierde ojo desde el estadio o desde el sofá.

Embarba mostró sus credenciales. Fue un puñal que incomodó constantemente y, además, supo decidir en los metros finales para asistir e hizo lo propio desde el córner con calidad magistral. También Baptistao enamoró. Por su entrega en los apoyos defensivos, por lo mismo a la hora de conducir en carrera, por sus paredes con el Bilal y Robertone y porque muestra una generosidad impropia de un delantero. También El Bilal comienza a ver la luz al final del túnel, con un gol que, desde luego, no viene mal y que le hará coger confianza. Por supuesto, Mendes, con una superioridad física sorprendente, no se quedó atrás en esta carta de presentación de los 'novatos'.

Pero, sin duda, la vieja escuela es quizás la mejor noticia. Volvió De la Hoz, volvió la experiencia, volvió el capitán y volvió el Almería a mostrarse como un equipo con identidad y que sabe a lo que juega. A César lo que es de César, era la pieza que ya sabíamos que faltaba.