Rubi sí, Rubi no
Está claro que la situación de los rojiblancos no es crítica, más que nada porque un par de victorias los sitúan en mitad de la tabla. Es decir, que si el técnico está cuestionado, al menos seis o siete más de otros tantos equipos también deberían estarlo.
Pues hemos llegado a ese momento en el que flota en el ambiente la continuidad de Rubi al frente de la UDA. Los hay que ... no quieren ni verlo. Los hay, también, que no quieren ver a los jugadores. Los hay, incluso, que no quieren ver a nadie. Y no faltan los que piensan que sólo el técnico catalán tiene la fórmula para escapar de donde estamos.
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Tenemos que partir de dos premisas. La primera, que Turki, a través de Mohamed, ha ratificado a Rubi. La segunda, que una ley no escrita en esto del fútbol certifica que la ratificación es el paso previo a la firma del finiquito. Así está el patio.
Visto y dicho lo anterior, a mí me da que no ha llegado el momento de Joan Francesc. Desde un punto de vista personal, el aprecio me puede en estos casos. Yo, que he podido coincidir con él en alguna ocasión, puedo dar fe de su buena educación, de su saber estar, de su mirada inteligente y de su ganas de hacer bien su trabajo. Rubi, sí.
Atendiendo a su racha de cinco derrotas en seis partidos, entendiendo la única victoria, ante el Barça, como la flauta que sonó por casualidad, está claro que Rubi, no.
Pero si miramos más allá, su trayectoria general al frente de la UDA, 'campeonando' en Segunda, ascendiendo a Primera y situando a los rojiblancos en mitad de la tabla antes del parón del Mundial, no nos podemos equivocar de ninguna manera si decimos que Rubi, sí.
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Pero claro, con el comportamiento rebelde de la chavalería rojiblanca, y me refiero a Ramazani, Arnau y alguno más, además del porterazo más grande de la historia del fútbol, según él mismo y su representante, obviamente Pacheco, la imagen de líder del técnico catalán se ve debilitada. Por ahí, sólo en apariencia, Rubi, no.
Está claro que la situación de los rojiblancos no es crítica, más que nada porque un par de victorias los sitúan en mitad de la tabla. Es decir, que si el técnico está cuestionado, al menos seis o siete más de otros tantos equipos también deberían estarlo. Por ese lado, Rubi, sí.
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Claro que si atendemos al muelle flojo de Turki, no hace mucho, para destituir entrenadores sólo por la falta de juego bonito, parece que el bueno de Joan está viviendo un bonus extra. Por ahí, digamos que Rubi, no.
El problema es que la experiencia dicta que los cambios drásticos en el banquillo, a estas alturas, no suelen dar el resultado apetecido. Para qué arriesgar si con un par de buenas semanas el mal momento habrá pasado. Total, que Rubi, sí.
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Sin embargo, escuchar a la afición dividida, rompiendo la unión necesaria para conseguir objetivos, conduce a una toma de decisión dura en busca de unificar criterios. Ahí la cosa se pone fea para Rubi. No.
Total, como nos estamos cargando la margarita del futuro de Rubi a base de deshojarla, para encontrar el camino correcto parece razonable acudir a la voz de los sabios, de la experiencia, de nuestros mayores, de los literatos. Diría, incluso, que habría que recurrir a los 'clásicos'. Acudamos a don Camilo, pues. El premio Nobel, autor de tantas obras imprescindibles de nuestro acervo cultural, dibujante con palabras del costumbrismo español y de muchas cosas más, conocedor de nuestra idiosincrasia a la perfección, en una de sus frases más célebres dijo, con su voz grave, penetrante y cargada de personalidad, sabiduría y crudeza, en su tono habitual sólo equiparable a una sentencia firme que deja el de Mohamed a la altura de Joselito (el pequeño ruiseñor) aquello de que «el que aguanta, gana». Pues ni mil palabras más. Para 'cagarla' con un cambio traumático en el tramo decisivo de la competición, con la carga de incertidumbre que ello conlleva, mejor tiramos para adelante con lo puesto y aguantamos con la decisión inicial que, durante muchos meses ha funcionado con éxito. Toca aguantar. Aguantar. Y aguantar más aún. Para al final, ganar. Don Camilo dixit.
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