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A. AGUILAR
Sin techo en Granada: «Prefiero ir a la cárcel que volver a la calle. Te destruye poco a poco»

«Prefiero ir a la cárcel que volver a la calle. Te destruye poco a poco»

Su vida ha sido un peregrinar por centros de desintoxicación y temporadas de okupa. Desde hace cuatro meses disfruta de una casita debajo de la Alhambra granadina frente al popular barrio del Albaicín.

antonio corbillón

Domingo, 2 de junio 2019, 09:35

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Desde que a los veinte años la echaron de casa, lleva 30 viviendo de forma intermitente en la calle. La historia de Bárbara es la de un alma sensible a la que le gustan cosas que no suelen dar de comer fácilmente. «Soy polifacética, me gusta escribir poesías, cantar y bailar». Uno de sus últimos textos se lo ha dedicado a su nueva residencia. Su vida ha sido un peregrinar por centros de desintoxicación y temporadas de okupa. Desde hace cuatro meses disfruta de una casita debajo de la Alhambra granadina frente al popular barrio del Albaicín.

Es una coqueta casita con cocina-salón, una habitación, un baño y el lujo de una buhardilla y un par de terrazas. El río Darro canturrea a sus pies. Es una de las diez personas que se han beneficiado de este programa en Granada. Bárbara insiste en que «cada vez que entro en casa me repito lo de 'hogar, dulce hogar'». Charla alegre desde uno de sus balcones durante la visita semanal de Paula Mejías, la técnico que sigue su evolución. «Esto es el paraíso. Nadie me fiscaliza. Solo tengo que aceptar que vengan a verme de vez en cuando, lo cual me encanta».

- ¿Qué pensó la primera vez que cerró la puerta tras de sí y se sintió en su nueva casa?

- Mi inteligencia me decía que era verdad, pero mi cuerpo insistía en que era mentira. No te acostumbras del todo todavía. Te dan esta oportunidad y te parece un sueño. hay gente que no sabe estar en casa pero yo... ¡estoy tan feliz!

Hasta tal punto es difícil asumir esa nueva realidad que Bárbara todavía no ha superado los tics de una mujer sin techo. «Me levanto muchas noches a las cuatro de la mañana para ver en qué banco estoy. No es fácil quitarse de encima el duermevela habitual de cuando estaba en las calles».

Mira al futuro pero no quiere olvidar su pasado. Décadas de intemperie. «Siempre en la calle o de okupa esperando a que te echen. A veces te expulsan cuando lo tienes todo limpio y tus cosas dentro. Me he quedado sin nada muchas veces», rememora Bárbara. Recordar todo esto le sirve para «poder dar las gracias por este presente».

Estar en la calle es «atroz para todos», pero mucho más para una mujer. Y peor aún «si no eres puta o drogadicta».

El futuro cercano lo imagina dedicándose a hacer las cosas que siempre le han gustado. Ella dice ser «polifacética», una palabra que traduce por «poder dibujar, escribir y bailar y hacer todo aquello que no me dejaron mis circunstancias personales». Todo un torrente de creatividad que tratará de que se traduzca en algún tipo de ingreso económico. En esa labor juegan su papel los técnicos del programa Hábitat que tratan de «reconectar» a estas personas con la realidad social de la que se desengancharon hace tiempo.

El único escenario que no contempla Bárbara Galindo es la vuelta otra vez a las calles. «Prefiero antes irme a la cárcel. En las aceras te destruyes de forma paulatina».

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