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El silencio de la víctima es un «factor de riesgo» del asesinato machista

El silencio de la víctima es un «factor de riesgo» del asesinato machista

Solo tres de cada diez mujeres asesinadas entre 2016 y 2018 habían interpuesto alguna denuncia previa

Isaac Asenjo

Madrid

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Miércoles, 25 de septiembre 2019, 13:18

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Sigue habiendo mucho maltrato que no se denuncia por miedo. En el último informe estadístico del Consejo General del Poder Judicial sobre vítimas mortales de la violencia machista destaca que cerca del 70% de las mujeres que fueron asesinadas a manos de sus parejas o exparejas no había denunciado a su maltratador. El total de víctimas durante los años 2016, 2017 y 2018 fue de 151, un 11,2% menos que en el anterior trienio, unos datos que preocupan al Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género puesto que el porcentaje de mujeres asesinadas que habían denunciado previamente aumentó solo en tres puntos respecto al promedio de los últimos diez años.

Ante estas cifra, los expertos señalan que el silencio de la víctima es un «factor de riesgo para la vida de las mujeres maltratadas», por lo que resulta de enorme importancia concienciarlas a ellas, pero también a toda la sociedad, de la necesidad de denunciar. Las víctimas de la violencia machista viven atenazadas por el pánico, que les impide denunciar por temor a represalias. Es lo que la jurisprudencia del Tribunal Supremo ha denominado «escenario del miedo», una situación provocada por el maltrato continuado que agrava el padecimiento de la víctima al causarle daños tanto físicos como psicológicos. Sin embargo, recuerda el Observatorio, la denuncia es el paso previo necesario que permite a las distintas administraciones iniciar los trámites para la concesión de ayudas, adopción de medidas de protección e investigación de los hechos que pueda concluir con la condena al agresor.

Los expertos hacen un llamamiento a la sociedad, pues la contribución de los familiares de las víctimas o de terceras personas puede llegar a ser decisiva. Los datos son, también aquí, preocupantes: el entorno de la víctima sólo presentó entre el 5 y el 7% del total de denuncias.

La media de edad de las víctimas entre 2016 y 2018 fue de 43,5 añ̃os, muy similar al promedio registrado en periodos anteriores. Es decir, cerca de la mitad de las mujeres asesinadas se sitúan en una franja de edad (entre los 26 y los 45 años) que representa sólo la tercera parte de la población de mujeres mayores de 15 años.

102 huérfanos

El 43% de las víctimas mortales del periodo 2016, 2017 y 2018 tenía hijos menores -102 niños quedaron huérfanos en ese tiempo- y tres de cada cuatro eran madres.

«La maternidad -junto con la pobreza, la dependencia económica o por discapacidad y el embarazo- es un factor que hace más vulnerables a las mujeres víctimas de la violencia machista y que guarda relación con el elevado porcentaje de casos sin denuncia previa: el miedo atenaza a la víctima, que no denuncia para proteger a sus hijos», lamenta el Observatorio.

Según los datos analizados, el 64,9% de las víctimas de feminicidio vivía con el agresor en el momento de su muerte y el 45,7% tenía o había tenido un vínculo matrimonial con el victimario. Si se tienen en cuenta los diez últimos años, ese vínculo existía casi en la mitad de los casos: marido (42,8%), exmarido (3,8%), otra relación afectiva actual (29,3%) u otra relación afectiva terminada (24%).

Circunstancias y método

El Tribunal Supremo ha afirmado que la elección del domicilio para cometer el asesinato reduce la capacidad defensiva de la víctima, por cuanto se trata de un ataque sorpresivo, e implica para el agresor una mayor garantía de que logrará su objetivo. El hogar fue, en el 81% de las veces, el lugar donde se cometió el feminicidio. Los siguientes lugares más frecuentes, aunque a mucha distancia, fueron la vía pública y el vehículo, ambos en un 6% de los casos, y el trabajo (2%).

En cuanto al método empleado, el 46% de las muertes lo fue por arma blanca y el 20% por asfixia o estrangulamiento. Los golpes y golpes con objetos fueron causa de la muerte en el 13% de los casos, el mismo porcentaje en el que aparece el uso de arma de fuego.

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