Burgos

Recomiendo este ejercicio y esta forma de ser. Educar el sentido de la vista de forma díscola para redescubrir un montón de cosas que, sin ese gesto, serían inexistentes. Por ejemplo, vayamos al Almería vs Sporting donde Curro nos llevó a tocar con la yema de los dedos el mismo cielo; el plano te lleva a su gesto de rabia, de alegría y de excitación. Pero hay muchas más cosas alrededor, detrás y delante de la propia acción.

Detrás del gol está la maniobra excelsa y con silenciador de Babic ante Djuka, similar a la del carterista del metro que te saca la billetera sin despeinarse. Alrededor del gol figura un grupo humano donde no existen titulares ni suplentes sino compañeros empujando como bestias para cumplir un sueño común. Y, delante de ese gol de Curro, se abre un escenario de cinco partidos en los que dependes de ti mismo para ascender a Primera División.

En Burgos está el ascensor que nos puede llevar a lo más alto; en El Plantío hay noventa minutos para la cuadratura del círculo. La próxima jornada es la última, la decisiva y la que dinamita por fin la muralla de los últimos años. Es la llave maestra que abre la puerta. Porque quizá, aún ganando, nada cambie en la clasificación del lunes, pero, sí o sí, condicionará ese Eibar-Valladolid en el que uno de los rivales quedará relegado a los playoffs. Burgos.