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La máscara funeraria del faraón. Abajo, Howard Carter examina el sarcófago en 1922. R. C.
El último viaje de Tutankamón

El último viaje de Tutankamón

La mayor exposición del ajuar funerario del joven faraón recala en marzo en París,dentro de una gira mundial, antes de recluirse «para siempre» en el Gran Museo Egipcio que se levanta en El Cairo

Martes, 5 de marzo 2019, 00:31

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P ocos reyes (no les digo plebeyos) gozan de un más allá tan gloriosamente ajetreado. Tres mil trescientos y pico años después de su precoz y agónica muerte, a los diecinueve años, Tutankamón sigue cogiendo aviones de un lado al otro del planeta, convenientemente compartimentado y embalado en burbujas de plástico. En realidad, lo que queda de él, un fabuloso ajuar funerario que vuelve a estar de gira «por última vez», asegura el Ministerio de Antigüedades de Egipto, antes de regresar a casa y ocupar «para siempre» un lugar estelar en el Gran Museo Egipcio, el colosal equipamiento que el Gobierno del presidente Al-Sisi se esfuerza por rematar de una vez en Giza, el distrito de El Cairo que presiden las tres pirámides.

Entretanto, la mayor selección de reliquias del joven faraón se dispone a viajar en las próximas semanas a Europa para instalarse en París durante la próxima primavera y todo el verano. Se trata de 150 objetos originales de su tumba (la colección completa consta de 5.000), de los cuales sesenta nunca antes habían salido del país del Nilo. Es el caso del recipiente con incrustaciones de oro que contenía el hígado del rey después de que se le extirpara durante el proceso de momificación, una cama de madera dorada con patas de león talladas que probablemente se mandó hacer para las exequias del soberano o un santuario de madera que muestra escenas íntimas de la armonía doméstica en palacio. Les acompaña una de las dos estatuas de los guardianes del rey, de tamaño natural, que flanqueaban la entrada sellada a su cámara funeraria.

El hijo de Akenatón, hecho holograma, guiará a los visitantes de forma virtual por los 'Tesoros del faraón dorado'. Ese es el título de esta exposición-espectáculo, que propone una inmersión en el antiguo Egipto para acompañar al icónico monarca en su viaje al inframundo en búsqueda de Ra, el dios del Sol y el creador del mundo y, sobre todo, de la inmortalidad, a la vista está que más que lograda en su caso.

La Grande Halle de la Villette, en la capital parisina, albergará la muestra a partir del 18 de marzo y hasta el 30 de septiembre. La siguiente escala en esta gira mundial será la Galería Saatchi de Londres. La exposición estará allí lista para ser mostrada al público a partir del 2 de noviembre y hasta el 3 de mayo de 2020. El Gobierno egipcio, titular de las pertenencias reales, confía en que la exhibición, que cuenta con el patrocinio de la compañía IMG, provoque un revuelo similar o superior al de visitas anteriores.

Cuando algunas de esas piezas salieron de El Cairo en 1972 para ser expuestas en el Museo Británico, nada menos que 1,6 millones de personas -un número récord- la visitaron formando colas interminables. Parte de esas joyas y enseres regresaron a Inglaterra en 2007 cosechando un éxito similar para fortuna de las autoridades egipcias, que buscaban recaudar dinero para salvaguardar el filón inagotable que es ese país en material de antigüedades y monumentos.

Ahora, la última y más completa exposición de Tutankamón se encuentra a punto de cruzar el Atlántico procedente del Centro de Ciencias de California, en Los Ángeles, donde arrancó su itinerancia con el pretexto de calentar el centenario del hallazgo de la tumba del llamado niño-rey. «Para celebrar los cien años de ese descubrimiento Egipto envía 150 obras maestras en un tour mundial. Por favor, véalas, visítelas, antes de que regresen a Egipto para siempre», promociona la secretaria general del Ministerio de Antigüedades, Mostafa Waziry.

Oro, fármacos y 103 bastones

Aquel excitante día fue el 4 de noviembre de 1922. Al describir la experiencia de sus ojos ajustándose a la oscuridad, el británico Howard Carter escribiría más tarde: «Los detalles de la estancia emergieron lentamente de una especie de niebla: extraños animales, estatuas y oro. En todas partes, el brillo del oro... Me quedé asombrado». Al afortunado arqueológo le llevó casi una década despejar e inventariar todo el material encontrado. Entre ello, abundantes medicinas y 103 bastones. Según revelaría la ciencia en 2010 tras el análisis de ADN de la momia, el último monarca de la Dinastía XVIII murió en el año 1323 antes de Cristo a causa de una dolorosa enfermedad ósea agravada con malaria.

El último viaje terrenal del titular del sepulcro KV62 -según juran sus dueños,a los que tan buenos réditos procura en caja y en promoción turística- no contenta a todos. Científicos y académicos hicieron campaña en su día en contra de un nuevo tour al considerar elevado el riesgo de que las piezas expuestas sean falsificadas, robadas o reemplazadas. Sus advertencias no sirvieron de nada. El faraón vuelve a estar en la carretera y antes de recluirse en el museo espera procurar a sus dueños unos 44 millones de euros. Los intereses del tesoro de Tutankamón.

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