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Jueves, 16 de noviembre 2017, 00:10
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'Obesidad psicógena' ese es el nombre que recibe al acto de engordar por tristeza o ansiedad. Suele ocurrir cuando tenemos una pérdida amorosa, una muerte cercana, o incluso por tratar de controlar la ansiedad mediante la comida. De hecho, el trastorno relacionado con la ansiedad se le llama obesidad psicógena de desarrollo.
Según la Asociación Psiquiátrica Americana, entre el 20% y el 40% de las personas obesas asocian el hambre emocional a un trastorno que desemboca en el atracón. Esa ingesta que no es controlable, voraz, puede llegar a sobrepasar las 6.000 calorías. Es conocido como "trastorno de ingesta voraz" (binge eating disorder).
Hay que tener en cuenta que no es bulimia porque no se vomita, pero es un proceso muy adictivo, relacionado con la necesidad de recompensa, al comer se liberan dopamina y serotonina y, en ese sentido, se buscan productos ricos en azúcar y altamente calóricos que aportan esa sensación de placer.
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