El Cádiz murió a orillas del Mediterráneo

El argentino llegó con fuerza al club amarillo, aunque pronto supo que la permanencia iba a estar complicada, como así ha sido. De hecho, el ambiente enrarecido de las últimas semanas ha provocado todo tipo de rumores sobre la salida del técnico y la forma de llevarla a cabo.

Sea como fuere, de los tres descendidos, el Cádiz es el que más opciones reales de permanecer ha tenido. Apoyado en la enorme actuación de su portero, Conan Ledesma, el amor propio de los gaditanos ha estado a punto de obrar el milagro de la permanencia con un equipo de nivel bajo.

Es cierto que, debido a la caída en barrena de los cadistas en las últimas jornadas, salvedad hecha del 'milagro' en Sevilla, la afición amarilla, siempre fiel, ha sido muy crítica con el equipo hasta el punto de que el presidente de la entidad, Manuel Vizcaíno, tuvo que dirigir una carta a la afición para que calmara los ánimos y se centrara en apoyar al equipo en las semanas finales en busca de una permanencia que, finalmente, no llegó.

Esquema táctico

Mauricio Pellegrino es un técnico moderno que no se agarra a un esquema a toda costa. Es muy flexible en su puesta en escena, dependiendo de los factores y variables que afecten en cada momento a su plantilla y a las características del rival. Pero, si hubiera que colgarle alguna etiqueta para describir su dibujo más usado, sería el clásico 1-4-4-2. Pellegrino siempre ha dicho, y en el Cádiz lo ha demostrado, que él no confía tanto en los dibujos predefinidos como en los conceptos tácticos. Considera y trabaja para que el ataque sea en bloque y la defensa también. Pero no lo ha conseguido en muchos encuentros en los que el equipo se ha partido en dos con demasiada facilidad. Y por ahí, seguramente, han saltado las costuras de un equipo de perfil bajo que necesitaba una unión y un trabajo colectivo que no siempre se ha dado.

A pesar de que la plantilla gaditana tampoco daba para muchos experimentos, la motivación del argentino, el apoyo de la afición y el bajo nivel de la competición permitieron soñar con la salvación. Pero los cadistas mezclaron partidos decentes con otros ciertamente malos. Y no les ha dado.

El punto fuerte del Cádiz es el alma. Juegan fuerte, con ganas, con espíritu competitivo, más allá de las limitaciones. Buscan balones largos, juego directo y apertura de bandas. La figura de un exrojiblanco, Rubén Alcaraz le da un toque de calidad a la zona de creación, aunque, eso sí, no es suficiente para que el equipo juegue con la fluidez necesaria.

A pesar de que los jugadores y la afición han estado siempre unidos de forma indisoluble, esta temporada ha sido diferente, afectando esa falta de complicidad al desempeño en la cancha. Las continuas protestas de la grada y el señalamiento a futbolistas ha provocado un ambiente extrañamente irrespirable en torno al club amarillo que ha desembocado en un descenso más dramático de lo que de por sí ya es.