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El 95% de los tickets de España provocan cáncer

El 95% de los tickets de España provocan cáncer

El 95% de los justificantes de compra en España contiene bisfenol A, una sustancia «tóxica» que no estará prohibida hasta 2020

SUSANA ZAMORA

Lunes, 28 de enero 2019, 01:50

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Nicolás Olea lleva décadas alertando de los riesgos que tiene para la salud la presencia de determinados compuestos químicos en alimentos, cosméticos o fibras textiles; años inmerso en una cruzada contra la «inacción» de los poderes públicos, «que pese a las evidencias científicas continúan mirando para otro lado». Este catedrático de Medicina de la Universidad de Granada (UGR) vuelve ahora a la carga con un nuevo estudio internacional, en el que deja constancia de que el 95% de los tickets de compra de tiendas y supermercados en España contienen bisfenol A, una sustancia «tóxica» que puede provocar, entre otras enfermedades, cáncer e infertilidad. Para Olea ya se ha acabado el tiempo de las advertencias, «es momento de actuar y si no lo hace 'papá Estado', tendrán que hacerlo los particulares», defiende.

La beligerancia del catedrático en este asunto no es nueva, tampoco los controvertidos efectos adversos del bisfenol A. De hecho, desde junio de 2017 figura en la lista europea de 'sustancias altamente preocupantes' que elabora la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas debido a su capacidad para alterar el equilibrio hormonal en humanos. En 2011, la Unión Europea prohibió el uso de Bisfenol A en biberones para lactantes, y desde 2014 Francia prohibe usar este compuesto en los ticket de compra.

La Asamblea Nacional del país vecino acordó su prohibición tras la denuncia de dos diputadas, que expusieron el problema de salud pública que suponía que miles de mujeres en edad fértil que trabajaban como cajeras estuvieran expuestas diariamente y de forma continuada al bisfenol A. «En cambio, en España se ha optado por esperar a 2020 (el límite establecido por la Comisión Europea) para prohibirlos, aunque nos afecta igual, tanto a las trabajadoras como a los consumidores», enfatiza el investigador. ¿Motivo? La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (AESA) defiende que con los niveles de exposición actuales no hay riesgos importantes para la salud. Olea, sin embargo, cree que las empresas se están escudando en este argumento para no tomar medidas. Denuncia que la verdadera razón responde a intereses económicos. «España es, junto con Alemania y Holanda, uno de los mayores productores de bisfenol A de toda Europa. Solo en la fábrica que la compañía Sabic tiene en Cartagena se producen 400 millones de kilos de ese compuesto al año», denuncia.

Nicolás Olea Científico «Si no actúa 'papá Estado' tendrá que hacerlo la iniciativa privada» Supermercados Bonpreu «Trabajamos en un nuevo papel para adelantarnos un año a la prohibición»

No obstante, una cadena de supermercados catalana, Bonpreu, ha decidido adelantarse a la entrada en vigor de la directriz europea y a partir del 1 de abril ya no usará bisfenol A en sus tickets. «Actualmente, estamos trabajando en un nuevo papel para proteger la salud de clientes y trabajadores», exponen fuentes del grupo, con más de 7.400 empleados en la región.

Un asunto de Estado

Pese a la amplia bibliografía sobre los controvertidos efectos del bisfenol A, el trabajo liderado por Olea no solo es otro tirón de orejas a la Administración pública para que tome medidas de inmediato, «sin esperar a que den las uvas», sino que «es el primer estudio de envergadura en el que se deja constancia de las concentraciones medias de bisfenol A que tienen estos tickets y por tanto de su toxicidad», precisa Olea. El estudio reveló que en Brasil era de 8,8 miligramos por gramo de papel; en España, de 7,9, y en Francia, de 1,36.

Pero lo realmente «trascendental» de esta investigación, cuyas conclusiones han sido publicadas en la revista 'Environmental Research', es que el bisfenol S, que fue la sustancia alternativa que aprobó Francia para sustituir al bisfenol A en los tickets de compra, «es tan tóxico como el primero y, además, de mayor persistencia medioambiental», denuncia Olea. Por eso, avisa: «El bisfenol S no es la solución; no vayamos a seguir el ejemplo francés».

Por ello, y mientras no se prohíba su uso o los comercios dejen de utilizarlos por iniciativa propia, este catedrático de Medicina aconseja a los consumidores adoptar algunas precauciones y manipular lo mínimo posible los tickets, ya que el contagio puede ser por vía dérmica (el papel térmico desprende un polvillo blanco que es el bisfenol A), inhalatoria y por contaminación alimentaria al entrar en contacto con los alimentos o al manipularlos para leerlos o guardarlos.

Asegura el experto que, al igual que es improbable que una persona llegue a sufrir cáncer de pulmón por haberse fumado un cigarrillo en su vida, es «ridículo» pensar que enfermará por tocar un ticket. El problema viene cuando lo hace con cierta asiduidad durante muchos años y, además, también está expuesto a otras fuentes de contaminación. «Efectivamente, cuando la AESA admitió en 2018 la toxicidad del bifenol A en envases de conserva, pero minimizó los riesgos por los bajos niveles de exposición, no tuvo en cuenta que la contaminación por bisfenol A llega a los ciudadanos por otras vías (recipientes de policarbonato, como los contenedores de agua que usan los deportistas...) y todo eso suma», afirma. Además, advierte Olea que hay otras amenazas, otros compuestos químicos hormonalmente activos (estalatos, benzofenonas, talatos, parabenes...) presentes en infinidad de productos cosméticos o textiles que provocan un 'efecto cóctel' y multiplican los riesgos de sufrir trastornos del comportamiento, infertilidad, obesidad, diabetes y cáncer de próstata o mama.

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