Ser un equipo

La UD Almería está disfrutando en la actualidad de ese privilegio que supone funcionar como un todo, como una unidad completa, sin fisuras y con contundencia. La victoria del lunes ante el Girona ha situado al equipo al frente de la clasificación, como efecto secundario de lo que cada semana está siendo capaz de alcanzar. Hace unas semanas, Joan Francesc Ferrer Sicilia 'Rubi' explicó en sala de prensa que estaba muy contento porque la pretemporada se había aprovechado. Quizás, en ese momento, no entendimos bien sus palabras, pero hoy, con el paso de los días y los resultados, tenemos la visión completa.

El Almería trabajó durante el verano una serie de conceptos que se asumieron pero faltaba ponerlos en práctica, y para ello estaban los amistosos. El problema es que estos solo sirven para formar el trazo grueso de la obra, porque los detalles tienen que llegar en las revisiones posteriores. Y estas llegaron en Lezama y El Toralín. Aquellas dos derrotas fueron un jarro de agua fría para la afición, pero un taller inmejorable para pulir defectos.

El técnico de Vilasar de Mar descubrió los puntos a retocar, y encontró la forma de hacerlo. Las circunstancias obligaron a un cambio de piezas, pero ha sido el reparto de funciones lo que ha propiciado la evolución que estamos disfrutando.

Han sido sutiles, o quizás no tanto, pero la figura de un pivote defensivo incrustado entre centrales, en función de la fase de juego, o un interior con capacidad asociativa para permutar posiciones con el volante me parecen matices claves. Luego hay que ponerles nombre y aquí encontramos a César y Portillo, como los actores que han sabido interpretar a la perfección esas misiones. Ellos han permitido el desarrollo colectivo, haciendo más sólido al equipo y dotando de la confianza necesaria para rendir al nivel actual.

Con la de Girona, el equipo ha conseguido su tercera victoria consecutiva, es líder en solitario, se enorgullece de ser el máximo goleador de la categoría y todo ello porque en Ponferrada cuajó un partido muy lejos de los mínimos exigibles. Gracias a los errores se pueden corregir los defectos, pero para ello hay que saber leerlos y saber cómo actuar. En redes hablan de la 'Rubineta' haciendo referencia al libro de estilo, a sus métodos, a su trabajo o simplemente a sus resultados. Son estos últimos los que marcan la clasificación, pero no son solo estos los que evalúan el trabajo de los profesionales. Quienes se queden solo en el número, tendrán una visión sesgada. Los que vean más allá, encontrarán los motivos que hacen de este Almería un equipo.