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Una operación para realizar un trasplante de corazón. Reuters
Un nuevo corazón para Jorge Washington

Un nuevo corazón para Jorge Washington

En el Hospital Puerta de Hierro de Madrid se realiza por primera vez un trasplante de corazón con donantes en parada cardiorrespiratoria, y no cerebral, lo que podría aumentar un 10% los órganos disponibles

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Lunes, 17 de febrero 2020, 16:10

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Un paciente del Hospital Puerta de Hierro en Madrid entra en parada cardiorrespiratoria. Aún tiene vida cerebral, pero su pronóstico solo conduce a una situación irreversible. Se le traslada a un quirófano, donde se le retiran los artefactos que le mantienen vivo. Al lado, en otro recinto esterilizado y monitorizado del mismo centro médico aguarda Jorge Washington, un hombre con una deficiencia cardíaca que espera un nuevo corazón. Su donante será el hombre que está a pocos metros de él. «Antes del trasplante mi vida era casi vegetal», describe su situación física Washington, tres semanas después de la intervención, realizada el 25 de enero, durante la presentación de este primer caso de éxito en España, quinto en el mundo, de un donante en «asistolia». Ante el riesgo, Washington se mostró tranquilo: «La palabra es la confianza que tuve con los médicos«, dijo. »No dudé ni un instante en que se realizara operación»

«Hasta ahora el 100% de los órganos provenía de donantes con muerte cerebral y el corazón se extraía y se colocaba en una máquina de perfusión donde se preservaba», explica Marina Pérez Redondo, coordinadora de Trasplantes del Hospital Puerta de Hierro. «Nosotros, en lugar de extraerlo, lo reanimamos en el cuerpo del donante con una máquina extracorpórea y lo implantamos al receptor». Entre que se logra que el corazón vuelva a latir en el cuerpo del donante hasta que lo hace en el del receptor pasa menos de una hora.

Jorge Washington (centro) con dos de sus médicos
Jorge Washington (centro) con dos de sus médicos

«El electrocardiograma es plano», señala Alberto Forteza, jefe de Servicio de Cirugía Cardíaca, en el vídeo que registra el inicio del procedimiento. «No hay actividad del paciente. Ha fallecido». En ese momento comienza el proceso médico, al que se ha llegado después de varios años de investigación y ensayo de implantes de órganos con donantes en asistolia. Primero, en 2012, fueron riñones, pulmones e hígados. El 'Ecmo', un sistema circulatorio externo que infunde sangre oxigenada para recuperar los órganos dentro del propio cuerpo, llegó en 2016.

Los primeros casos realizados con corazones se realizaron en Reino Unido y Australia, donde llevan unos 120. El protocolo español difiere del británico en el empleo de la máquina de reanimación y monitoreo del órgano. En el quirófano, se estimula el corazón hasta que empieza a latir dentro del pecho abierto. Se extrae y se implanta en un movimiento casi continuo que demora cinco minutos.

«La palabra es la confianza que tuve con los médicos. No dudé ni un instante en que se realizara operación»

«Habitualmente, el corazón del donante se coloca en una transportador especial, donde está conectado», explica José González Costello, presidente de la sección de Insuficiencia Cardíaca de la Sociedad Española de Cardiología y médico de la Unidad de Cardiología del Hospital Universitario de Bellvitge, donde también han desarrollado esta técnica. «Pero con donantes del propio hospital, o de un hospital muy cercano, se puede hacer con éxito sin conectarlo a esta máquina de preservación».

La ventaja de esta variante española en el proceso es el ahorro de costes. La máquina empleada en otros países alcanza los 60.000 euros en piezas que deben cambiarse con cada paciente. El uso del 'Ecmo' supone un ahorro de costes para el sistema sanitario. Además se espera que aumente la disponibilidad de corazones para los que aguardan en la lista de espera entre un 5% y un 10%, calcula la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias. Eso representa sumar unas 30 intervenciones más a las 300 que ya se realizan con los donantes con muerte cerebral.

Mientras se «revive» el corazón, Washington duerme el sueño de la anestesia. Cuando despierta, su organismo ha comenzado ya la adaptación a su nuevo miembro. «Tiene un aspecto estupendo», dice Forteza de un hombre con nuevo corazón cuyos deseos comienzan a brotar. «Quiero recuperarme», dice sonriente aunque cansado. «Salir de aquí y darme una vuelta por Barcelona, a ver a mis nietas».

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