«Las actividades deben ser reversibles para un entorno educativo presencial o virtual»

-¿Los colegios estaban preparados para enseñar de forma virtual?

-Se ha querido aplicar a unos entornos escolares que tenían una deficiente aplicación de la digitalización. No creían en ella porque pensaban que lo presencial es lo mejor. Pero nos encontramos ante una situación en la que lo presencial es inviable. Nadie pensaba que esto sucedería y tampoco se puede aplicar la educación 'online' de un día para otro.

-¿Qué ha demostrado este tipo de educación durante estos meses?

-Que se pueden hacer muchísimas más cosas de las que pensábamos en un principio. También ha puesto de manifiesto la brecha digital. Tenemos que conseguir que todo el mundo la supere para que la sociedad avance. No nos sirve pensar que primero existen otras necesidades que cubrir antes. Porque cuando estén resueltas, se van a encontrar que la brecha digital está mucho más abierta, con lo cual los estudiantes seguirán entrando en una espiral permanente. La brecha digital tiene que ser una prioridad, como el resto.

-¿Se ha tomado la educación 'online' como un sustitutivo y no como un complemento de la presencial?

-Es así. De cara al curso próximo, algunos todavía no tienen interiorizado un concepto que hemos denominado presencialidad discontinua o intermitente. Lo que va a suceder, probablemente, es que habrá más etapas de confinamiento. No sabemos cuándo van a llegar. Por eso, la educación 'online' debe ser una parte indivisible de la educación escolar. Cuando se programe, tenemos que diseñar reversibles, que las podamos hacer en un entorno presencial o virtual. Y que el tránsito sea lo más fluido posible. Solo si nos enfocamos desde esta perspectiva, si se diseñan conjuntamente, seremos capaces de aprovechar la educación 'online' y presencial.

-Muchos alumnos, si vuelven a clase a principios de septiembre, van a estar unos 170 días sin pisar un aula. ¿Puede ser un problema para su aprendizaje?

-Hay riesgo de que los conocimientos que no se hayan fijado se pierdan. Lo peor es la falta de socialización, que en casa es siempre difícil de alcanzar. Pero solo son 170 días. Siempre hablamos en términos de contenidos y los padres están preocupados en qué cosas no aprenderán los niños. Pero 170 días en el contexto de una vida son una proporción casi irrelevante. Tenemos que poner las cosas en su contexto y pensar que en este tiempo se han podido despertar actitudes positivas como la solidaridad, la colaboración, la superación de dificultades…

-¿Los colegios están a tiempo de ponerse al día para esa futura presencialidad discontinua?

-Sí. Para las escuelas es una buena oportunidad la educación 'online' si aprovechamos su potencial. La escuela está en una realidad cada vez más digitalizada y no podemos educar de espaldas. Hay que disponer de la infraestructura tecnológica necesaria y las administraciones deben tratar el acceso a internet como un derecho fundamental para cerrar la brecha digital. Tenemos que garantizar la equidad. A partir de ahí podemos hablar de diferentes niveles de desempeño. Es el primer paso. El segundo punto es dar apoyo a las familias. Nos debemos asegurar de que tienen todas las herramientas, tratar con las administraciones locales para que les apoyen.

-¿Y los profesores?

-Los maestros tienen una enorme voluntad y capacidad para encontrar soluciones en los contextos más difíciles. El tercer paso es formar de una manera intensiva a los docentes. La situación actual nos ha pillado con el pie cambiado. Conviene que los maestros puedan dar una respuesta. No solo en forma de herramientas, sino que deben poseer una mirada más comprensiva y entendiendo que ambas educaciones, la presencial y la virtual, son positivas para el alumnado.

-¿Hay mucha resistencia en los colegios?

-Por un lado está la crítica constructiva. Te hacen ver que determinadas cosas que se quieren implantar no están suficientemente bien reflexionadas y ayudan en el uso de la tecnología. Luego te vas a encontrar con la resistencias sistemática: 'no' a todo lo que venga de la tecnología. En las escuelas hay que vencer esta resistencia porque los alumnos viven en esta época. Es lo que hay que hacer entender a nuestros compañeros. Defendemos una educación adaptada a la sociedad en la que vivimos.