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Machu Picchu, una de las siete maravillas de la Humanidad. R. C.
El polémico aeropuerto en Cuzco para llegar al Machu Pichu

El polémico aeropuerto en Cuzco para llegar al Machu Pichu

El proyecto desata la polémica. «Es uno de los mayores atentados contra el patrimonio histórico de Perú»

IRMA CUESTA

Miércoles, 29 de mayo 2019, 01:10

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Si no fuera porque el asunto es muy serio, a este lado del mundo podría parecernos una broma el nombre del organismo que se encarga de velar por que el santuario inca de Machu Picchu permanezca intacto. Hace solo unas semanas, la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) de Cusco (Perú) determinó que en los próximos meses se limitará el acceso de turistas en tres de los sectores más delicados de la antigua ciudadela, una de las siete maravillas del mundo: el Templo del Sol, el Templo del Cóndor y la Pirámide del Intiwatana. Una decisión inevitable para intentar poner freno a la desbocada horda de turistas que de un tiempo a esta parte sigue las huellas de Hiram Bingham, el hombre que descubrió la 'Vieja Montaña' en 1911. En realidad, una idea muy sensata teniendo en cuenta que los cerca de cuatro mil visitantes diarios que pasean entre sus viejas piedras son el doble del máximo recomendado para preservar su integridad por la Unesco, que a punto ha estado de declarar al poblado inca en situación de riesgo.

Pues bien, mientras la Dirección Desconcentrada de Cultura se pone las pilas tratando de mantener el reducto en buenas condiciones, consciente de que el país no posee ningún otro atractivo a la altura de Machu Picchu, muy cerca de allí las máquinas se abren camino preparando el terreno sobre el que se construirá un nuevo aeropuerto.

La elección de esa zona, muy próxima a la entrada al Valle Sagrado, ha levantado en armas a toda una legión de arqueólogos e historiadores que no pueden creer que las excavadoras estén removiendo cientos de toneladas de historia enterrada en Chinchero, un pueblo inca situado a unos 3.800 metros sobre el nivel del mar y la puerta de entrada al corazón de una civilización que se extendió desde la actual Colombia hasta Argentina.

Mientras el colectivo científico recoge firmas para tratar de paralizar el proyecto y alerta de que los aviones que volarán a baja altura sobre Ollantaytambo causarán daños incalculables en su parque arqueológico de 348 kilómetros cuadrados, la clase política insiste en que la zona necesita un aeropuerto. Y es que la mayor parte de los dos millones de visitantes que cada año llegan a esta zona de Perú lo hacen a través de la terminal de Cuzco, un aeródromo con una sola pista que solo acoge aparatos de fuselaje estrecho llegados desde Lima y ciudades cercanas como la capital boliviana, La Paz.

Sin pasar por Lima

La obra, que costará unos 500 millones de euros y que ya se vio paralizada en 2017 por problemas de insolvencia del consorcio encargado inicialmente del proyecto, y porque ha sido uno de los muchos asuntos colocados en el foco de una enrevesada trama de corruptelas, podría matar de éxito la antigua capital inca. El nuevo aeropuerto absorberá un tránsito anual de cerca de seis millones de personas, según estimaciones oficiales, y permitirá conexiones internacionales directas. Muchos turistas evitarán así la necesidad de pasar por Lima para visitar la joya del Perú.

Sin embargo, el reverso de la moneda es más oscuro. «Parece irónico y de alguna manera contradictorio que aquí, a solo 20 minutos del Valle Sagrado, el núcleo de la cultura inca, quieran construir un aeropuerto justo encima de lo que los turistas han venido a ver», denunciaba hace unos días a 'The Guardian' el antropólogo cusqueño Pablo del Valle. La suya es una de las 200 firmas de historiadores, arqueólogos y científicos peruanos y extranjeros que acompañan al documento que han enviado al presidente del país, Martín Vizcarra, pidiéndole que cambie la ubicación del aeródromo. Otros colegas insisten en que el futuro aeropuerto será recordado por futuras generaciones como uno de los mayores atentados que se hayan perpetrado contra el patrimonio cultural del país.

Nada que ver con la opinión de Vizcarra y su equipo. «Vamos a generar beneficios para esta región y el Perú, pero también para el área de influencia directa, específicamente del distrito de Chinchero», aduce el presidente. Si los incas levantaran la cabeza...

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