El termostato hecho "gadget"

Actualmente, la empresa cuenta con 34 trabajadores de 8 nacionalidades. En su oficina madrileña es habitual escuchar el inglés como lengua de trabajo entre ellos. "Estábamos cansados de la dinámica que llevaba España en aquel entonces: no apostar por el talento joven, no apostar por la gente que está saliendo de la carrera, no apostar por la I+D, romper con ese típico dicho de que apostar por la I+D era una ruina y España no era país de I+D... Queríamos intentar demostrar que eso no es así", explica Eduardo Rodríguez, uno de los tres fundadores de Momit.

La aventura empezó en 2012 junto con Miguel Sánchez, quien hasta entonces trabajaba en Siemens, y Miguel Díaz, que como Rodríguez trabajó durante años en Correos, éste último en el área de telecomunicaciones. "Estábamos en empresas tradicionales y queríamos aventurarnos en un proyecto donde pudiéramos cumplir nuestras expectativas personales, profesionales y, sobre todo, ser más disruptivos de lo que podíamos ser en una empresa grande", dice Rodríguez.

Dándole forma al modelo de negocio, se dieron cuenta de que había una necesidad muy importante en cuanto a eficiencia energética y mejora del confort en los hogares. La construcción había evolucionado mucho en la parte de utilización de energías renovables, "pero no se estaba atacando el nicho de cómo utilizaba la gente esa energía, vimos que éramos realmente muy ineficientes", dice el fundador de Momit. "Nuestros horarios son muy cambiantes. Un día llegamos a las 8, otro a las 6, el fin de semana estamos fuera, no tenemos casi orden en nuestra vida y demasiadas preocupaciones como para ocuparnos de esto".

Uniendo la parte tecnológica con la comercial, vieron un nicho para un nuevo dispositivo, uno que atendiera a las necesidades de cada persona, ahorrara energía y dinero y, en definitiva, mejorara el confort en sus hogares respetando el medio ambiente. Este dispositivo es "un termostato que lleva incorporado una serie de sensores: de temperatura, de humedad, de luminosidad, de presencia, y aparte es wifi, está conectado a internet", explica Rodríguez.

Temperatura perfecta

Esto les permite, junto con toda la información que recogen los sensores, desarrollar algoritmos con los que ahorrar en casa. "Instalamos el dispositivo y durante los primeros 7 o 10 días monitoriza cómo hacemos uso de esa energía en casa, y cómo es mi casa, porque no es lo mismo cómo esté construida, con qué materiales y qué energía requiere", señala el fundador.

En función de eso, el termostato inteligente calcula el tiempo que necesita para poner la casa a la temperatura de confort seleccionada, y sólo se activa durante el tiempo mínimo necesario para llegar a esa temperatura. Los sensores se utilizan para aprender los hábitos de la gente. Además, se asocia al móvil y gracias al GPS es capaz de detectar si uno se acerca o se marcha de casa, y encender o apagar automáticamente la calefacción. La primera versión que lanzaron, el año pasado, fue Momit Smart Thermostat, por 199 euros. En unos días sacarán su actualización, Momit Home, que es autoinstalable y se comercializará por unos 100 euros.

Hasta el momento, 6.000 personas han adquirido el termostato inteligente. Según Rodríguez, el usuario que menos energía ha ahorrado lo ha hecho entre un 16% y un 18%, "y nos hemos encontrado con casos en que el ahorro ha llegado a un 57%, si bien es cierto que no es lo normal. Los usuarios de nuestro primer modelo amortizaban la inversión en 6 u 8 meses. Con el nuevo dispositivo, será en 3 o 4 meses".

En Momit se definen como una empresa de I+D, y esperan que la creación de productos sea continuo. Tras lanzar Momit Home, cuyo desarrollo les ha llevado un año, pasarán a los siguientes proyectos, en los que llevan trabajando los últimos cuatro meses. "Esos dispositivos estarán orientados a eficiencia energética en otros sectores del hogar y también a seguridad", detalla el fundador.

De las 34 personas que forman la "startup", el 65% tiene formación técnica. "Los ingenieros electrónicos e industriales son los que hacen el desarrollo de los dispositivos", dice Rodríguez, ya que en la empresa realizan toda la fabricación del equipo, desde la electrónica hasta el diseño industrial y los moldes. "Luego hay otra parte que tiene mucho peso, que son los ingenieros informáticos, ya que, como el termostato funciona en wifi, hay una plataforma de cloud computing que hay que mantener, al igual que los perfiles de big data".

Las referencias a Silicon Valley son constantes, más allá de la mesa de ping pong y la PlayStation que, en el momento de la visita nadie usa, en Momit quieren demostrar que en España una empresa de desarrollo e I+D como la suya es posible.