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El próximo Messi será chino

El próximo Messi será chino

El presidente Jinping ha trazado un plan a largo plazo para que el país sea una potencia mundial del fútbol en 2050. Las escuelas se multiplican

FERNANDO MIÑANA

Jueves, 22 de agosto 2019, 10:03

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Xi Jinping se pirra por el fútbol. El presidente de la República Popular China es un enamorado de este deporte, pero se frustra cada vez que comprueba que su selección es una birria. Por eso tiene un plan. Jinping ha trazado una hoja de ruta para alcanzar sus tres retos: volver a jugar una Copa del Mundo, organizar un Mundial -la edición de 2030 o 2034- y, ya en 2050, llegar a ser campeón. Para lograr esos hitos, hay que abonar la base generosamente. En unos años se han multiplicado las escuelas de fútbol por todo el país y este deporte se ha convertido en obligatorio en todos los colegios. Jinping sabe que a materia prima no les gana nadie, así que se ha lanzado a poner todos los medios para que esos millones de niños chinos puedan convertirse en jugadores de postín que eleven la selección a la cumbre balompédica.

En Guangzhou no dan crédito. En la última década han visto en esta ciudad al sur de China cómo han surgido dos grandes escuelas de fútbol. Una, la Guangzhou Evergrande, se ha convertido en la mayor del mundo. La otra, la Guangzhou R&F, ha logrado el asesoramiento, presencial, de la cantera más reputada del mundo, la del Ajax holandés. Evergrande es una empresa inmobiliaria china que, en 2012, en solo diez meses, aflojó 166 millones de euros para convertir una zona rural de 67,5 hectáreas en una ciudad del fútbol. Cincuenta campos impecables para formar a más de 3.000 niños. Al lado, en un edificio digno de Hogwarts, residen y estudian los chavales, que tienen una de cada cinco asignaturas relacionadas con el fútbol.

Allí, en ese complejo lleno de árboles y referencias balompédicas -una plaza adornada con la imagen de un gran balón o estatuas con jugadores en acción-, han puesto también varias canchas de tenis, baloncesto y voleibol, una piscina, una sala de cine, gimnasio, biblioteca y todo lo que pueda venirles bien para que crezcan contentos pensando cada minuto de su vida en fútbol. Cocineros cuidan de su nutrición y médicos, de su salud. Tienen que estar perfectos para cumplir la misión que les ha encomendado Jinping.

La Asociación de Fútbol de China ha visitado a los principales clubes del mundo para ver cómo trabajan, cómo llevan sus viveros, y para firmar convenios de colaboración con destacadas entidades, del Real Madrid al Chelsea, pasando por el Bayern de Múnich, para llevar a China a entrenadores cualificados que ayuden a mejorar técnicamente a estos futbolistas incipientes. Aunque los técnicos, que alaban su empeño, chocan con una realidad: su inoperancia táctica. Es una cuestión cultural. Su educación confucionista no tiene concesiones con la espontaneidad. No permite que se cuestione lo establecido. Y así, sin fomentar la libertad individual, es muy complicado que aflore la creatividad, un factor que marca la diferencia.

Las tres fases

El plan de Jinping, desarrollado por la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo -el principal órgano de planificación económica- tiene tres fases. La primera, que acabará el año que viene, pretende desarrollar el fútbol base para llegar a las 20.000 escuelas y más de treinta millones de niños de Primaria y Secundaria practicándolo. La segunda, que va de 2020 a 2030, pretende llevar a su selección femenina de nuevo a la élite -en 1999 logró ser subcampeona mundial- y que la masculina se codee con las mejores de Asia, al tiempo que la cifra de escuelas crezca hasta que llegue a haber una por cada diez mil habitantes. El segmento final, la tercera fase, de 2030 a 2050, aspira a culminar con el país convertido en una potencia mundial. La Superliga china, mientras, ha multiplicado su gasto en fichajes en un 1.000% . Y suspiran por tener a Messi algún día, aunque sea ya retirado. Porque, en el fondo, todos quieren ser como Messi.

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