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SOS para los siameses de Yemen

SOS para los siameses de Yemen

Un médico de Saná clama ayuda para evacuar al extranjero a dos bebés unidos. «No sobrevivirán en un país en guerra»

ICÍAR OCHOA DE OLANO

Viernes, 8 de febrero 2019, 10:13

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Abdelkhaleq y Adbelkarim han venido a la vida en un mundo que apesta a muerte. Quién sabe si de ahí su fusión de sangre, carne y hueso. Estos siameses que comparten un mismo cuerpo han nacido en medio de la guerra. No una cualquiera, sino una que discurre ante la indolencia internacional pese a haber desembocado, en palabras de Naciones Unidas, en «el peor desastre humanitario causado por el hombre». Una criatura con dos cabezas en un infierno olvidado. El milagro puede apagarse pronto si no les evacúan de allí y reciben enseguida cuidados médicos en un hospital sin escombros, con luz continuada, tecnología y galenos remunerados.

«Necesitan viajar de inmediato. No podrán sobrevivir en Yemen con las circunstancias sociales, políticas y económicas que se sufren aquí». Si alguien está autorizado para emitir ese veredicto es el doctor Faisal Al-Balbali, responsable del área pediátriaca del hospital público Al-Thawra, en Saná, la capital yemení, en donde los pequeños fueron alumbrados hace dos semanas. «Fue un parto complicado, del que la madre se recupera. Los primeros días los tuvieron que pasar en una incubadora de cuidados intensivos con respiración asistida. Es un caso raro, único en Yemen: dos niños en un cuerpo con dos cabezas, dos corazones, dos pulmones, dos estómagos y dos espinas dorsales. Solo comparten la pelvis y las extremidades de dos manos y dos piernas», detalla a Reuters.

Aunque, por ahora, su estado de salud es «estable», «no pueden seguir aquí porque no podemos mantenerlos con vida», recalca, superado por la falta de recursos ante la eficaz fábrica de mutilar vidas en que se ha convertido su país desde 2015. Consciente de las extraordinarias dificultades a las que se enfrentan los recién nacidos para abandonar Yemen, Al-Balbali ha dado un paso al frente para buscar financiación y asistencia para ellos. «Solo las organizaciones internacionales interesadas en la salud de los niños y de los recién nacidos pueden ayudar a estos bebés. Sus padres son pobres», enfatiza.

El aeropuerto internacional de Saná está cerrado a los vuelos civiles desde hace casi cuatro años, cuando la coalición liderada por Arabia Saudí, y formada por Emiratos Árabes, entró en acción en el conflicto civil para hacerse con el control del cielo yemení y lanzar ataques contra los hutíes en apoyo de los sunitas, los dos bandos enfrentados. Desde entonces, solo los aviones de la ONU pueden aterrizar allí, a la espera de que las negociaciones de paz que se emprendieron en diciembre en Estocolmo, y que tutela el organismo encabezado por António Guterres, proporcionen algún avance en ese sentido.

El padre de los bebés, Akram Ali Ahmed, de veinte años, se encomienda al doctor Al-Balbali. Solo insiste en que no separen a los siameses. «No quiero que les pase nada a mis hijos. «No quiero que uno muera para que sobreviva el otro. Los quiero a ambos en un solo cuerpo. No me opongo a lo que Dios me ha dado», afirma.

Sin comida y sin fármacos

La «guerra olvidada», como se conoce el conflicto de Yemen, uno de los países más pobres del mundo, se encuentra al borde de una devastadora hambruna. Organizaciones de ayuda como Save the Childen creen que unos 85.000 niños menores de cinco años han muerto desde 2015 por malnutrición aguda.

El propio médico que asiste a Abdelkhaleq y a Adbelkarim ha constatado un aumento en los nacimiento con malformaciones en los últimos años, que achaca a un déficit alimentario y a la falta de medicación. Médicos Sin Fronteras, desplegada en doce centros sanitarios del país para asistir a una población civil «devastada», denuncia el «colapso» del sistema de salud.

«Muchos hospitales han quedado destruidos, otros carecen de fármacos e, incluso, de personal. Los médicos locales llevan sin cobrar desde agosto de 2016 y muchos se han marchado», afirma a este periódico desde Yemen la doctora Elena Grandío, coordinadora de la ONG. «Esta situación compromete a diario la vida de los yemeníes, obligados a viajar largas distancias para acceder a la atención sanitaria, con consecuencias a menudo fatales para ellos, porque llegan tarde, como ocurre con mujeres embarazadas que presentan complicaciones. Este país necesita apoyo inmediato para garantizar la vida de esas madres y de esos bebés», reclama.

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